Fotos: Fieles acuden a Jerusalén para ceremonia del Lavado de Pies y recordar las últimas horas de Jesús
Esta ceremonia de Semana Santa, incluye recordar cuando Jesús estuvo en la Última Cena antes de ser crucificado
Centenares de personas participaron en la ceremonia del Lavatorio de los Pies que, cada Jueves Santo, recrea en el Cenáculo de Jerusalén el gesto que, según el Evangelio, tuvo Jesús con sus discípulos durante la Última Cena, horas antes de ser crucificado.
Un grupo de franciscanos salió en procesión del Monasterio de San Salvador, en el barrio cristiano de la Ciudad Santa, acompañados por numerosos fieles que se sumaron al silencioso recorrido, roto por el sonido de los bastones que portaban dos bastoneros vestidos con uniforme otomano y que marcaban el paso de la comitiva.
Tras pasar por el barrio armenio y atravesar la puerta de Sión, la procesión salió de la ciudadela y alcanzó el Cenáculo, que hoy en día se encuentra extramuros, donde unos doscientos fieles habían conseguido entrar y hacerse hueco en la reducida y humilde capilla donde tuvo lugar la ceremonia.
El custodio de Tierra Santa, el padre Francesco Patton, se despojó su elegante vestidura y con una túnica blanca, entre el incienso y a la luz de las velas encendidas en la sala, se dispuso a lavar los pies de doce niños de la parroquia de San Salvador, provenientes de varios barrios palestinos de Jerusalén.
Tras el lavatorio, los participantes oraron, dieron las gracias y rezaron un Padrenuestro, que se repitió en los diferentes idiomas entonados por los peregrinos procedentes de varios lugares del mundo que quisieron participar en la ceremonia de recuerdo de las últimas horas de Jesús.
Al concluir el lavatorio en el Cenáculo, que la tradición marca como residencia de la primitiva Iglesia católica, los franciscanos y fieles se dispersaron.
Irma y Norma, dos creyentes cristianas llegadas desde California, pero originarias de México, viajan en compañía de una treintena de peregrinos que ha querido vivir la experiencia de pasar la Semana Santa en Tierra Santa.
“Es la segunda vez que vengo y estoy encantada, feliz”, asegura con una gran sonrisa Irma, que dice participará en el resto de celebraciones.
Estas continúan con la Hora Santa, una larga oración en el huerto de Getsemaní del Monte de los Olivos, que aloja la roca sobre la que Jesús vivió su Pasión, debatiéndose entre el temor y el deber, y se rindió a la voluntad de su Padre antes de ser arrestado por las autoridades, cuentan las escrituras.
Mañana, los fieles volverán a recorrer las callejuelas de la Ciudad Vieja, esta vez, para recrear el Vía Crucis, que recorre las catorce estaciones que marcaron el camino de Jesús hasta la cruz.