Editorial: ¡No a la destrucción de las familias!
La separación familiar también puede ser inconstitucional
Las familias inmigrantes son las más sufridas con la política de mano dura de la administración Trump. La separación de este núcleo ahora se usa como castigo y advertencia.
Ya es oficial la política del Departamento de Seguridad Interna (DHS) de separar las familias con menores de edad detenidas en el cruce fronterizo. Los adultos serán enviados al sistema judicial regular para ser procesados y condenados. Los menores de edad serán puestos bajo custodia de la Oficina de Reubicación de Refugiados en el Departamento de Salud y Recursos Humanos (HHS).
Como suele ocurrir con otros aspectos, cuando se habla de inmigrantes, de indocumentados, se ignoran hasta los valores y principios más fuertes. En este caso la defensa tradicional de la unidad familiar se despedaza sin inconveniente. Los valores se tiran por la ventana como si la condición humana no existiera por falta de papeles.
La idea detrás de la nueva política es desalentar el arribo de familias con la perspectiva de que padres e hijos serán separados. Lo que se pierde es el motivo por la cual las madres pasan todos los riesgos imaginables para buscar refugio en Estados Unidos.
La muerte de una hija es una posibilidad mucho peor que la separación para un padre. Una madre con tal de evitar que su hijo sea asesinado por pandilleros hace hasta lo imposible para impedirlo. Este es el contexto con el arribaron a la frontera sur de nuestro país muchas familias integrantes de la caravana.
Las personas que se presentan solicitando asilo no serán castigados con la nueva política. Los que sean detenidos en el cruce ilegal serán separados, incluso si piden asilo en ese u otro momento del proceso.
La obligación asumida por Estados Unidos, como parte de un tratado internacional, para considerar las peticiones de asilo no establece que para ello haya una determinada puerta abierta en horario de oficina. La esencia de la solicitud de asilo es la urgencia, la desesperación. Luego se ve si hay es una situación válida para recibir asilo.
La nueva política implica que la Oficina de Reubicación de Refugiados tendrá una mayor cantidad de menores de edad a su cargo. Esto debe ser motivo de preocupación. La labor de la Oficina hoy es ubicar a los menores con familiares o auspiciantes. Este trabajo lo ha realizado irresponsablemente.
A fin de abril el secretario adjunto interino para Niños y Familias de HHS dijo que el año perdieron el contacto con 1,475 menores entregados a auspiciantes. El sistema de reubicación y contactos posteriores se estableció después de hallarse hace unos años que algunos de estos niños eran explotados laboralmente con mano de obra esclava.
La separación familiar también puede ser inconstitucional. De lo que se sabe que en estas condiciones es una experiencia traumática para los menores, que el gobierno carece la capacidad para ser responsable de ellos y que como política es tan ciega como inhumana.