Mujer que suplicó ser deportada celebra que la cárcel en la que fue recluida cortó con ICE

"Para mí y muchos más, esto es una victoria", aseveró la hondureña expulsada

Inmigrantes recluidas caminan en el patio de ejercicio de un centro de detención.

Inmigrantes recluidas caminan en el patio de ejercicio de un centro de detención. Crédito: PAUL J. RICHARDS | Getty Images

El sheriff del condado de Contra Costa, en el norte de California, ayer anunció que dentro de 120 días cortará sus vínculos con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), el cual pagaba seis millones de dólares al año por recluir a inmigrantes en el Centro de Detención West County.

En un comunicado, el vocero de ICE lamentó la decisión, diciendo que esta perjudicará tanto a la agencia como a las personas detenidas, quienes tendrán que ser trasladadas a sitios más alejados de sus familias y abogados.

Sus declaraciones, sin embargo, pasan por alto el hecho de que varios detenidos han denunciado las condiciones dentro de las instalaciones. Uno de esos inmigrantes fue Dianny Patricia Menéndez, de origen hondureño, quien terminó suplicando que la deportaran.

Menéndez fue expulsada de Estados Unidos en octubre de 2017. Antes de ser deportada, informó que a ella y otras presas se les obligaba orinar y defecar en sus celdas, las cuales no contaban con escusados. Incluso, en entrevista con The San Francisco Chronicle, Menéndez dijo que a veces se les mantenía encerradas hasta por 23 horas.

Sus declaraciones desencadenaron un sinnúmero de manifestaciones. Incluso, varios servidores públicos exigieron respuestas por parte del sheriff, y el fiscal general de California, Xavier Becerra, inició una investigación sobre las condiciones en el centro de detención.

Como respuesta, el sheriff, David Livingston, le puso un alto a las visitas semanales de un grupo que vigilaba el reclusorio. También ignoró la petición del alcalde de Raymond, quien solicitó darle un recorrido a las instalaciones. Y después de que 27 mujeres firmaron una carta quejándose de maltrato, el departamento del sheriff presuntamente realizó una investigación y determinó que “casi todas las quejas” carecían de fundamento.

Al enterarse de que ya no se recluirán inmigrantes en el Centro de Detención West County, Menéndez dijo “sentirse muy feliz porque…la gente detenida por ICE ya no estará siendo expuesta a ese trato tan inhumano”.

“Celebro esta noticia con lágrimas de felicidad…porque para mí y muchos más, esto es una victoria”, agregó en entrevista con el antedicho diario.

Al ser deportada, Menéndez, quien ahora cría cerdos en Santa Cruz de Yojoa, fue separada de sus dos hijos estadounidenses: una joven de 18 años y un niño de 12 años. Ellos viven con unos parientes en Los Ángeles. Menéndez no sabe cuándo los volverá a ver. 

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