Diócesis de San José compra casa de $2.3 millones para obispo retirado
Patrick J. McGrath, de 73 años, pasará su vejez en un codiciado vecindario de Sillicon Valley
La decisión del obispo de San José, Patrick J. McGrath, de comprar una casa de $2.3 millones de dólares y cinco habitaciones en el codiciado vecindario Willow Glen de la diócesis de San José despertó algunas sospechas entre los 640,000 feligreses, dada la misión de caridad de la iglesia.
“Es mucho dinero”, admitió McGrath, de 73 años, añadiendo que la decisión de hacerse con esta casa de 3,269 pies cuadrados en Sillicon Valley no sentara bien a algunos.
“Parece muy inapropiado que este gasto se haga en muchos niveles”, dijo un feligrés que pidió no ser identificado para evitar dañar las relaciones con otros católicos. “Nuestra diócesis no cuenta con los fondos suficientes”.
Pero Liz Sullivan, directora de comunicaciones de la Diócesis, dijo que “la Diócesis de San José es responsable de pagar la vivienda del obispo y sus costos de mantenimiento cuando se retire”, con lo que esto solo fue “seguir la política establecida por el Consejo de Estados Unidos de Obispos Católicos”.
Según McGrath, la Diócesis compró la casa de Willow Glen con dinero de un fondo estrictamente dedicado a la vivienda de obispos retirados y de la venta de un condominio en Menlo Park, donde su predecesor, el obispo retirado Pierre DuMaine, había vivido antes de mudarse a la vida asistida. Y añadió lo siguiente: “Cuando yo ya no esté, la casa se puede vender. Es una buena inversión en ese sentido. Probablemente dé más dinero de esta manera que si estuviera en el banco”.
El obispo es consciente de los problemas de asequibilidad de la vivienda: “Demasiados niños y familias viven en autos o se triplicaron con otras familias en hogares pequeños porque no pueden pagar la renta por sí mismos”, dijo un artículo de 2016 en coautoría de McGrath que citaba al Papa Francisco declarando que “no hay justificación moral o social, ninguna justificación, por la falta de vivienda”.
El Papa Francisco, entretanto, ha rechazado los apartamentos papales tradicionales en el Palacio Apostólico por una escasa habitación en la casa de huéspedes del Vaticano. Y ha instado a los obispos a demostrar “la simplicidad exterior y la austeridad de la vida” y evitar “la psicología de los príncipes”.