Detienen deportación de inmigrante hondureño arrestado tras denunciar a familiar por abuso de su hija
Su familia y hasta su abogado pensaban que ya lo habían deportado, cuando recibieron la sorpresa de que le dieron una oportunidad
Cuando estaba a horas de que lo subieran a un avión en Arizona con rumbo a su natal Honduras, Marcos Villanueva logró que un juez federal detuviera su deportación, y le diera la oportunidad de apelar su caso.
El abogado en migración, Williard Bakeman, confirmó a La Opinión que el juez Jesús Bernal de Santa Ana aprobó un aplazamiento de emergencia de su deportación para continuar con la apelación
Su familia y hasta su abogado daban casi por un hecho su remoción de Estados Unidos, ya que el martes en la madrugada fue sacado del Centro de Detención James A. Musick en la ciudad de Irvine, en el condado de Orange, y trasladado a Arizona para ejecutar su deportación. Pero ese mismo día por la tarde-noche ocurrió el milagro y se detuvo la deportación.
El juez dijo que si hubieran deportado al inmigrante hondureño sin una audiencia adecuada, hubieran privado a Villanueva de sus derechos constitucionales, y probablemente habría resultado en una deportación equivocada a Honduras donde habría sido expuesto a la muerte o tortura.
Jenie Villanueva, esposa del inmigrante, dijo que el martes ya tarde su esposo se comunicó con ella desde un Centro de Detención de Arizona para decirle que no le iban a mandar a Honduras en el vuelo nocturno. Después el abogado le llamó para informarle del aplazamiento de la orden de deportación.
El defensor dijo que espera que a Villanueva lo traigan de regreso al Centro de Detención James A. Musick de Irvine.
Su detención
El inmigrante fue arrestado por el Servicio de Migración y Control de Aduanas (ICE) el 8 de agosto en la ciudad de Anaheim, cuando iba con su esposa a comprar un café, un mes después de enfrentar en la corte a un familiar que supuestamente abusó a su hija.
El abogado Bakeman dijo que sospechaba que los agentes del ICE localizaron a Villanueva debido a un pitazo que les dio ese familiar a quien acusaron de asalto sexual contra una de sus hijas.
“Él se presentó a la corte en julio, y en agosto fueron y lo arrestaron. No es una coincidencia. Sospecho que el tío acusado de abusar a la niña avisó al ICE, y a cambio de denunciar a Marcos, le eliminaran los cargos”, dice.
“Nunca en mi carrera me había tocado ver un caso donde se actuara con tanta agresividad y urgencia para deportar a una persona sin récord criminal”, había dicho el abogado Bakeman.
El 30 de septiembre un juez le negó a Villanueva una moción para abrir su caso, sin considerar sus temores a perder su vida si regresa a Hondura.
Jenie lamentó que la corte no haya podido hacer nada contra el hombre que presuntamente atacó a su hija, por falta de evidencias, pero sí se llevaron detenido a su esposo, quien no tenía antecedentes criminales.
En julio, un juez desechó las acusaciones contra el tío que presuntamente abusó de la hija menor de la pareja. Pero la pequeña continúa recibiendo terapia. Sus padres se enteraron del abuso cuando representantes de la escuela a la que asiste la niña fue a su casa a avisarles.
Villanueva tenía en sus antecedentes una orden de deportación en ausencia que le dieron en 2005 porque falló a un citatorio de la corte que no tenía fecha ni lugar donde debía presentarse. “Era un citatorio defectuoso”, expone su abogado.
La esposa del migrante teme por la vida de su esposo si es deportado, ya que Villanueva fue testigo del asesinato de un amigo cuando vivía en Honduras, y él tiene mucho miedo de regresar.
“Nosotros estamos pagando 60 dólares al mes a las pandillas para que no hagan daño a la hija de 14 años que se quedó allá y a la madre de Marcos”, explicó Jenie.
Villanueva de 40 años es padre de tres hijas de 18, 14 y 12 años. La menor nació en Estados Unidos, y la de 14 vive en Honduras. Marcos trabaja en la pintura, y su esposa Jenie en una empacadora de cigarros.
El hondureño lleva 13 años en el país. Desde agosto y casi por tres meses, estuvo detenido en un centro migratorio.
Su esposa lo había visto mal durante las visitas al centro de detención. “Está demasiado delgado. Pesaba 215 libras y ahorita está pesando 155”, dijo.