Vendedor ambulante se encarga de organizar a compañeros para luchar por sus derechos

La necesidad lo hizo vendedor, las injusticias activista y luchador por los derechos en la industria irregular

Miguel Ángel Pérez es un apasionado de las ventas. (Jacqueline García)

Miguel Ángel Pérez es un apasionado de las ventas. (Jacqueline García) Crédito: Impremedia

Con voz calmada pero firme, Miguel Ángel Pérez, de 46 años, asegura que últimamente su trabajo no solo consiste en vender juguetes afuera de los museos de Exposition Park, pero también se encarga de organizar a los demás vendedores ambulantes.

“Aquí hay como 35 o 36 vendedores que estamos todos los días”, dijo Pérez, quien contó que últimamente la policía ha sido más comprensiva con ellos.

“Antes venían y les daban hasta dos o tres tickets por semana a algunos vendedores y eso es injusto porque uno no está haciendo nada malo”, aseveró Pérez. “También les quitaban las cosas y se las tiraban”.

Tras enterarse de esas injusticias, Pérez decidió involucrarse con el grupo de vendedores ambulantes de la East LA Community Corporation (ELACC) para conocer sus derechos.

Eventualmente se dio a la tarea de informar a sus compañeros y enfrentar a la policía cuando ellos querían intimidarlos.

“A mí me han llevado a la oficina del museo y me dicen que me van a arrestar pero yo me defiendo con mis derechos y me han dejado ir”, contó Pérez.

Miguel Ángel Pérez llegó de Guatemala hace 15 años. (Jacqueline García)

El hombre asegura que desde que entró en vigencia la ley para permitir a los vendedores ambulantes vender en las calles, la policía y los museos han sido más comprensivos pese a que lugares como el Exposition Park y Hollywood no son parte de la jurisdicción de la ley.

“Yo pensé que este lugar iba a entrar en la ley pero no entró”, dijo Pérez quien ha vendido juguetes en esa área por los pasados ocho años.

El vendedor dijo que las conversaciones con los funcionarios de los museos continúan, pero él luchará para que se permita que los vendedores ambulantes continúen vendiendo su mercancía en las afueras de los museos.

 Un aventurero sin temor

Pérez de nacionalidad guatemalteca, dijo que llegó a Estados Unidos hace unos 15 años tras cruzar por si solo todo el país azteca y al llegar a la frontera Tijuana/San Ysidro, un coyote le ayudó a cruzar.

“Cuando el coyote me trajo me dejó ahí en la Placita Olvera. Yo no conocía a nadie y me tocó dormir ahí”, relató Pérez quien no contaba con familiares ni amigos en la ciudad angelina.

Poco después se relacionó con otros hombres del área y uno de ellos le ofreció rentarle un cuarto.

“Y así es como comencé a trabajar al poco tiempo en la costura de mezclilla”, contó Pérez, quien eventualmente trajo a su esposa y a dos de sus cuatro hijos.

Pérez, quien siempre ha sido un apasionado de las ventas, comenzó a darse a la tarea de vender juguetes los fines de semana. Eventualmente se dio cuenta que ese negocio eran mucho mejor que su cansado trabajo en la maquiladora.

Así que decidió dejar su empleo y convertirse en vendedor ambulante a tiempo completo.

“En la venta me sale bien. Y lo mejor que yo puedo tomarme mi tiempo y hacer mis horarios”, reconoció Pérez. “Los fines de semana son los más ocupados”.

Sin embargo, Pérez no solamente se mantiene de las ventas de juguetes en su carrito, también es dueño de un pequeño negocio ambulante de artesanías.

“Tengo mi tiendita de artesanías y me pongo en los festivales y eventos públicos donde rento mi espacio”, dijo Pérez. “También para el fin de año vendo mis artesanías allá en la Central y Olympic, donde venden piñatas. Y si llueve vendo sombrillas”, añadió con una sonrisa.

Pérez dijo que disfruta ser vendedor ambulante y es por eso que lucha para que los vendedores tengan libertad de vender.

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