‘Al gobierno de México le debo estar detenida’, madre arrestada por ICE
Lleva 14 meses en el Centro de Detención de Musick; inmigrante hace un llamado urgente por asistencia legal en el Noveno Circuito
Flor Estela García Flores bajo custodia del Servicio de Migración y Aduanas (ICE) en la cárcel James A. Musick del condado de Orange, desde el 2 de marzo de 2018, separada de sus tres hijos y su esposo, culpa al gobierno de México de su larga detención.
“Yo estaba saliendo de mi hogar para llevar a mis hijos a la escuela. Eran aproximadamente las 8:30 a.m. Mis hijas estaban subiendo a la camioneta. Yo solo alcancé a ponerle el cinturón a la más pequeña cuando vi que unos seis agentes venían hacia mí. Parecía una pesadilla, pero no”, recuerda.
Flor Estela dice que no podía creer que lo que siempre leyó y miró en las noticias, le estaba pasando a ella. “Me trataron como una delincuente. La peor de todas. Cuando yo era solo una madre que dedicaba cada minuto de su vida al cuidado de sus hijos, de su familia. No tengo un récord, no tengo tickets, participaba activamente en las actividades y tareas escolares”, dice.
Después de estar detenida por 14 meses, Flor Estela de 45 años se siente perdida. Ella es una inmigrante de Chihuahua, México. Tiene un hijo de 16 años, una niña de 9 y una menor de seis. Las dos últimas nacieron en Estados Unidos. La de seis años tiene problemas del lenguaje, y ha sido la más afectada con la ausencia de la madre.
Por qué la detuvieron
Todo comenzó en México, cuando Flor Estela trabajó en una empresa por más de nueve años como cajera. “Pedí mi liquidación porque el trabajo era demasiado absorbente y tenía un bebé de dos años. El último día que trabajé ahí, se me hizo una auditoría y todo salió bien. Me llevaron a la Junta de Conciliación y Arbitraje en la que quedó establecido que la relación laboral terminaba”.
Al paso de los meses recibió una llamada de la contadora para decirle que les estaban haciendo una acusación de robo. “El juez descartó el robo, pero luego presentaron otra acusación de abuso de confianza que tampoco procedió”, expone.
En 2006, Flor Estela y su esposo José Luis Silva decidieron venir a Estados Unidos con una visa de turista, pero se quedaron a vivir y a trabajar en la ciudad de Fontana, en el condado de San Bernardino, con la esperanza de una mejor vida. “Mi esposo ya había venido y trabajado antes”, indica.
Por más de una década, su vida transcurrió normal hasta que fue detenida por los agentes de migración. Días después durante una audiencia en la corte para pedir una fianza y salir libre, le informaron que no se la podían dar fianza porque tenía una orden de arresto del gobierno de México. “Me sorprendí tanto, quise morirme, no podía creer que esto me estuviera pasando”.
En noviembre de 2017, se activó una orden de captura para la Interpol que fue ejecutada por los agentes de migración en marzo de 2018. En Chihuahua, la familia de Flor Estela se movilizó y contrató un abogado quien logró que el caso de la vieja acusación de robo se cerrara en febrero de 2019.
Aunque resolvió sus problemas en México, las cosas se le complicaron a esta inmigrante mexicana porque no consiguió de nuevo que le aprobaran la fianza para salir libre, ya que no había salido de México la orden de liberación de cargos.
“Tuve que esperar a que hubiera un cambio de gobierno para que un magistrado determinara que la acusación debió cerrarse desde 2016, y no tenía porque haberse girado una orden a la Interpol en 2017”, agrega.
A pesar de todo el esfuerzo, Flor Estela está a punto de un colapso nervioso, ahogándose en su pena.
“Aún cuando tengo en mis manos la determinación del magistrado de mi país. Sigo aquí encerrada. Nadie me escucha. He pedido a gritos que venga a verme alguien del Consulado de México en Santa Ana para ver cómo me pueden ayudar, pero no he tenido respuesta. Por el gobierno de México estoy aquí encerrada. Yo no existo para ellos. En realidad, los consulados nunca nos han ayudado a los mexicanos. Todos los servicios que nos dan, los cobran”, se lamenta.
Todas sus apelaciones para salir libre y reunirse con su familia han terminado. Su caso está ahora en el Noveno Circuito. “Para esta lucha ya no tengo abogado. Ya no tenemos dinero. Los días se agotan para apelar esta decisión. Yo solo envié una solicitud al Noveno Circuito para que se parara mi deportación, se revise mi caso y no se me cobre el costo de la aplicación”, explica.
Durante los 14 meses que Flor Estela lleva detenida no ha podido ver a sus hijos y a su esposo porque no quiere que la vean con el uniforme que les ponen a los inmigrantes en la cárcel Musick.
“Cada instante en esta detención ha sido terrible. Me siento muerta en vida. Para mi no son importantes las condiciones en las que yo estoy aquí. Si la comida es buena o mala. Si nos dan de comer todos los días bolonia (mortadela). Lo único que me ha sostenido es la esperanza de volver a ser la mamá que mis hijos necesitan. Mis hijos me duelen. Me duele el dolor que ellos pasan”, dice llena de tristeza.
El único apoyo que ha tenido Flor Estela ha sido su esposo con quien habla a diario por teléfono.
Con el alma rota, hizo un llamado al presidente de México Andrés Manuel López Obrador para que la ayuden. “El gobierno de México es el que me tiene al borde de la deportación. Por qué el mismo gobierno que actuó mal, no me ayuda y me ponen en libertad. Yo no quiero ser deportada. Mi familia estaría dividida”, dice.
Flor Estela hizo también una petición desesperada a algún abogado u organización proinmigrante para que la ayuden con su caso en el Noveno Circuito. “Pagar a un abogado significaría que dejáramos de comer”, subraya su esposo José Luis.
El Consulado se defiende
El cónsul de México en Santa Ana, Mario Cuevas señala que ellos han estado en contacto con Flor Estela, pero desafortunadamente no tienen para pagarle un abogado que la defienda en su proceso de apelación en el Noveno Circuito.
“No tenemos dinero y no nos daríamos abasto. Lo que hacemos es referirlos a abogados acreditados por la Barra de Abogados que les dan tarifas más bajas”, indica.
Añade que las alertas -fichas rojas- de detención no las expiden los consulados, ni cuentan con información de cuándo se van a ejecutar.