La lengua fría ecuatorial, el misterioso lugar del Pacífico donde el agua no se calienta como en el resto del planeta
Frente a las costas de Perú, hacia el Ecuador, una porción del Pacífico oculta un misterio
Frente a las costas de Perú, hacia el Ecuador, una porción del Pacífico oculta un misterio.
Y es que si los glaciares se vuelven agua, los polos se derriten, las ciudades de medio mundo viven olas de calor y los mares se calientan, en esa zona las cosas parecen seguir otro patrón.
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Le llaman la “lengua fría ecuatorial“, una zona en el este del Pacífico cuyas temperaturas se mantienen por debajo de otras áreas de los mares del mundo.
Pero ese no es el fenómeno que desconcierta a los expertos.
De hecho, se sabe que siempre ha estado más fría que el resto del Pacífico.
Y es que, por la propia circulación de la atmósfera, los vientos alisios, que se mueven de este a oeste, arrastran el agua caliente de la superficie, lo que hace que la más fría de las profundidades ascienda.
Sin embargo, la gran incertidumbre que no se ha logrado explicar por años es por qué la lengua fría ecuatorial no se calienta como todos los estudios indican que debería suceder.
De hecho, los cálculos matemáticos y los modelos de pronóstico con computadora indican que debía haberse calentado en 0,8 ºC o más durante los últimos 60 años, pero en realidad apenas ha superado los 0,4 ºC.
Mientras en otras zonas del mundo los modelos aciertan en cuanto al calentamiento oceánico, por alguna razón, esa zona al noroeste de Perú es la excepción: no ocurre como los números dicen que debía de ser.
Ahora, un equipo de la Universidad de Columbia en Estados Unidos parece haber dado con algunas claves que explican ese fenómeno.
El estudio, publicado en la revista Nature Climate Change, señala que el comportamiento anómalo de la lengua fría puede ser compatible con los modelos de calentamiento global.
¿Por qué importa la lengua fría ecuatorial?
La temperatura de la lengua fría interesa a los científicos no solo por una cuestión de curiosidad meteorológica.
De hecho, tiene un papel fundamental en el clima global: es uno de los factores que influye en el evento El Niño-Oscilación del Sur (ENOS), un patrón natural que causa el enfriamiento o el calentamiento de la superficie del Pacífico oriental.
En dependencia del ciclo en que se encuentre El Niño, las fuertes lluvias o las grandes sequías pueden asolar gran parte de América, Asia y África oriental.
De ahí que velar por esta lengua fría resulte un interés de primer orden para los analistas del clima de nuestro planeta.
¿Por qué no se comporta de acuerdo a los modelos?
Los investigadores han asumido tradicionalmente como norma que cualquier discrepancia entre las temperaturas reales y las predichas por los modelos climáticos obedece a la variabilidad natural de nuestro planeta.
Pero durante años, los modelos climáticos de calentamiento global -simulaciones computarizadas de lo que se espera que suceda en la Tierra por el aumento de los gases de efecto invernadero- han sugerido que la lengua fría debía haber comenzado a calentarse hace décadas.
Y que, en efecto, debería seguir calentándose ahora.
En este caso, la explicación de una variabilidad natural mantenida por tanto tiempo no resultaba una explicación lógica para muchos investigadores.
Y de hecho, su ejemplo fue utilizado por muchos que negaban el cambio climático o el calentamiento global.
¿Qué descubrió el nuevo estudio?
Para estudiar la lengua fría ecuatorial, Richard Seager y su equipo de Columbia utilizaron modelos simplificados que aislaban las dinámicas fundamentales del sistema océano-atmósfera del Pacífico tropical.
Como consecuencia, encontraron que modelos más simplificados sí reflejaban que el comportamiento real de la lengua fría era consistente con el aumento de los gases de efecto invernadero.
Y es que, según el estudio, los patrones utilizados recientemente para analizar la lengua fría han sido tan complejos que no han tenido en cuenta sus condiciones reales.
O se calculaban con temperaturas demasiado frías o mostraban la lengua en posiciones demasiado al oeste, lo que afectaba también los cálculos, por tomar patrones errados de humedad relativa o velocidades del viento.
Pero más allá de evidenciar que los modelos estaban equivocados, el mayor hallazgo del estudio es que los gases de efecto invernadero también están afectando una región del mundo que es vital para mantener el clima del planeta.
¿Cuáles son las implicaciones del estudio?
Según le explicó Seager a la revista State of the Planet, de la Universidad de Columbia, si se comprueba que su estudio está en lo correcto, implicaría que el ENOS cambiará en amplitud, frecuencia y otras formas, lo que podría tener un impacto negativo para la vida en la Tierra.
“Si tenemos razón, el Pacífico tropical se está moviendo a un estado donde las aguas se están calentando en todas partes pero no en la lengua fría (…), entonces el ENOS cambiará casi seguramente en amplitud, frecuencia y otros formas”, afirmó.
De acuerdo con el especialista, el hecho de que la lengua fría no se caliente como lo esperado tendrá un impacto en las sequías en el sudoeste de América del Norte y en la parte subtropical de Sudamérica y África oriental.
Por lo que, según sus predicciones, los efectos podrían ser peores de lo que sugieren los modelos más complejos.
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