Niño michoacano hace tarea en la calle, se vuelve viral y le dan beca

El 47% de los hogares en México sufre de abandono de los padres

MEXICO – Eduardo Rafael tendió un par de cartones sobre el empedrado de la banqueta; en el más pequeño, puso su súeter colorado y la mochila; en el otro, un libro y un cuaderno y se extendió sobre él. A un costado, colocó una caja con mazapanes por si alguien quisiera comprar el dulce mientras él sumaba y restaba, leía, comprendía…

El muchacho, estudiante de secundaria, usó la calle como un escritorio improvisado para sus deberes mientras su madre, hacía lo suyo como vendedora ambulante entre los coches y la muchedumbre de donde surgió una persona que, con teléfono en mano, filmó la escena del niño concentrado, lápiz en mano y hojas de papel a su alrededor.

“No me gusta dejarlo solo, hay mucha gente mala por ahí”, pensaba Yolanda Hernández, madre del adolescente y de otra niña de 10 años a quienes cría sola como madre soltera en Morelia, la capital del estado de Michoacán.

De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Geografía e Informática, el 47% de los hogares en México sufren del abandono de los padres, esto es, falta de presencia física y económica por lo que las madres terminan haciéndose cargo de los hijos. Algunas optan por dejarlos en casa a cargo del mayor o solos a su libre albedrío cuando no pueden llevarlos al trabajo. O no quieren.

Yolanda, sin un jefe ni reglas para moverse, prefiere llevarlos. Día a día, se levanta, despierta a los chicos, los manda a bañar y a la escuela. Al salir de clases la alcanzan en alguna esquina. Entre el trajín del día a día, también se aprende: las autoridades le dieron fe: Eduardo tiene un promedio de 9.

Tímido y formal, el muchacho no se dio cuenta aquella tarde que lo grabaron. Tampoco supo que su imagen se volvió viral en las redes sociales como ejemplo de perseverancia y resistencia para sobresalir entre la adversidad. “Así se hace”, escribieron algunos. “Esto también es México, escribieron otros”.

Los días pasaron rápido en los últimos días de este ciclo escolar. Eduardo Rafael siguió en su rutina banquetera hasta que se rompió una tarde de la segunda semana de julio, cuando comenzaron a llegar cámaras de televisión, grabadoras y micrófonos, luces, reporteros, fotógrafos. Su primera reacción fue correr en busca de su madre, luego, comenzó a hablar, a contar su historia y salió el director de su escuela y dijo que era un chico de excelencia y hasta alguien se ofreció para ser “su padrino”.

Fue el secretario de Educación Pública del estado, Alberto Frutis. El funcionario dijo que le daría una beca cuyos fondos provienen de la Secretaría de Educación Pública y un banco. No aclaró por cuánto tiempo aunque prometió continuidad: “Para algo son los padrinos, ¿no?”, dijo en conferencia de prensa.

Porque el muchacho quiere ser ingeniero eléctrico o futbolista, aunque aún es prematuro para determinar y, por lo pronto, el objetivo de todos (secretario, madre, usuarios de redes) es evitar la promesa deje los estudios como cuatro de cada 10 jóvenes que, por las adversidades de la vida o falta de interés, dejan la escuela en educación básica o media.

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