Elecciones estadounidenses 2020: un voto contra el sistema
La gente todavía quiere un cambio al establecimiento político de Estados Unidos, para realizar la transformación que hace cuatro años Donald Trump prometió, pero que nunca cumplió.
Donald Trump les falló y ahora será muy complicado que se reelija porque la clase media blanca sigue herida. Sigue estando sin un empleo que pague lo suficiente para poder sobrevivir; mientras la corrupción lejos de limpiarla como prometió, la llevó a lugares inimaginables.
La caída de Trump no tendrá nada que ver con el juicio político que por años los demócratas han insistido en entablar a través de sus medios de comunicación (CNN y MSNBC). Ni aquella teoría que señala a Trump como títere del presidente ruso Putin para que Hillary Clinton no fuera presidenta. O que presionó al presidente ucraniano para que investigase a Biden.
Aunque la economía se ha mantenido fuerte y el desempleo está en uno de sus niveles más bajos del siglo. Trump no será reelecto presidente, porque le falló a la clase trabajadora blanca, aquella que lo llevó al poder sin ni siquiera confiar en él. Trump les mintió y un gran porcentaje de ellos seguirá buscando otra opción.
No olvidemos que hasta cuando Nixon renunció a la presidencia, un 28% de los republicanos estaban a su lado. De la misma forma Trump mantendrá a sus seguidores de hueso colorado; pero el electorado que votó por él a pesar de que no estaba de acuerdo con sus posturas, no lo hará de nuevo.
Donald Trump no tendrá a su lado a quien siendo republicano, independiente o demócrata confió en él y lo ayudó a llegar a la presidencia en el 2016. Todos aquellos que pensaron que, por no ser un político de carrera, y por ser multimillonario, seguramente ayudaría a la clase media. “Trump no necesita robar”, decían.
Si, esas personas que se alegraron de ver a la maquinaria republicana de la familia Bush (petrolera) y a la maquinaria demócrata de la familia Clinton (Wall Street) de rodillas, no volverán a votar por él.
No obstante, esos mismos ciudadanos, que le dieron la oportunidad a Trump en el 2016, siguen buscando a un candidato que ponga de rodillas al sistema político. Es por eso que difícilmente esa opción podría ser un candidato del Partido Demócrata, partido en el que la gente trabajadora dejó de creer hace mucho tiempo.
Es por eso que, en el 2020, las elecciones siguen siendo para cambiar el sistema político que nos ha gobernado desde Ronald Reagan, y no simplemente cambiar de partido. Hasta el momento, la única opción genuina, consistente y honesta que tenemos enfrente es Bernie Sanders. Aquel que el mismo partido y sus dirigentes acusan de no ser lo suficiente demócrata.
Y si es cierto, Sanders no es un demócrata normal.
Agustín Durá es editor de Metro del periódico La Opinión.