Cómo es la Casa Gilardi, la última creación de Luis Barragán, en Ciudad de México

La Casa Gilardi, emblema arquitectónico del afamado mexicano.

Luis Barragán fue un ingeniero civil y arquitecto reconocido por ser pieza fundamental en los proyectos de urbanización que vivió la Ciudad de México en la década de los 40 y 50, tiempo en que desarrolló una serie de complejos de vivienda como: el pedregal de San Ángel, edificios de departamentos en la colonia Cuauhtémoc, el fraccionamiento de Ciudad Satélite, entre otros.

En 1974, tras casi 10 años de retiro, construyó la Casa Gilardi, la última obra de su largo historial. Los publicistas Pancho Gilardi y Martín Luque convencieron al afamado arquitecto de aceptar el proyecto, luego de que éste viera en el terreno una jacaranda que lo cautivó y despertó en él su capacidad creativa para mantenerla dentro de lo que sería su nuevo ambiente artístico.

Enclavado en el barrio de San Miguel Chapultepec, la fachada de la vivienda es inmediatamente identificable por su brillante color rosa y las líneas que definen la estructura cúbica del lugar, ambas características primordiales dentro del trabajo del mexicano.

La casa está construida en dos volúmenes fincados en el terreno de 360 metros cuadrados: el espacio principal, el de la entrada, donde se encuentran los servicios y dormitorios; y el del fondo, donde está el comedor y la piscina. Ambos unidos por un pasillo que genera la sensación de abrazar el patio central donde se puede admirar al mítico árbol que enamoró al ganador del premio Pritzker en 1980, considerado como el Premio Nobel de la Arquitectura.

El juego de luces, colores y distribución de los elementos arquitectónicos se vislumbran en cada rincón, empezando por el emblemático pasillo del lugar que une los dos complejos. Un largo corredor rectangular con cristales amarillos opacos que generan de inmediato un ambiente particular de luz natural que no podría haber tenido sin la creatividad del artista.

Alcira Luque, esposa de Martín y actual dueña del lugar, ha respetado el trabajo de Barragán en todos los espacios de la casa, por lo que no se encuentran lugares saturados, sino elementos originales en cada sala que dan la sensación de exacto minimalismo que necesita.

Las escaleras de la vivienda son una muestra de lo anterior, donde se percibe la estética del arquitecto que, al dejarlo sin una baranda, parece levitar sobre la luz cenital que da en los escalones y que permite admirar la huella que su creador dejó plasmada ante un simple elemento estructural de cualquier casa.

Es cierto que todas las salas tienen estos componentes que caracterizaron el trabajo de Barragán, pero la alberca techada es una obra maestra en sí misma.

La piscina que, si bien no es grande en longitud, sí lo es en ingenio y hermosura. Con elementos en apariencia simples y sencillos, se generan sensaciones inexplicables. Una esquina de paredes azules y una columna rosa que, en propias palabras del arquitecto, “no sostiene nada”, generan un efecto de suelo reflejante como si no hubiera agua. Sin mencionar el halo de luz que hace que todo brille y luzca con esplendor.

La casa Gilardi de Luis Barragán, un pequeño ejemplo de la gran obra del artista mexicano.

FUENTES CONSULTADAS:

artblog / arch daily / Arquitectura y diseño / Casa Luis Barragán / Casa Gilardi

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