‘Poner el cuerno’ descalifica a solicitantes de ciudadanía y de ‘green card’
El adulterio, la poligamia y la prostitución podrían descartar a una persona para obtener la residencia permanente o naturalizarse
La infidelidad quedó al descubierto. Crédito: Shutterstock
Uno de los requisitos principales en el trámite de naturalización y para obtener la residencia permanente o ‘green card’ es tener buen carácter moral, lo que se conoce por sus siglas en inglés como GMC (good moral character).
Los funcionarios del Servicio de Ciudadanía e Inmigración (USCIS) son los encargados de determinar si una persona se ha comportado en los límites de la moral durante cierto período legal, es decir, en los años previos a la solicitud hecha para convertirse en estadounidense o residente permanente.
Para ello hacen una revisión de los antedecentes penales y acusaciones legales que son los factores más importantes que influyen para cumplir con el requisito de moralidad.
Pero entre otros aspectos de la vida que se revisan y que impactan en el GMC está el historial de matrimonio, donde se indagan cuestiones de adulterio y poligamia a través registros civiles y de los documentos que se deberán presentar durante la entrevista de inmigración, como actas de matrimonio, divorcios, peticiones de visas y certificados de nacimiento de hijos.
“Un solicitante que tenga una relación extramarital durante el período legal y contribuyó a destruir un matrimonio existente, no puede establecer GMC“, enfatiza el manual de procedimientos de USCIS.
En ese sentido una persona queda descartada de obtener el beneficio migratorio si la causa de un divorcio fue por un acto de infidelidad amorosa, es decir, por “poner el cuerno”.
En cuanto a la poligamia, USCIS refiere que quienes practicaron o practican la costumbre de tener más de un cónyuge al mismo tiempo tampoco pueden cumplir con el requisito de buen carácter moral.
Otra de las cuestiones que impiden establecer el GMC, de acuerdo con el manual de USCIS, es haber estado involucrado en la prostitución como un patrón de conducta, si en más de una ocasión solicitó o intentó solicitar los servicios de prostitutas o de personas con fines de prostitución, o si recibió ingresos producto de esos servicios sexuales.
