Madre denuncia golpiza brutal contra su hija en una escuela de Ridgecrest
La familia exige justicia, pero temen que la agresión se repita; los directivos escolares no quisieron comentar sobre el caso
Aaliyah Gómez Barragán, una estudiante de la secundaria Sherman E. Burroughs, en el pueblo de Ridgecrest del condado de Kern en California, fue brutalmente atacada por otra estudiante dentro del plantel, lo que su madre considera fue un ataque de odio y racismo.
“Me vi obligada a tener que sacarla de la escuela por miedo a que la muchacha la vuelva a atacar, ya que las autoridades escolares no han hecho nada”, dice Veneranda Barragán, la madre de la menor de 14 años.
Ante esta situación, ella decidió también sacar a su hijo mayor de 17 años de la secundaria Burroughs por temor a que el hermano de la muchacha lo agreda.
[jwplayer]1pS76o2E[/jwplayer]
Los hechos ocurrieron el miércoles 19 de febrero en la cafetería de la escuela localizada en la parte alta del Desierto Mojave de Ridgecrest, una población de alrededor de 27,000 habitantes, en su mayoría blancos, con solo un 17.9% de latinos, según el Censo y ubicada a unas 165 millas al noreste de LA.
“Fue a la hora del lunch, como a las 12:30 p.m., mi hija estaba comiendo cuando Tyler llegó a agredirla verbalmente. Cuando mi hija, le dice que la deje en paz, que se vaya hacia allá y señala otro lugar, la muchacha se le va encima a golpes”, narra la madre.
“La golpeó contra la mesa y la siguió atacando hasta derribarla al suelo”.
Tras la agresión en presencia de todos los estudiantes, Aaliyah y su atacante fueron llevadas a la dirección de la escuela por la directora Sandra Castro.
Según relata la madre, su hija empezó a hiperventilar y a sufrir un ataque de asma y pánico.
“La directora no fue capaz de llamar a una ambulancia. Estaba ocupada llenando una hoja de suspensión de clases”, expresó. “Lo único que hizo fue suspender a mi hija y a la muchacha. A mi hija la suspendió de la escuela por un día; y a la otra estudiante, cuatro días”.
La madre agrega que la directora Castro argumentó, para suspender a mi hija, que ella le contestó a la muchacha, dando a entender que la había provocado cuando Aaliyah solo le dijo ‘quítate de aquí. Vete para allá’. Eso sí, la directora le aconsejó a mi hija que no anduviera sola, y que, si alguien le tocaba la puerta de la casa, no abriera”.
Completamente frustrada y preocupada, la madre salió de la escuela y se dirigió con su hija hacia un hospital. “Tenía la cara hinchada, casi no podía caminar. Mi hija me contó que cuando la muchacha la tiró al suelo, sintió que se iba a desmayar”.
Ya en el hospital, de acuerdo al reporte médico, la joven fue diagnosticada con lesiones en la cabeza, cara, cuello y daños en las vértebras cervicales, producto de que le cayó encima a golpes una compañera de la escuela, la lanzó contra el piso, y a puñetazo limpio le lesionó el cuello y la cabeza.
“Las enfermeras no podían creer que otra estudiante le hubiera hecho tanto daño a mi hija, y que no lo hubieran arrestado y levantado cargos”, dice la madre.
Tras el ataque, Aaliyah y su hermano no volvieron a la escuela. “Los dos ya no van. Preferimos que se queden sin estudios a que sufran otra agresión y hasta los pueda matar. No los podemos exponer. Desafortunadamente en Ridgecrest, no hay otra secundaria pública. Hay una privada, pero no tenemos los recursos para mandarlos ahí”.
A seis días de los ataques, la madre comenta que su hija aún está en recuperación de los golpes sufridos. Pero una de las cosas que más le duele es ver la indiferencia de las autoridades escolares, porque eso significa que la agresora puede volver a atacar a otra estudiante y hasta matarla de un mal golpe.
“Ni la directora ni el policía de la escuela me han querido dar el reporte del incidente. En el Distrito Escolar me dijeron que ellos no sabían nada. Fui a la policía de Ridgecrest a tratar de poner una denuncia, pero me dijeron que tenía que ir a Bakersfield. Ahí me hicieron saber que la acusación tenía que hacerse en Ridgecrest”.
Incluso, cuenta que trató de obtener una orden de restricción para evitar que la agresora se le acerque a su hija, pero en la oficina del Departamento del Sheriff le dijeron que la menor tenía que solicitarla directamente y entregarla a su agresora.
“Pero cómo va hacer eso, si queremos protegerla de ella”, cuestiona la madre.
Y confiesa que se siente atada de manos después de que todas las puertas se le han cerrado. “La escuela no me quiere mostrar el reporte ni el video. Los videos a los que he tenido acceso fueron tomados por otros estudiantes”.
Mientras tanto Aaliyah en casa vive con miedo y encerrada. “Aún no sabemos cuáles serán las consecuencias de los golpes internos que ha sufrido”, dice su madre.
“La directora me dijo que mi hija por mucho tiempo le hizo bullying a la niña que la atacó, pero eso no es cierto, ella tiene apenas cinco meses en la escuela porque fue cuando nos mudamos a Ridgecrest.
“Lo que pasa es que están tratando de cambiar las cosas, y quieren que mi hija pase de ser víctima a la agresora, cuando apenas si conoce a su atacante”.
Lo que es más, dice, que la directora le dijo que están investigando a su hija. “Lo único que quieren hacer es intimidarme para que me quede callada. Solo falta que vengan a arrestar a mi hija”, subraya.
La Opinión contactó a Sandra Castro, la directora del plantel que lidió con el problema, pero hasta el momento no ha habido respuesta.
La madre de Aaliyah está convencida de que la agresión a su hija fue un ataque de odio y discriminación tolerado por las autoridades escolares que no quieren hacer nada para prevenir que sigan pasando.
“¿Dónde estaba el policía de la escuela cuando a mi hija la estaban golpeando y casi me la matan? Otras niñas tuvieron que meterse a quitársela de encima”, dijo la madre. “La estudiante es conocida por tener problemas para manejar la ira. Todos los niños le tienen miedo”.
No es justo, expone, que sus hijos se hayan quedado sin ir a la escuela por miedo, y porque no hay quien los proteja. “Lo que le hicieron a mi hija fue un intento de asesinato”.
La secundaria Burroughs pertenece al Distrito Escolar Unificado Sierra Sands. La Opinión pudo hablar con Bryan Auld, asistente del superintendente de recursos humanos del Distrito Escolar, quien dijo que no podían comentar nada sobre los asuntos disciplinarios y de seguridad de los estudiantes por ser confidenciales.