La ley AB 5 continúa afectando negativamente a trabajadores
Empleados independientes buscan una exención en la ley que les permita obtener suficientes ingresos; de no ocurrir, unos ya piensan en mudarse de California.
A casi dos meses de que tomara efecto la ley laboral AB 5 en California, miles de trabajadores independientes han comenzado a sentir los estragos y muchos ya se están quejando, incluso pidiendo que se revoque o se exenten sus profesiones.
Y es que lo que se ha vuelto beneficioso para los conductores de Uber y Lyft, al recibir algunos beneficios si trabajan más de ciertas horas, ha afectado severamente a otras profesiones como escritores, fotógrafos, interpretes, artistas, camioneros y otros creadores independientes.
Uno de ellos es Anabella Tidona, interprete de Los Ángeles, con 10 años de experiencia —incluyendo las áreas judicial y médica—dijo que para los interpretes es muy común trabajar para múltiples clientes.
Ella explicó que es casi imposible ser interprete de un solo cliente ocho horas al día los siete días a la semana.
“A mi nadie me necesita los 365 días del año. Con las agencias que más trabajo son 20 días al año”, dijo Tidona explicando que fácilmente un día puede estar haciendo una interpretación judicial, al otro día una interpretación médica, después reuniones comunitarias, entre otras. Su día no es el mismo a diario como en otros empleos.
“Yo recibo hasta 30 [formas] de 1099 por año y para mi eso esta bien”, aseguró Tidona. “Pago mis impuestos y mi seguro médico por mi cuenta”.
Recientemente Barry Slaughter Olsen y Katharine Allen, ambos traductores, intérpretes e instructores independientes en California y copresidentes de InterpretAmerica, una organización dedicada a elevar el perfil de la interpretación, publicaron una carta abierta haciendo un llamado a los legisladores estatales para solucionar lo que ellos llaman “una falla grave”.
Ellos estimaron que hay más de 5.000 interpretes y traductores en California.
“La mayoría de nosotros trabajamos como contratistas independientes, un modelo que se adapta a los hechos de nuestro trabajo altamente calificado para satisfacer demandas intermitentes, especializadas y a menudo inmediatas”, se lee en la carta publicada el 14 de enero en The Californian.
Adicionalmente explicaron en la carta, que la mayor parte de los traductores, que trabajan por escrito, y los intérpretes, que trabajan verbalmente en tiempo real, no tienen un trabajo permanente con ninguna organización en particular.
“¿Por qué? Porque los lingüistas que hablan húngaro, urdu, hebreo o armenio, por ejemplo, no tienen una demanda permanente. Pero para un jefe de estado visitante, un atleta, científico, refugiado o turista herido, el acceso inmediato a dicha experiencia puede ser una cuestión de gran urgencia”.
La asambleísta Lorena González, autora de la medida, envió un comunicado en respuesta a unas preguntas de La Opinión y sobre su postura al gran número de quejas que han surgido luego de que la ley AB 5 entrara en vigor a principios de año.
Las auditorías estatales encontraron al menos 4,111 casos individuales en los que los intérpretes y traductores estaban siendo engañados a la hora de recibir un salario justo, el Seguridad Social y otros beneficios en su trabajo porque su empleador los identificaba erróneamente como contratistas. Los agentes intermediarios o empleadores en esta industria han estado bajo escrutinio por sus prácticas comerciales mucho antes que surgiera la ley AB 5 o se diera la decisión de Dynamex, dijo la asambleísta en un comunicado.
“Siempre estaré firme con los trabajadores cuando sean tratados injustamente. Estos agentes laborales en la industria de la traducción ganan por el trabajo de cada empleado y evitan pagar al Seguro Social, Medicare, otras compensaciones de los trabajadores y el seguro de desempleo. Los trabajadores merecen algo mejor. Los que se han beneficiado de los frutos del trabajo de otras personas son los que ahora más están protestando”, mencionó González en su respuesta.
No es ‘una chambita’
Tidona dijo que la ley AB 5 identifica a estas profesiones como “gigs”, que se traduce como pequeños trabajos o “chambitas” a lo cual es algo incorrectamente identificado en muchas áreas.
“No es una chambita. Todos tenemos títulos, maestrías y como profesionales queremos tener autonomía”, indicó la interprete.
Los profesionales de idiomas son parte de un mercado global de $53 mil millones, y California se ha considerado el eje central aprovechando la infraestructura académica, de entretenimiento, médica y aeroespacial.
“[Los interpretes] hacemos un trabajo importante garantizando el acceso lingüístico al sistema legal, médico etc. pero la AB5 nos está limitando nuestra libertad de seguir siendo independientes”, dijo Tidona. Ella asegura que el modelo “empleado-empleador” no funciona en su caso y tampoco les molesta en lo más mínimo pagar ellos mismos su seguro médico, vacaciones o días de enfermedad.
“Algunos interpretes, necesitan flexibilidad de ser su propio jefe. Los interpretes no cambiamos la libertad que tenemos por nada”, aseguró Tidona.
La Ley AB 5, que tomó efecto el primero de enero del 2020, establece nuevos limites sobre quién puede clasificarse como un contratista independiente y brindar beneficios como seguro de salud, días de enfermedad y vacaciones pagadas, así como las horas extras trabajadas.
Tidona dijo que, en este caso, la ley es un buen modelo con buena intención, pero desafortunadamente no encaja para todos.
“Nosotros deberíamos tener la exención como la tienen los doctores, los agentes de bienes raíces, abogados entre otros”, dijo Tidona. “Hay trabajadores como Uber y Lyft que si ocupan esas protecciones, pero nosotros no”.
Tidona dijo que el trabajo de interprete, a como estaba antes de la AB 5, se consideraba de clase media donde los interpretes y traductores pueden llegar a ser dueños de su propia casa, pagar su propio seguro médico, sus días libres, así como sus propios impuestos.
Sin embargo, después que tomó efecto la ley, ella ha visto una disminución de aproximadamente el 20% de sus contrataciones y algunos de sus compañeros han visto hasta el 40% de reducción.
“Las agencias prefieren irse a otros estados y no quieren hacer ya más trabajos en California”, dijo la interprete.
Ella dijo que se ha reunido con varios colegas y han hablado con sus asambleístas y senadores para que los apoyen a hacer una exención en la AB 5, sin embargo, les han dicho que ellos no pueden hacer nada porque ellos no la escribieron.
Un grupo ya intentó ponerse en contacto con la asambleísta Lorena González, de San Diego, pero dicen que no han recibido respuesta.
“Si no nos dan la exención esto va a ser muy malo”, dijo Tidona, quien ya esta considerando mudarse de estado.