Cómo preparar a tu hijo para la vida después del coronavirus
No hay precedente de esta situación y por ello debemos poner atención al estado psicológico de los niños

Este es un buen momento para preguntarle a tu hijo sobre sus necesidades y escucharle decir lo que piensa de todo esto. Crédito: Aleš Kartal | Pixabay
Las familias alrededor del mundo están viviendo una dura situación a causa del confinamiento por el coronavirus. Sin quererlo, están a prueba frente a esta difícil circunstancia y aunque pronto todo podría volver a la calma, justo ahora es un buen momento para preparar a los hijos a que regresen a esa vida normal.
Expertos aseguran que la vuelta al mundo real es difícil porque, al tratarse de una situación diferente y sobre todo porque no hay precedente, no sabemos cómo vamos a reaccionar como especie humana. Lo cierto es que tanto adultos como niños debemos tener claro que esta adaptación será progresiva y necesitamos tener pautas.
Y no se trata de como padres, poner atención a los comportamientos sino a las emociones de los más pequeños. Ellos, independientemente de su edad, están en pleno desarrollo de sus habilidades y su personalidad, por ello en este comportamiento repleto de decisiones por quién es, cómo es el mundo y cómo son los demás, es labor de los padres ayudarles a generar un bienestar emocional.
Por eso es que debes ir preparando a tu hijo a la vida después del confinamiento y es preciso seguir algunas pautas que dan comienzo en los hábitos que hay que adoptar para siempre. Por ejemplo el lavado de manos habitual, el no tocar gente, aprender a saludar con la mano levantada o con algún gesto, o desinfectarse las manos antes y después de acudir a una tienda.
Hay que enseñarles de a poco la normalidad del uso del cubrebocas y que será muy común ver a las personas en la calle también con su mascarilla, que esto sucede por seguridad de todos y no necesariamente porque todos estén enfermos.
Un paso importante es informarles de la verdad, no usar rumores ni supuestos que puedan confundirlo o incluso crearles falsas expectativas. Como prometerle una visita al lugar que tanto desean, sin saber si estará abierto o si es seguro acudir. No les digas mentiras para que después no vayas a tener que encontrarlo en desesperación.
Este es un buen momento para preguntarles sobre sus necesidades y escucharlos decir lo que piensan de todo esto. Trata de involucrarlo en los cambios sociales, como hacer equipo para ayudar a otras personas que también lo necesitan.
Mantente atento a las señales que puedan darte pistas sobre su estado psicológico, de sus miedos, de sus palabras, las pesadillas o la ansiedad que provoca separarse de los adultos. Expertos apuntan a que estos comportamientos pueden ser hasta cierto punto lícitas, pero que si se mantienen en el tiempo más de tres meses y empiezan a limitar su vida, debemos buscar asesoramiento para poder ayudarles.