Delicias de El Salvador… pero por Internet

La pandemia empuja a Karla Vásquez a dejar las clases presenciales y a compartir hoy su cultura con los cibernautas

Karla Vásquez busca dejar un legado de la cocina de El Salvador./ fotos: Marisa Sarto.

Karla Vásquez busca dejar un legado de la cocina de El Salvador./ fotos: Marisa Sarto. Crédito: Cortesía

Karla Vásquez ha aprendido a convertir las adversidades en oportunidades.

Cuando hace casi 10 años la diagnosticaron con diabetes tipo 1 y sintió que pusieron una barrera entre ella y la comida salvadoreña, encontró la forma de equilibrar sus recetas y demostrar que su cocina era fresca y saludable.

Hace un par de meses cuando la pandemia la obligó a quedarse en casa y cancelar sus clases de cocina presenciales, decidió entonces crear talleres en línea.

Esto le ha permitido cumplir con los deseos de quienes la siguen en en su cuenta de Instagram@salvisoul alrededor del mundo y compartir con más personas su pasión por la comida salvadoreña.

“Las clases de cocina por Internet las empecé en abril, porque en marzo cuando ocurrió lo de COVID-19 y [se dio] la orden de estar en casa, yo tuve que cancelar una clase donde iba a enseñar a hacer curtido y me quedé pensando: ‘¿Ahora qué hago?’”, cuenta la joven nacida en San Salvador hace 32 años, pero que vive en Los Ángeles desde antes de cumplir 6 meses de edad.

Karla Vásquez ahora tiene clases en diversas partes de EEUU y en el mundo.

Llegar a más personas

Las clases en persona las daba en las casas de sus amigos y con un máximo de 10 alumnos, ahora ese panorama ha cambiado y puede llegar a más hogares.

“Cuando empezó el COVID-19 me dije que ahora que no tenía que empacar [las cosas] en mi carro y prestarme la casa, como va a ser online, puedo hacerlo una vez a la semana… Solo iba a tratar en abril a ver cómo me iba”, dice Karla, quien ahora tiene un promedio de 30 estudiantes por clase de todas partes del país y del mundo —como de Fracia y Japón.

El éxito de sus clases de cocina ha sido tan grande que tuvo que lanzar un calendario para tres meses.

“Le doy importancia a la cocina salvadoreña, yo quiero formalizarla y que lo vean como un currículo de una escuela, quiero que la gente vea que hay mucho que aprender”, explica la joven, quien también es escritora de cocina y ha publicado artículos en medios como Los Angeles Times, San Francisco Chronicle, Los Angeles Magazine, entre otros.

Uno de sus objetivos, dice, es contarle al mundo que la cocina salvadoreña va más allá de las pupusas y explica que busca mostrar la riqueza y diversidad de los platillos.

El legado de Mamá Lucy

Karla sintió una fuerte conexión con la cocina desde joven y encontraba alrededor de la mesa junto a su familia la oportunidad para poder conocer y amar a su país, pero fue el diagnóstico de diabetes tipo 1 —cuando tenía 23 años— lo que la llevó a descubrir su pasión por la cocina salvadoreña a través de las recetas y las historias de su abuela, Lucía Campos Monterrosa, “Mamá Lucy”, como le dice ella.

“La comida salvadoreña siempre ha sido algo importante para mí, como inmigrante ha sido la manera que yo puedo entender y aprender de El Salvador”, explica Karla, que también se dedica a desarrollar recetas y es estilista de alimentos.

Vivir con una enfermedad crónica la obligó a buscar opciones para no abandonar su comida —como se lo sugirieron los médicos por considerar que podría perjudicar su salud.

También le permitió descubrir que en la cocina de su abuela los ingredientes eran frescos y saludables y podía seguir disfrutando de sus platillos favoritos, como rellenos de güisquil, yuca frita con pepescas y chicharrón, ambos muy tradicionales en los hogares cuscatlecos.

Karla junto a Zoila, una de las personas que entrevistó para su libro antes del COVID-19.

Luego de pasar horas aprendiendo a cocinar con su abuela y escuchando sus historias, decidió poner en práctica lo que había aprendido en la escuela de cocina y empezó a documentar las vivencias y recetas de mujeres salvadoreñas, incluidas su abuela y su madre —que pronto verán la luz en un libro junto con al menos otras 23 historias.

“Eso fue lo bello porque me di cuenta de que lo que yo quería captar no solo eran recetas, eso solo era una parte”.

“Cuando empecé a cocinar con mi abuela, ella compartía sus historias… Y cuando lo hacía, ella no era la víctima, sino que era la heroína y me gustó lo que estaba oyendo, porque mi abuela era valiente”, indica.

Karla recuerda que le contó a Mamá Lucy sus planes de crear un libro llenos de recetas e historias como la de ella y la respuesta de su abuela la dejó sin palabras.

“‘Lo que vos querés hacer es proteger el legado de la mujer salvadoreña’, me dijo. Me emocioné tanto porque sin tener nombre, ni una idea, ella lo captó perfectamente”, dice Karla, que tiene que hacer una pausa por el sentimiento que le produce recordar a su abuela que falleció hace dos años.

Mantener viva su cultura a través de sus redes sociales, sus clases y se próximo libro es un “sueño hecho realidad” para esta latina.

En esta nota

alumnos cocina Covid El Salvador estudiantes pandemia
Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain