En tiempos de pandemia llega la Mesa de Justicia y Esperanza
Un trueque entre vecinos se convierte en un movimiento alimentario de la comunidad.
La señora Otilia García expresó su alegría al recoger en una caja de cartón verduras, frutas y otros alimentos que le ofrecían sin costo alguno cuando más necesitaba para su familia.
“Vivo aquí en las esquina pero no sabía de este proyecto, hasta esta mañana que me enteré al ver el Facebook”, dijo la señora.
Desde que la pandemia llegó al sur de California, doña Otilia ha estado estresada porque se quedó sin trabajo y por lo tanto sin ingresos para alimentar a sus hijos.
“Vendo paletas fuera de la escuela elemental Sherman, pero la cerraron desde marzo por la pandemia y desde entonces estamos en una situación muy difícil”, platicó a La Opinión.
“Sí, cómo no; es de mucha ayuda”, dijo doña Otilia, en su caja llevaba “verduras, papas, frijoles, unas latas, todo muy bueno ahorita para mis hijos”.
Christian Ramírez, un conocido dirigente social en San Diego, y su esposa, Edna Noelia Llanes, comenzaron casi sin darse cuenta el proyecto de seguridad alimentaria en el barrio latino de San Diego que ahora está abierto las 24 horas del día.
“Empezó hace unas seis semanas, muy tímidamente, cuando coseché de un huerto que tenemos detrás de la casa naranjas, limones y algunas verduras de hortalizas”, dijo Christian Ramírez.
La idea era ofrecer los cítricos en trueque a los vecinos, pero el plan llevó a darse cuenta de las crecientes necesidades del vecindario.
La pandemia había ocasionado 430,000 desempleados en el condado de San Diego y muchos residentes del Barrio Logan estaban cortos de recursos y ansiosos sobre su futuro laboral.
Ramírez recuerda que al ver la urgencia de las familias, en el trueque, algunos vecinos comenzaron a dejar en realidad más de lo que tomaban, y la mesa con cítricos empezó a tener una variedad de productos.
“Lo que nos sorprendió fue que como la gente vio que muchas madres y personas necesitadas se acercaban a tomar lo que necesitaban pero en realidad no tenían para dejar a cambio, empezaron a dejar donativos de comida”, dijo Ramírez.
Ramírez encontró que en el condado había por lo menos dos proyectos similares y se comunicó con ellos para ampliar el intercambio.
Pero el proyecto creció cuando comenzó a tener difusión en redes sociales. Pronto hubo productores agrícolas que quisieran donar para ayudar a las familias necesitadas.
“Nos han buscado de Escondido –a una hora de distancia de manejo al norte—y de otros puntos del condado para apoyarlos”, dijo el dirigente social.
En una mañana, llegó un vehículo de Escondido a dejar productos de hortaliza, un grupo de San Diego había conformado una despensa con enlatado, frijol y arroz en bolsas y cereales, una familia de la zona de Spring Valley el avisó que pasaría a dejar un donativo de pan.
El proyecto se llama Mesa de la Justicia y la Esperanza y las personas se benefician a cualquier hora.
“La idea es muy simple, toma de lo que hay lo que necesites, y, por favor, si puedes, deja algo a cambio para que ayudes a otros”, dijo Christian Ramírez.
A la mesa han llegado migrantes europeos, de Somalia, México, Haití, Guatemala; profesores universitarios, asistentes de comida de los mejores restaurantes.
También “herreros, maratonistas, niños, una damita de 84 años, poetas, musulmanes, budistas, judíos, católicos y protestantes, ateos, personas indigentes”, entre otros.
La señora de 84 años pasó a surtirse de alimentos que necesitaba y estaban disponibles en la mesa, pero a cambio dejó unas ocho libras de plátanos que pudo comprar para hacer el intercambio.
“Ahora son más las personas que llegan a compartir sus despensas que a tomar lo que requieren”, dijo Ramírez.
“Es un proyecto de la comunidad y para la comunidad que afortunadamente cuenta con solidaridad”, expresó.
Algunos grupos y productores donan cientos de libras de hortalizas y frutas a la vez.
El único requisito por ahora es que las personas que se acerquen lleven puesta una mascarilla para prevenir contagios del COVID 19.
Ramírez dijo desconocer hasta cuándo continuará el proyecto, pero apreció que, como se ve el curso de la pandemia, podría tardar meses más, en tanto se vislumbra estabilidad.