La Casa Blanca presionó a CDC para que minimizara riesgos de reapertura de escuelas
Una de las ayudantes del vicepresidente Pence relaciona la presión a la autoridad sanitaria con el deseo del presidente de que los colegios estén abiertos el día de las elecciones
Altos cargos de la Casa Blanca presionaron este verano a la red de Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) para que quitara importancia al riesgo que supone enviar a los niños de vuelta a la escuela, una peligrosa jugada política sobre uno de los debates más sensibles de la salud pública en medio de la pandemia del coronavirus.
Los miembros del Gobierno implicados en el propósito también trataron de sortear a CDC y buscar datos alternativos que avalaran que supuestamente la pandemia estaba remitiendo y que representaba poco peligro para los niños, según informó The New York Times.
El diario neoyorquino informó que la Casa Blanca estuvo semanas intentando presionar a los profesionales en salud pública para que se alinearan con la agenda electoral de presidente Donald Trump e impulsaran la apertura de las escuelas y de la economía con la mayor celeridad posible.
El presidente y su equipo han insistido en que los centros educativos vuelvan a la normalidad cuanto antes, aunque los casos de coronavirus hayan vuelto a aumentar, en algunos casos con brotes vinculados a las reaperturas de escuelas y universidades.
La doctora Deborah Birx, coordinadora de la respuesta de la Casa Blanca al coronavirus, y miembros del equipo del vicepresidente Mike Pence fueron algunas de las personas que ejercieron presión sobre CDC, que durante mucho tiempo ha sido considerada la principal agencia de salud pública del mundo. Los funcionarios de la autoridad sanitaria quedaron alarmados por los intentos de intervención de la Administración Trump, según publicó el Times.
Un miembro del equipo de Pence dijo que Marc Short, jefe de gabinete del vicepresidente, le pidió en múltiples ocasiones que convenciera a CDC para producir más informes y gráficos que mostraran una caída de los casos de coronavirus entre jóvenes.
Olivia Troye, una de las principales ayudantes de Pence en el grupo de trabajo, dijo que lamentaba haber sido “cómplice” de la intentona del Gobierno. Pero añadió que había intentado proteger a la autoridad sanitaria federal de la presión de la Casa Blanca, que ella consideraba impulsada por el deseo del presidente de tener las escuelas abiertas el día de las elecciones.