Preocupación en la industria restaurantera por los efectos de las restricciones de Newsom

Dicen estar conscientes de la pandemia, pero si no dan servicio al aire libre los restaurantes temen que tendran que cerrar

Félix Cortez-Martínez, propietario de “El Patrón Tacos Baja”.

Félix Cortez-Martínez, propietario de “El Patrón Tacos Baja”. Crédito: Jorge Macías | Impremedia

Edgar Ulises Córdova se metió a ser restaurantero sin conocer la industria,  y en diciembre de 2019 invirtió los ahorros de toda su vida -$90,000- en el restaurante “Viva Baja Grill”, en la ciudad de Rosemead.

A punto de cumplir un año con el restaurante, Edgar, un inmigrante mexicano de Aguascalientes, asegura que hasta ahora no ha recuperado ni un centavo de su inversión.

Esgrime como razones que el negocio no ha despegado, la pandemia del coronavirus y el hecho que no ha invertido en publicidad.

“Aquí sigo, contraviento y marea”, declaró. “Sí, ha sido muy difícil porque en meses no ha venido mucha gente y estoy en la raya, sobreviviendo con poquitos ahorros, por eso solamente contrate a mi tío Celso”.

Edgar Ulises, de 39 años, está de acuerdo con el grupo de senadores republicanos y demócratas de California que emitieron una carta donde presionan al gobernador Gavin Newsom para que declare la categoría de restaurantes como “esenciales” y les permita reabrir en todo el estado, a pesar del inusitado aumento de casos positivos y muertes por COVID-19.

Edgar Ulises Córdova es dueño de “Viva Baja Grill”.

“Yo respeto las leyes, pero veo incoherentes los procedimientos; a unos les aplican demasiadas restricciones y a otros se las aflojan”, dijo el restaurantero. “Hay un despapaye (caos) porque los pequeños negocios sufrimos y nos afecta más que a tiendas grandes como Costco o Walmart donde entra muchísima más gente y ellos sí trabajan de forma completa”.

La noche del viernes, la senadora republicana de Laguna Niguel, Patricia Bates (R-Laguna Niguel) envió una carta firmada por senadores de ambos partidos al gobernador Gavin Newsom pidiéndole que “reclasifique los restaurantes como negocios esenciales y adopte los protocolos de la industria que permitirían a los negocios operar de manera segura”.

“Escribimos con gran preocupación por el futuro de la industria de restaurantes de California”, indica la carta. “Las pautas de COVID-19 implementadas por su administración han tenido un impacto devastador en los restaurantes que brindan empleos e ingresos críticos a nuestras comunidades; muchos restaurantes han cerrado, y ahora, con la llegada del invierno y las nuevas pautas que restringen las comidas en interiores, muchos otros se verán obligados a considerar una opción similar”.


María Cortez prepara unas fajitas de res para un comensal que hizo la orden por teléfono.

Los firmantes de la petición son los senadores Patricia Bates (R-Laguna Niguel), Scott Wilk, (R-Lancaster), Melissa Meléndez, (R-Lake Elsinore), Andreas Borgeis, (R-Bakersfield), Brian Dahle, (R-Redding), Shannon Grove, (R-Yucca Valley), Melissa Hurtado, (D-Hanford), Brian Jones, (R-El Cajón), Jim Nielsen (Roseville); Rosilicie Bogh (R-Rancho Cucamonga) y la asambleísta Monique Limón (D-Santa Barbara).

La Asociación de Restaurantes de California señala que el 60% de los establecimientos del estado son propiedad de personas de color, y el 50% pertenecen a mujeres o son parte del negocio.

En 2019, más de 1.8 millones de empleos se atribuyeron a la industria de restaurantes y servicios de alimentos en California. Esto equivale a aproximadamente el 11% de los empleos en el “Estado Dorado”.

Félix Cortez-Martinez, propietario de “El Patrón Tacos Baja”, ubicado en la ciudad de Montebello, comentó que el cierre parcial de su restaurante le ha afectado a él y a su socio, -su hermano Alex- porque desde que abrieron en 2017 el negocio no ha despegado completamente.

“Ahí la llevamos, apenas sobreviviendo”, manifestó Félix, un inmigrante nacido en Puebla, México. “La poquita gente que nos ha apoyado durante la pandemia nos ha permitido estar laborando ahora a un 50% de nuestra capacidad, pero en los primeros meses las ventas se cayeron completamente a cero”.

El empresario dijo que, como el negocio es familiar, los empleados son el mismo, su hermana María, la cocinera oficial, y los fines de semana sus sobrinas colaboran en la atención al público.

“Imagínese si tuviéramos que contratar gente; ya las hubiéramos despedido desde hace tiempo porque el dinero ya no alcanza para pagar la renta del lugar, el gas y la electricidad”, expresó. “Mire, no hay más que dos o tres clientes; necesitamos abrir completamente porque la gente quiere venir a comprar su comida calientita, sentarse en una silla y comer en la mesa y no llevársela a casa, pero si tenemos que seguir así, la salud de todos es lo más importante”.

Los restaurantes de California, de hecho, han tomado medidas importantes para garantizar a seguridad de sus empleados y clientes durante esta pandemia.

La industria ha propuesto pautas que permitirían que los restaurantes continúen operando de manera segura y a niveles de capacidad que permitirán que los restaurantes se mantengan a flote, mientras que al mismo tiempo implementan protocolos de seguridad que abordan los desafíos únicos inherentes a las operaciones en el interior de los restaurantes.

“Yo tengo fe y esperanza que la pandemia acabe pronto y vamos a salir adelante porque como decimos en México, el que es perico, dondequiera es verde, y nosotros sabemos trabajar”, afirmó Edgar Ulises Córdova. “Yo he aprovechado la pandemia para enfocarme en mejorar las recetas, y si Dios quiere, con dedicación, tiempo, esfuerzo y sacrificio triunfaremos”.

Hasta ahora, el gobierno estatal no ha respondido a la presión de la Asociación de Restaurantes de California.

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