Los mexicanos que no se vacunarán contra el COVID-19

La desconfianza en las vacunas contra la COVID-19 ante posibles reacciones secundarias, es una de las razones por las que algunos mexicanos decidieron no vacunarse

Sofía Rodríguez

Sofía Rodríguez decidió no vacunarse contra el coronavirus por miedo a las posibles reacciones secundarias. Crédito: Sofía Rodríguez | Cortesía

En cuanto el gobierno mexicano lanzó la plataforma para inscribir a las personas mayores de 70 años en la lista de espera para la vacuna anticovid, Sofía Rodríguez  no dudó en inscribir a sus padres. Lo hizo aunque tiene muchas dudas sobre la conveniencia. Pero en lo que no tuvo titubeos fue respecto a su propia persona: no se va a vacunar.

Tiene dos razones. La primera y la más importante para ella es que tiene alergias, a la penicilina y al gluten y otras tantas que mejor ni contarlas. “No hay información y los laboratorios no han dicho cuáles son las reacciones que pueden tener la vacuna para quienes tenermos este tipo de problemas con las alergias”.

Sofía Rodríguez teme que le den taquicardias y le falte la respiración como cuando descubrió su rechazo a la penicilina cuando tenía 28 años. “Es muy delicado, no me puedo arriesgar”, cuenta en entrevista con este diario 19 abriles después.

Por otro lado, no le da buena espina que la vacuna se hubiera desarrollado tan pronto: apenas tardó un año en desarrollarse, a contrarreloj, cuando otras vacunas han tardado años en ver la luz. “Somos parte del ensayo, de la prueba error”.

Esta psicóloga y tanatóloga de la Ciudad de México representa el 7% de la población mexicana que no quiere vacunarse según una encuesta del diario El Financiero realizada en el mes de febrero. De la cual, son los jóvenes los más renuentes a la vacuna:17% tienen entre 18 y 29 años de edad; 11% entre 30 y 49 años, y 6% entre los de 50 años o más.

Las razones más comunes son similares a las de movimientos antivacunas internacionales: que son inseguras, que se ensaya con humanos, que debilitan las defensas, que de nada sirven ya que uno debe seguir protegiéndose, que la vacuna incluye un microchip, que se fabrican con tejidos humanos y que hasta causan infertilidad.

La Organización Mundial de la Salud advirtió el año pasado de un intento deliberado por difundir información errónea para socavar la respuesta de las autoridades de salud y advirtió que “sin la confianza y la información correcta, las campañas de inmunización no cumplirán sus metas y el virus seguirá medrando”.

Sofía Rodríguez está informada de las bondades de las vacunas, pero en este caso prefiere esperar a que haya más información para las personas alérgicas.

Además, no tiene tanta urgencia. Trabaja en casa. Las terapias de sicología  y tanatolagía, de sanación frente a la muerte, las puede dar por  por vía zoom y otras plataformas. Ahora tiene mucho trabajo porque la pandemia se está llevando a gente de manera sorpresiva y muchos no están preparados para la muerte de sus seres queridos.

“Tuve un tumor en el cerebro y hay mucha medicina que daña el sistema central nervioso y, ¿para qué me busco problemas?

En provincia

Otros que no quieren tampoco “complicaciones” con la inmunización son los habitantes de  25 comunidades indígenas del estado de Chiapas, al sur de México, donde se rigen por usos y costumbres y, por tanto,  poder de decisión independiente frente  a autoridades federales y estatales.

Con tal argumento, el secretario del municipio maya de Aldama, Tomás López, dijo en cadena de televisión internacional que él cree firmemente que las vacunas pueden hacer más daño que bien y que no se vacunarían aunque reconoció que falta información sobre la COVID porque el gobierno no ha puesto suficiente empeño en traducirla para los pueblos oriundos.

Nosotros nos curamos con medicina tradicional”.

La desconfianza en las autoridades federales y estatales de los indígenas mexicanos es similar a la de los movimientos antivacunas a nivel global, pero sin el ingrediente propagandístico de éstos que siembran dudas en la población que escucha de rebote los argumentos de descrédito a las vacunas.

Según un reciente informe del Centro de Conteo Digital del Odio, que brinda servicios a plataformas como Facebook y Twitter en la época de la pandemia el movimiento de los antivacunas aumentó entre alrededor de 7.5  millones de seguidores en todo el mundo para sumar 50 millones en dos plataformas: Facebook y YouTube con ganancias por unos 1,000 millones de dólares anuales gracias a la publicidad que rebota en las plataformas digitales.

José del Moral, de 51 años, residente en Odessa, Texas, no es seguidor de estos grupos aunque repite argumentos similares como el poco tiempo que tardaron en desarrollar la vacuna y que, por tanto, puede tener errores y causar problemas.

“Al sida aún no le encuentran cura, ¿cómo es posible que se haya encontrado tan rápido contra covid”.

José del Moral y familia.
José del Moral y su familia no confían en la aplicación de la vacuna contra el coronavirus. (Foto: cortesía José del Moral)

Además, nadie de su círculo se ha enfermado gravemente. Ni su esposa ni su hija. Tampoco en la fábrica de tornos para pozos petroleros en la cual trabaja. Por otro lado, tiene amigos que ni siquiera se contagiaron entre ellos, aunque convivían todo el tiempo por ser esposos. “Es muy raro, creo que el coronavirus es más como una gripa y la vacuna no sirve de mucho”.

Por todo ello, ignora las largas filas en espera de la vacuna que se hacen cerca de su trabajo. “Hay gente que viene desde Dallas porque quiere ponérsela pronto y yo creo que es una perdida de tiempo”, dice aunque no tiene una decisión final.

“Voy a averiguar más a ver si me animo a ponérmela, pero por ahora no quiero”.

Riesgos

Hasta finales de febrero, México reportó una vacunación al 1.5% de su población y Estados Unidos de un 16%. Ambos lejos de las metas de la inmunidad que exige más. Por tanto, los científicos de la región están preocupados frente a las personas que no creen en la vacuna.

“Realmente necesitamos vacunar al menos al 70% de la población. Eso parece potencialmente posible para finales de año si no hay cuellos de botella importantes en la producción, la entrega o la negación”, dijo Malaty Rivera,  líder de comunicaciones científicas en el Proyecto de Seguimiento de Covid en EEUU.

En México, Rodrigo Jácome, virólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México, lamentó al respecto: “Claro que afectan, ya que no hay inmunidad de rebaño. Mientras haya más personas que no se ponen las vacunas, hay mayor riesgo de no controlar una pandemia”.

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