Programa lleva vacunas a personas con discapacidad

Dosis contra el COVID-19 llegan a sus casas o centros de cuidado tras una iniciativa del Sheriff de LA

Arturo Montiel recibe la vacuna del agente y paramédico del sheriff, Steve Pratt. / fotos: Jorge Luis Macías.

Arturo Montiel recibe la vacuna del agente y paramédico del sheriff, Steve Pratt. / fotos: Jorge Luis Macías.  Crédito: Impremedia

“Todo está bien”, “nada va a pasar”, “no hay de qué preocuparse”, repetía con una dulce voz, casi como una niña, Jamie Hardy, una chica de 27 años de edad que padece autismo y retraso mental severo y quien recibió la única dosis de la vacuna Johnson & Johnson, por el programa “Confinado en Casa” —una iniciativa del Departamento del Sheriff de Los Ángeles (LASD).

Jamie y muchas más personas vulnerables fueron atendidas esta semana por casi un centenar de agentes del LASD, que son, además, médicos, paramédicos y enfermeras.

La respuesta del personal élite del LASD se da frente a la imposibilidad que tienen familias y cuidadores de personas con algún tipo de discapacidad para llevarlos a clínicas o grandes centros de vacunación, aún cuando estos lugares estén cerca de sus hogares.

“Cuando me gradué como agente del Sheriff prometí que ayudaría a la comunidad”, dijo a La Opinión Jack W. Ewell, jefe de la División de Operaciones Especiales del Sheriff. “Para mis colegas es particularmente importante brindar esta ayuda extra a quienes no pueden ir a una clínica”.

Durante el evento de esta semana, Jamie estaba sumamente nerviosa. No sabía por qué ella y otros jóvenes con discapacidades habían sido reunidos en un hogar de la ciudad de Whittier.

Allí llegaron con las vacunas el agente Ewell y la teniente Sue Kurabowski. Jaime gritó al ver la jeringa, pero solo fue el susto ya que segundos después del piquete, ni siquiera se quejó de dolor. No obstante, todos los presentes aplaudieron su valentía.

Y ella solo repetía: “No pasa nada cariño…No hay de qué preocuparse”.

Jamie Hardy, de 27 años, fue una de decenas que recibieron la vacuna esta semana.

‘Confinamiento en casa’

En una carta, el 25 de marzo, el jefe del LASD Alex Villanueva dio a conocer a la Junta de Supervisores del condado la puesta en marcha del programa “Confinamiento en el Hogar”, cuyo propósito es vacunar a personas con necesidades especiales donde viven o atienden regularmente.

También le escribió al gobernador Gavin Newsom requiriéndole una autorización de emergencia para que autorizara a los agentes de Capacitación Médica de Emergencia (EMT) para administrar las dosis contra el COVID-19.

Por ello, desde el 15 de marzo los agentes del LASD han vacunado a centenares de residentes angelinos; además de casi 4,000 oficiales y personal del departamento.

“Además, hay un plan de vacunación para inocular a los desamparados”, dijo el Sheriff Villanueva. “El Departamento ha desarrollado prácticas para lograr esta meta y tiene experiencia para hacerlo”.

Vacunas en donde más se necesitan

Esta semana, la vacunación que llevaron a cabo los agentes se efectuó en un hogar de la ciudad de Whittier, que funciona como centro de atención para personas con capacidades especiales distintas.

El reto para el jefe Ewell y la teniente Kurabowski era vacunar a cuatro inquietos jóvenes —entre ellos Jamie— y Joshua McManus, quien sufre retraso mental severo y se calma cuando le ofrecen un café cremoso.

Sentado en un sofá, su cuidador, Arisilyo Padua, y los dos agentes sostuvieron en sus brazos al joven para no lastimarlo con la inyección.

Luego de una segunda taza de café, Joshua cooperó sin ningún problema, y tras ser inmunizado recibió como premio una calcomanía que la teniente Kurabowski le pegó en su camiseta. Él agradeció el gesto con una cálida sonrisa.

“Estos adultos vacunados son unos niños hermosos e igual que ellos, nosotros agradecemos de corazón a los agentes del Sheriff por ese gran corazón que tienen”, valoró Weana Marie Parreño, quien cuida a algunos de los jóvenes.

Mas difícil fue calmar a Shirley Baker, quien padece del Síndrome de Alcohol y Drogas que heredó de sus padres desde que nació.

“Nosotros no tuvimos hijos, pero ellos son como si lo fueran; por eso los cuidamos”, destacó Arisilyo Padua, un hombre que vive en Long Beach.

“Ojalá que el condado amplíe el programa y coopere con los agentes, porque ellos han escuchado nuestras necesidades”.

Dos agentes y otros 30 vacunados

La comitiva de vacunación se trasladó después hacia el edificio de Buena Vista Learning Services donde esperaban 30 pacientes. A cada uno le acompañaba un familiar o su cuidador.

“Atendemos [en el centro] como a 300 personas… De ellos, ya se han vacunado 200; los otros tienen dudas o esperan conocer la reacción de quienes ya se han vacunado”, declaró Jaime Rodríguez, propietario del centro.

En ese lugar, Juliana Griffin, quien tiene una discapacidad intelectual leve sufrió una descompensación debido a la fobia que le tiene a las inyecciones, pero de inmediato se le proporcionó oxígeno para relajarse.

“Fue solo ansiedad, nada grave”, explicó la teniente Kurabowski.

Juliana Griffin recibió la dosis de la vacuna Johnson & Johnson. / fotos: Jorge Luis Macías.

Atendiendo a adultos autistas

Un día antes, los agentes Joe Palomino y Steve Pratt —también paramédicos— y el jefe Ewell se presentaron para vacunar a los primos Gerardo Escamilla, de 40 años, y Arturo Montiel, de 32, quienes viven en el Este de Los Ángeles.

Arturo tiene autismo; mientras que Gerardo tiene autismo y retraso mental.

“Nosotros pensábamos: ‘¿Cómo le vamos a hacer para llevar a nuestros hijos a vacunar?’”, dijo Hermila Delgado, madre de Gerardo.

“Cuando mi hija Cynthia se dio cuenta de que los sheriffs podrían venir a mi casa, me alegré bastante y le di gracias a Dios porque aún hay gente buena en el mundo que se preocupa por los más desprotegidos”.

Hermila dice no entender por qué las personas con necesidades especiales fueron colocadas casi al final de los esfuerzos de vacunación, a sabiendas que casi ninguno de ellos tiene una noción total para cubrirse la boca y la nariz con una mascarilla ya que se la arrancan y la tiran.

“Mi hijo fue diagnosticado con autismo desde los 18 meses de edad. No caminaba, solamente se quedaba sentado”, contó Hermila, quien al despedirse de los agentes le dio un abrazo de agradecimiento al jefe Ewell y lloró.

“Son unos ángeles que han venido a mi casa a darnos un poco de paz”, comentó a La Opinión.

Arturo Montiel (c), quien tiene autismo, junto a su madre (d) y el paramédico del sheriff, Steve Pratt (izq.).

Su hermana María, también originaria de Zamora, Michoacán (México) y mamá de Arturo, lidiaba para que su hijo de 32 años se quedara quieto en una silla y dejar que el paramédico Steve Pratt pudiera administrarle la dosis.

De hecho, ella le ofreció un libro para distraerlo, de modo que su brazo derecho quedara listo para la vacuna.

Curiosamente, Arturo le sonrió al paramédico, luego de recibir la vacuna contra la enfermedad, que ha causado más de 552,5000 muertes en Estados Unidos y más de 2.84 millones en el mundo.

Hermila Delgado, madre de Gerardo, abrazó a uno de los agentes por haber ido a vacunar a su hijo.

¿Acceso igualitario?

“Este es un esfuerzo que vamos a continuar por semanas”, indicó el agente Pratt.

“Es fundamental poner un esfuerzo para hacer la diferencia con quienes necesitan ayuda y no tienen acceso [igualitario a las vacunas]”.

Su compañero, Joe Palomino dijo que su labor entre los más desafortunados es una recompensa para el espíritu.

“Nosotros solamente estamos trabajando para llenar el vacío”, dijo.

El vacío se da, a pesar del aumento de clínicas de vacunación, porque las familias y cuidadores de personas con necesidades especiales no los pueden llevar a esos centros, a pesar de que sean instalados cerca de sus casas.

La necesidad es en el hogar donde ellos se encuentran confinados. Vencidas las trabas del sistema de salud publica y el proceso de vacunación para su hijo Arturo, María Escamilla no cabía de felicidad.

“Lloro de alegría porque mi hijo es mi prioridad”, dijo. “Para mí, nada es difícil; pero cuidar a mi hijo sí porque lo hago con todo mi amor…Dios bendiga también a los agentes”.

¿A dónde pedir ayuda?

Familias que tengan hijos con necesidades especiales pueden llamar al 1(213) 229-1700 para que los agentes vayan a su casa a vacunarlos.

También, directivos de clínicas comunitarias u organizaciones de salud pueden escribir a
sibmedia24@lasd.org

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