Trabajadoras del condado de Los Ángeles piden de regalo un seguro de salud
Madres trabajadoras de la limpieza y otras industrias quisieran no tener que preocuparse mientras trabajan o en caso de enfermar
Todos los días desde hace más de un año la señora Jean Arenas ha vivido en zozobra, se espanta si piensa que tiene temperatura o si siente cansancio. Dice que es de lo más estresante trabajar como empleada de limpieza en cuartos donde ha atendido a pacientes con covid 19 sin tener seguro de salud.
“Es horrible”, platicó la señora Arenas a La Opinión, “tenemos que trabajar con muchísimo cuidado, con el miedo de que podamos llevar el virus a la casa, que podamos contagiar a nuestros hijos o nuestras familias”.
La señora Arenas fue una de varias consultadas que dijeron que si les regalaran ahora un seguro de salud, sería el mejor de los regalos por el Día de las Madres.
Aún ahora cuando el estado de California se distingue nuevamente por sus alcances contra la pandemia –más de 20 millones de vacunas aplicadas y 13.5 millones completamente a salvo. En el condado de Los Ángeles se han administrador más de 8.3 millones de vacunas, pero todavía miles de empleados que trabajan para el condado siguen sin seguro de salud.
Pero la señora Arenas explicó que no es solo el riesgo del coronavirus, “en cualquier momento nos podemos enfermar, y, sin seguro, ¿en cuánto nos puede salir? Usted sabe que el condado no perdona nada si caemos enfermos y nos tienen que hospitalizar”.
La señora Arenas ha trabajado cerca de tres años y medio en la clínica Martin Luther King en Sylmar.
En otras palabras, la señora Arenas y sus compañeros viven la paradoja de haber enfrentado todos los días la pandemia desde la primera línea de combate, desde un centro hospitalario que es del condado de Los Ángeles, pero sin ellos tener seguro de salud.
Y, además, en el condado que durante meses fue el foco y epicentro de la pandemia, de acuerdo con la señora Angélica Armas Durán, quien desde hace más de 30 años ha trabajado en el Olive View Medical Center en Sylmar.
“Hemos vivido con mucha inseguridad, mucho estrés constante, porque esto no se ha acabado; para nosotros, llegar de trabajar directo a poner a lavar la ropa que traíamos puesta y a bañarnos y luego revisarnos la temperatura no es una opción, es algo a lo que ya tuvimos que acostumbrarnos”, dijo Armas.
La señora Armas tiene un seguro que le comparte su esposo y le cubre parcialmente sus necesidades, pero quiso platicar sobre la situación que enfrentan la mayoría de sus compañeros de trabajo.
“Casi ninguno tiene seguro de salud, si se enferman de algo tienen que acudir a los servicios que les ofrece el condado”, dijo la señora, pero aún si van a esos centros, tienen otro problema:
“Como ganamos un poco más de lo que el condado tiene estipulado como meritorio de costo reducido, a nosotros nos cobran que cien dólares por la consulta, un poquito más si es con especialista, por rayos equis, por todo nos cobran más; ni pensar en cuánto nos puede costar una hospitalización”.
Armas observó un círculo vicioso que tienen que enfrentar los trabajadores del condado, pues “se estresan tanto por el miedo a enfermarse y no poder pagar los gastos, que tanto estrés las enferma, y el problema es que, si se agravan, cómo van a pagar ¿me entiende?”
La señora Armas explicó que el condado ofreció los servicios médicos de una aseguradora de salud privada que se presentó a ofrecerles a las trabajadoras en Sylmar sus planes de cubertura.
“Pero es que, para aceptarlo, nos iban a descontar una cantidad mensual de nuestros ingresos y aparte nosotros teníamos que pagar por nuestra parte $500 dólares mensuales, y si lo usábamos estaba lo de co-pagos”, recordó.
Calificó esos ofrecimientos como, en síntesis, “inalcanzables, hasta pensamos que se habían equivocado al ofrecernos eso; ya no nos íbamos a aterrar por no tener seguro de salud, sino que ahora iba a ser por tenerlo, pero por tener que pagarlo tan caro”.
De acuerdo con una representante sindical, Hevily Ambriz, el condado de Los Ángeles actualmente subcontrata a más de dos mil personas en puestos como limpieza de hospitales, servicios de alimentos en instalaciones del condado, trabajadores de servicios ambientales y oficiales de seguridad, entre otros.
Como todos ellos son subcontratados –porque trabajan para el condado, pero a través de contratistas intermediarios–, tienen que desempeñar trabajos que otros empleados no estarían muy de acuerdo en desarrollar, como limpieza y desinfección de cuartos donde se atiende a pacientes con covid-19.
La solución que mencionaron en sus respectivas versiones tanto Hevily Ambriz como las señoras Jean y Angélica, es que la Junta de Supervisores del Condado de Los Ángeles aborde la situación.
“La solución que yo veo es que toquemos las puertas de los supervisores del condado, porque urge que nos reconozcan como lo que somos, trabajadoras esenciales, que dejemos en sus manos el que hagan un presupuesto que nos pueda proporcionar servicios de salud también a nosotras”, dijo la señora Angélica Armas.
La señora Jean Arenas opinó que el condado podría aprobar un presupuesto para otorgarles servicios de salud que merecen, o darles un aumento de salario que les permitiera pagar los servicios de una aseguradora privada.