Sacerdotes y organizaciones tienden puente humanitario para salvar vidas

Miles de familias huyen de la violencia cada mes en Michoacán; viajan a Tijuana por la cercanía a sus comunidades en el sur de California

Refugiados en Tijuana.

Refugiados en Tijuana. Crédito: Manuel Ocaño | Impremedia

Sacerdotes católicos y organizaciones civiles despliegan un puente humanitario entre la sierra del estado de Michoacán y California, para asistir a cerca de 1,500 familias michoacanas que cada mes tienen que huir de la violencia y llegan a Tijuana en busca de asilo en Estados Unidos.

El “Padre Goyo”, Gregorio López Gerónimo, de Apatzingán, dijo a La Opinión al inaugurar un refugio para familias michoacanas en Tijuana que el crimen organizado impera en todo el estado de Michoacán, pero es particularmente cruel en las inmediaciones del poblado de Aguililla.

Las familias que huyen, llegan a diversos puntos de la frontera mexicana con Estados Unidos, pero en su mayoría buscan la frontera con California porque es el estado que tiene la comunidad más amplia de inmigrantes michoacanos, dijo el padre.

Las familias que huyen, llegan a diversos puntos de la frontera mexicana con Estados Unidos.

El puente humanitario va de Aguilillas y sus inmediaciones en la sierra, y Apatzingán, a Tijuana, y de aquí a los condados de San Bernardino y Fresno.

El sacerdote dijo que es un mecanismo necesario, porque “al huir tantas familias de la violencia en Michoacán, muchas terminan por caer en manos de otros grupos criminales, de coyotes y narcotraficantes que secuestran, roban asesinan, violan”.

Un representante de organizaciones michoacanas en el sur de California explicó en anonimato que el puente humanitario se decidió con carácter de urgente cuando se enteraron que delincuentes de Michoacán habían llegado hasta Tijuana en busca de familias que huyeron de la violencia.

En respuesta, con ayuda de organizaciones de ambos lados de la frontera, el padre inauguró el refugio en la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe en la colonia de la Rinconada en Tijuana.

Las familias michoacanas que llegan al lugar, casi todas con hijos menores, encuentran en el refugio alojamiento, un banco de alimentos, un dispensario médico, y un lugar donde las familias comenzaron a tener este domingo asesoría legal de parte de la organización Al Otro Lado, que opera en los dos lados de la frontera.

Soraya Vázquez, la subdirectora de Al Otro Lado, explicó a La Opinión que lo que los voluntarios y abogados hacen en jornadas de apoyo legal es ayudar a las familias michoacanas a llenar un documento que se llama “encuesta de riesgo”.

Refugiados en Tijuana.

Con base en los resultados de la encuesta de riesgo, el equipo legal determina el tipo de programa para el que califica cada familia para solicitar cruzar la frontera en libertad condicional humanitaria, mientras solicitan asilo.

“Hemos detectado que muchas de las familias que llegan a Tijuana (en busca de asilo) vienen de Michoacán, todas huyen de la violencia estructural, y lo que hacemos es ayudarles a llenar sus solicitudes de permiso humanitario y después les acompañamos físicamente a la entrada a la garita” cuando les toca cita para cruzar, dijo la abogada.

Mientras tanto, los abogados explican a las familias lo que va a suceder cuando se presenten ante oficiales de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) y una vez que cruzan la frontera.

La abogada Vázquez enfatizó que Al Otro Lado hace el trabajo de campo, al atender directamente a los migrantes y sus familias, pero lo hace como parte de una coalición de más de cien organizaciones, la mayoría de ellas en California, unidas en una Fuerza de Tarea de Bienvenida.

El padre Goyo dijo que desde que comenzó la asesoría y acompañamiento de Al Otro Lado, “ya han cruzado más de cien familias michoacanas”.

El grupo legal puede hacer ese trabajo porque cuenta con apoyo de numerosos voluntarios.

“Actualmente tenemos resultados de más de siete mil encuestas de riesgo, aparte de cientos de familias que hemos apoyado” desde que la administración del presidente Joe Biden permite que los solicitantes de asilo crucen la frontera a gestionar, de acurdo con la abogada.

Sin entrar en detalles, un joven michoacano cuya familia se benefició con el puente humanitario, dijo que al cruzar a San Diego, una vez que salieron de la garita, les llevaron en un autobús a un hotel, donde les aplicaron pruebas para detectar el covid 19.

“Quienes salen negativos, casi todos salen negativos, ya se comunican con las personas que los van a patrocinar en Estados Unidos para que vengan a recogernos o a nosotros nos mandan a las ciudades donde están los patrocinadores; en mi caso, nos mandaron con mi familia a Fresno”, platicó.

A partir de ahora, el joven tiene un permiso de un año para estar en el país, conseguir un abogado y presentar su caso de petición de asilo ante una corte.

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