“Perros de consuelo” ayudan a las familias de los desaparecidos en el derrumbe en Miami

Los perros también ayudan a los familiares a mantener la esperanza en el lugar del derrumbe de Champlain Towers South

Macarena Datorre, de 13 años, y su madre, la peruana Mónica, posan junto a su perro.

Macarena Datorre, de 13 años, y su madre, la peruana Mónica, posan junto a su perro. Crédito: Lorenzo Castro | EFE

MIAMI – Familiares y amigos de los 149 desaparecidos en el derrumbe de un edificio en Surfside, en Miami-Dade, lidian con la desesperación y la angustia estrechando los lazos entre ellos y relatando historias de los suyos, pero también cuentan con psicoterapeutas y “perros de consuelo”.

Seis días después del súbito colapso de parte del edificio Champlain Towers South, que hasta el momento ha dejado 12 fallecidos, los seres queridos de los desaparecidos esperan en dos hoteles de la avenida Collins, cerca del lugar del siniestro, unas noticias que llegan a cuentagotas o no llegan.

“Tienen la esperanza de poder encontrar con vida a su familiar, o al menos el cuerpo del familiar”, dijo Linda Pérez, presidenta y fundadora de la organización Boricuas del Corazón INC., con sede en Tampa, en la costa oeste de Florida.

Desde el sábado miembros de esta organización y ocho perros entrenados han estado codo a codo con los familiares y allegados que se reúnen en el lobby o en la cafetería del Gran Beach Hotel, unas calles más al norte del edificio siniestrado.

En un paralelismo con la ayuda que los canes adiestrados prestan a los socorristas para hallar a personas entre los restos del edificio caído, estos perros de consuelo ayudan a los familiares a combatir la frustración de no saber qué pasó con sus padres, abuelos, hermanos o hijos.

Perros para ayudar con el dolor

El que espera, desespera, dice un refrán popular y ya son seis días esperando y después del jueves 24 de junio, el día en que se produjo el colapso, ni una sola persona ha sido hallada con vida en la montaña de escombros que se erige donde estuvo el ala del edificio Champlain Towers South que se desplomó.

“Caminan con el animal, le hablan, van canalizando sus sentimientos sobre esta situación”, explica Pérez sobre el papel que en esas circunstancias cumplen los canes, quienes, dijo, brindan la empatía, el cariño que “a lo mejor un adulto no lo sabe expresar”.

“Los perros ayudan a expresarse, es como una terapia”, agregó Linda Pérez.

Los perros de su organización han tratado en estos días a personas de diferentes edades, desde 13 hasta 83 años, muchas de ellas hispanas.

Un perro que acompaña a uno de los familiares de las víctimas del desplome del edificio en Surfside. /Foto: Boricuas de Corazón/EFE

“¿Qué le podemos decir a una persona que se siente así? Solo dejarles saber que estamos ahí para apoyar”, explicó la integrante de Boricuas de Corazón.

Emma y Shadow, representantes en Florida del grupo National Crisis Response Canines, se han sumado a estas labores de apoyo en la conmocionada Surfside, donde el lunes por la noche se celebró en una playa local una vigilia para honrar a las víctimas y desaparecidos del siniestro.

Unos niños encienden velas en una vigilia en memoria de los desaparecidos en el derrumbe del edificio en Surfside, /Foto: Giorgio Viera/EFE

Murales para recordar a muertos y desaparecidos

Las muestras de apoyo se multiplican en comercios locales de esta pequeña localidad costera, con una gran comunidad judía, donde se han habilitado mesas y espacios para que la gente deje sus donaciones para los afectados.

Asimismo, los vecinos se acercan a los memoriales levantados en honor a los muertos y desaparecidos por el colapso ocurrido la madrugada del jueves pasado, cuando 55 apartamentos de los 136 que tenía el edificio de 40 años de antigüedad Champlain Towers South se vinieron abajo por causas aún no determinadas pero sujetas ya a investigación.

Un hombre usa su teléfono mientras mira fotos de residentes desaparecidos del edificio derrumbado en Surfside. /Foto: CHANDAN KHANNA/AFP/Getty Images

Cerca del derrumbado edificio, de donde cuelgan todavía mantas y restos del mobiliario en las partes que aún se mantienen en pie, Macarena Datorre, de 13 años, guarda unos minutos de silencio frente a un mural en el que hay una foto de quien fue su profesor de baloncesto, Manuel LaFont, una de las víctimas mortales identificadas por las autoridades.

Datorre siente tristeza por la muerte de “Manny”, como conocía a LaFont, un hombre separado de 54 años y natural de Houston (Texas), y por su hija.

Según dijo a Efe, la hija, a la cual conoce, justo el día del siniestro tenía planeado pasar la noche con su padre, pero a última hora no fue al edificio, según relató.

“Es triste ver a todas las personas y familias desaparecidas, y rezo porque puedan encontrar a más gente”, dijo a Efe la menor, tras dejar dos velas, “una de paz y otra de amor”, y rezar delante del mural con fotos y mensajes en memoria de las once víctimas mortales.

Los familiares de algunos desaparecidos, en medio de la desesperación, se han quejado de la falta de resultados, no obstante las autoridades locales han destacado el trabajo sin descanso de los socorristas, los cuales también cuentan con ayuda para sobrellevar la enorme carga emocional que supone su arriesgada tarea.

Por Lorenzo Castro E.

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