“Rams House”: Una conquista histórica y decisiva para la franquicia de los Rams en Los Ángeles
Gracias a la coronación de los Rams en el Super Bowl, Los Ángeles por fin puede celebrar a un nuevo campeón de la NFL, algo que al menos para una generación completa de fans no fue posible, obligándolos a voltear a otras ciudades lejanas geográfica y culturalmente hablando
Los Rams de Los Ángeles celebraron este miércoles su campeonato con un desfile por la Calle Figueroa, seguido por un vibrante “rally” frente a la emblemática fachada del Memorial Coliseum, el estadio que fue su casa por décadas.
El equipo carnero se merecía un festejo así con sus fans -que llegaron por miles a la fiesta- luego de haberle entregado a la ciudad de Los Ángeles un campeonato con etiqueta de histórico; un triunfo decisivo que ayuda a proyectar de gran forma el futuro de esta franquicia. No tengo ninguna duda al respecto.
Histórico porque es el primer Super Bowl de los Rams como equipo angelino y el primero de parte de cualquier conjunto de Los Ángeles desde 1984 cuando se coronaron los Raiders, quienes desde entonces ya habitaron en otras dos ciudades.
Decisivo porque tras haber estado de 1995 a 2015 “prestados” en la ciudad de San Luis antes de regresar a casa, los Rams tenían prisa en acceder a la corona y de ese modo posicionarse con fuerza en el difícil mercado local, incluyendo ir en busca de la preferencia de esos niños angelinos y californianos que serán sus aficionados de toda la vida.
Hace cinco años tuve la oportunidad de sumarme a las transmisiones de radio en español de los Rams y también al grupo de contenidos digitales de la organización que hoy celebra el título del Super Bowl. Casualmente, fue en esa temporada de 2017 cuando empezó a tomar forma este equipo que el domingo completó toda la ruta para llegar a lo que el linebacker Von Miller ha bautizado como “el cielo del fútbol americano”.
Sean McVay, el entrenador en jefe más carismático que hay en la NFL, fue contratado a principios de ese 2017 teniendo tan solo 30 años de edad. Andrew Whitworth, el gigantesco tackle de generoso corazón, y Robert Woods, el receptor criado en L.A. que es adorado por todos, fueron contratados como agentes libres. Y Cooper Kupp, el receptor que obtuvo el premio de MVP del Super Bowl para redondear una campaña llena de récords, fue elegido en ese Draft.
Ellos se sumaron a Aaron Donald, quien ya venía en el plantel, y los triunfos comenzaron a llegar. Ganar el Super Bowl se convirtió muy rápido en un objetivo tan realista como necesario.
Lograr campeonatos en los deportes profesionales de conjunto de Estados Unidos es increíblemente difícil. Los aficionados de los Dodgers lo saben muy bien luego de haber esperado 32 años para volver a verlos conquistar la Serie Mundial. Los fans de los Lakers no tuvieron que pasar por una sequía tan prolongada, pero de todos modos fueron 10 años hasta la llegada de su título 17.
Estamos hablando de dos de las organizaciones deportivas más poderosas y exitosas del mundo. Otros grandes como los Dallas Cowboys no han sido monarcas desde hace 26 temporadas. Los New York Yankees, la más ilustre de las franquicias en los deportes de EE.UU., ya han cambiado de calendario 12 veces sin poder sumar otro título.
El domingo en su hermoso palacio que es el estadio SoFi de Inglewood, los Rams no tuvieron su mejor partido: no pudieron correr el balón contra los Cincinnati Bengals, cometieron entregas de balón, sufrieron mucho para detener la carrera y permitieron varias jugadas grandes que les fueron complicando el compromiso, a lo cual se sumó una desafortunada lesión del receptor Odell Beckham Jr. y un grotesco error de arbitraje que les costó puntos en el marcador.
Pero en la recta final del Super Bowl LVI las estrellas del equipo respondieron: el quarterback Matthew Stafford lideró con gran temple y personalidad, el receptor Kupp hizo todas las jugadas cruciales que se necesitaban de la ofensiva, y el asombroso Aaron Donald, ya considerado por algunos como el más grande jugador defensivo de la historia, se adueñó de la línea de golpeo para sellar el triunfo.
Cuando “AD” hizo esa jugada final que liquidó a los respondones Bengals, mi reacción desde el palco de transmisiones junto a mi compañero y tremendo narrador oficial del equipo en español, Troy Santiago, fue más de satisfacción que de júbilo.
Satisfacción porque en estos cinco años de ver a los Rams muy de cerca en todos sus partidos y de analizar cada batalla -y casi cada jugada- he aprendido lo complejo que es construir a un contendiente al Super Bowl con una bola de factores que incluso a veces no son visibles para el público, y los Rams nunca pararon de buscar su mejor versión hasta conseguir el objetivo.
Satisfacción porque estos Rams de la temporada 2021 contaron con varios jugadores que ya se merecían un campeonato, ya fuera por longevidad (Whitworth), excelencia (Donald), perseverancia (Stafford) o profundo amor por el deporte (Woods), entre otros.
Y satisfacción porque el área en que vivimos, Los Ángeles, por fin puede celebrar a un nuevo campeón de la NFL, algo que al menos para una generación completa de fans no fue posible, obligándolos a voltear a otras ciudades muy lejanas geográfica y culturalmente hablando.
Tengo que decir que además de constituir un brillante conjunto de jugadores y entrenadores, estos Rams se distinguen a mi parecer por el excelente grupo humano que conforman. Su lema interno de “We Not Me” (Nosotros, No Yo) lo han sabido aplicar como pocos equipos de la liga y las muestras de interés por su comunidad están muy bien documentadas, pero no por eso deben obviarse. Este es un equipo con muy buenas personas.
Felicidades a los nuevos reyes de la NFL y también a los aficionados más leales que los esperaron por tanto tiempo para vivir este glorioso momento.
¡Salud, Rams House!
Ricardo López Juárez es analista oficial en español de Los Angeles Rams