Acusan a consultor de migración de separación de familia: el padre es castigado con 10 años fuera del país

Desde hace 2 meses se encuentra en Tijuana, separado de su esposa y sus 6 hijos.

José Piña reconoce que su error fue acudir a un consultor de migración en lugar de a un abogado  de migración. (Cortesía)

José Piña reconoce que su error fue acudir a un consultor de migración en lugar de a un abogado de migración. (Cortesía) Crédito: Cortesía

A José Piña el mundo se le vino encima cuando en lugar de que le aprobaran su residencia durante una entrevista en el Consulado de Estados Unidos en Ciudad Juárez, le aplicaron un castigo por 10 años que le impide regresar al país y significa la separación de su esposa y sus 6 hijos.

“Cuando le pregunté al oficial, por qué… si yo llevaba un perdón aprobado. Me dijo que el perdón era por haber entrado sin  papeles en 2003, pero que yo tenía un castigo de 10 años previo que no cumplí al ingresar a Estados Unidos”, explica José, en entrevista telefónica con La Opinión desde Tijuana donde se encuentra.

“Yo no sabía que tenía un castigo de 10 años y que lo violé al regresar a Estados Unidos”, dice.

Tanto José como su esposa Jessica Piña consideran que su error fue confiar en un consultor de migración para un caso de migración tan delicado.

“Debimos haber ido con un abogado de migración, pero como nos recomendaron a Horacio Chávez fuimos con él, pero salimos perjudicados”, dice Jessica.

José Piña ha sido separado de su familia. (Cortesía)

José nació en 1983 en Guanajuato, México. Sus padres lo trajeron en 1997 al país y lo pusieron dentro de una solicitud de asilo. 

“No nos aceptaron, y nos dieron salida voluntaria. Salimos en 1998 y fuimos al Consulado de Estados Unidos en la ciudad de México donde nos tomaron huellas y fotos”, recuerda.

Pero 5 años más tarde, en 2003, la necesidad hizo que José reingresara al país de manera indocumentada. “Tenía 20 años cuando volví a Estados Unidos”.

Ya en el país, se puso a trabajar en la construcción. “Nunca tuve ningún problema con la justicia. Me dediqué a trabajar”.

En 2015 se casó con Jessica Piña con quien procreó tres hijos, que ahora tienen 14, 12 y 5 años. José tiene además tres hijos de una relación anterior, con edades de 21, 19 y 15 años. En total, es padre de 6 hijos.

Tras la negativa de las autoridades de Estados Unidos para darle la residencia, y castigarlo con 10 años de permanencia en México, dice que aún se encuentra en shock.

La cita en el Consulado de EE UU en Ciudad Juárez fue el 2 de febrero. “Llevó 2 meses en Tijuana sin saber qué hacer. Es muy difícil estar separado de mis hijos y de mi esposa”.

José y Jessica Piña con todos sus 6 hijos. (Cortesía)

Atribuye el fracaso de su intento por hacerse residente al consultor que les llevó el caso.

Subraya que le preguntó varias veces si no corría ningún riesgo al salir del país, y Chávez les dijo que no tendría problema.

 “Cuando le hablé para decirle lo que había pasado, le respondió que le parecía muy raro, y que pocas veces eso pasaba. Nos propuso meter otro perdón, pero la verdad ya no confíamos, y no vamos a pagarle más dinero”.

Jessica Piña, quien nació en Sylmar, dice que tras varios años de vivir con José, fue ella quien le propuso casarse para ayudarle a arreglar su residencia.

“Después de que nació mi hijo de 12 años, unos quistes que tenía en el cerebro se me pusieron peor y empecé a perder la movilidad en el lado izquierdo de la cabeza”.

Tras una cirugía en la cabeza para corregir el problema, le pegó meningitis e hidrocefalia. “Pasé 6 meses entrando y saliendo del hospital, en terapia intensiva. Me dijeron que tenía un 3% de probabilidades de salir con vida”.

Dice que tuvo que aprender a caminar de nuevo, no podía bañarse sola, y le daban de comer en la boca. 

“En todo ese tiempo, cuando me vi entre la vida y la muerte, José estuvo ahí. Nunca se apartó de mi lado”.

José y Jessica Piña han sido separados. (Cortesía)

Así que cuando pasó el peligro, ella le propuso casarse para que pudiera salir de las sombras y tener un estatus migratorio.

“Le dije que si algo me llegaba a pasar, o si me volviera a enfermar de nuevo, yo no quería estar con el pendiente de que lo fueran a deportar”.

Además sus tres primeros hijos viven con nosotros. José tiene  la custodia. “Entonces es mucha la responsabilidad”.

Una vez casados, Jessica dice que fueron a ver a Horacio Chávez para ver si los podían ayudar con su petición de residencia. 

“Como no tenía récord criminal, dijo que él podía hacer todo el proceso, y que no nos preocupáramos, que podíamos arreglar la residencia”.

Cuando su esposo, le comunicó que no le quisieron dar la residencia en Ciudad Juárez por no cumplir con el castigo de 10 años que recibió cuando le dieron salida voluntaria, siendo un menor de edad, quedó devastada.

Me están dejando desamparada. Yo no puedo trabajar. Hay días que no puedo funcionar. Tengo una malformación en el cerebelo, y la hidrocefalia me causa dolores de cabeza muy fuertes”.

Comenta que estos dos meses de separación han sido bastantes difíciles. “Me han dado ataques de ansiedad”.

Pese a sus varias condiciones de salud, Jessica ha hecho un esfuerzo por ir cada fin de semana a ver a José a Tijuana, junto con 4 de sus hijos. “Es muy duro hacer ese viaje, más ahorita con la gasolina tan cara”.

Y lamenta no haber podido estar al lado de su esposo cuando recién fue operado de emergencia de una hernia en Tijuana. “No he podido estar ahí para curarle sus heridas. No le puedo responder igual como cuando él me cuidó a mi cuando estuve tan grave”.

José Piña con sus tres hijas. (Cortesía)

Jessica dice que el abogado en migración de la organización CARECEN, Andrew Knapp ha tomado su caso para luchar por traer a su esposo de regreso a Estados Unidos al lado de su familia que tanto lo necesita.

“Ponernos en manos de un consultor de migración, hizo toda la diferencia porque afectó que mi esposo no haya podido obtener la residencia y que le hayan dado un castigo de 10 años”.

Agrega que no ha podido darse el lujo de sentarse a llorar.

Mi esposo ha sido mi fuerza, mi apoyo. Sin él, se me está acabando la vida. Siento que el mundo se me viene encima”.

José agradece a Dios que su esposa pueda llevarle a sus hijos cada semana a Tijuana. “La vida me ha cambiado mucho. Yo estaba acostumbrado a ir del trabajo a la casa. La persona que llevó mi caso nos condenó. Mi familia lo es todo para mi. Yo vivo para mi familia. Ellos son mi vida. Cómo vamos a vivir de ahora en adelante. No lo sé”.

José y Jessica dijeron que Horacio Chávez tiene un negocio que se llama Comunidad Latina Inmigrante (Servicios de Inmigración). En sus tarjetas, se identifica como consultor de migración y aclara que “no soy abogado”.

Platica que Chávez les contó que él trabajó muchos años para la Hermandad Mexicana pero como la gente lo buscaba mucho a él, decidió abrir su propio negocio.

La Opinión se encuentra a la espera de los comentarios sobre el caso por parte del consultor de migración, Horacio Chávez.

De acuerdo a la Barra de Abogados de California, un consultor de migración puede ayudar a completar formularios, traducir documentos, y entregar los formularios a las agencias gubernamentales.

Lo que no puede hacer es seleccionar los formularios que usted necesita, decirle cómo completar los formularios, dar asesoría jurídica y representar a cualquier persona en el tribunal de migración.

Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain