Dos años después de salir de Adelanto, inmigrantes aún sufren las secuelas en su salud

A José Ricardo Viveros le ha sido imposible obtener su expediente médico del hospital a donde lo llevaron a poner un marcapasos

José Ricardo Viveros sufre las consecuencias del maltrato en el Centro de Detención de Adelanto. (Cortesía JRViveros)

José Ricardo Viveros sufre las consecuencias del maltrato en el Centro de Detención de Adelanto. (Cortesía JRViveros) Crédito: Cortesía

José Ricardo Viveros salió libre del Centro de Detención de Adelanto, California, en noviembre de 2020, pero casi dos años después, sufre en su salud emocional y física, las consecuencias de los abusos vividos.

“Casi no salgo de mi casa. Me da temor de que me vuelvan a encerrar en Adelanto, un lugar en el que al ser humano no lo ven como un ser humano sino como un animal”, dice.

Pero además dice que durante su estancia de 6 meses en Adelanto, lo llevaron al Victor Valley Global Medical Center en la ciudad de Victorville, donde le hicieron firmar unos documentos que no entendía por estar en inglés, y le pusieron un marcapasos.

Quedé mal de esa cirugía. No puedo agarrar nada con mi brazo izquierdo. Me duele el hombro. Se me hincha la mano; y siento una bola arriba del corazón”.

Lo peor ocurrió – dice – cuando él mismo se quitó las grapas de la operación a corazón abierto que le practicaron para ponerle el marcapasos.

“Por más que les pedí que me llevaran al hospital para que me las removieran, nunca me hicieron caso, poniendo de pretexto la pandemia”.

Y hasta la fecha, dice que no ha podido obtener el expediente médico que registra todos los problemas de salud que se le presentaron durante el tiempo que estuvo en Adelanto. “Fui personalmente al hospital, y al propio Adelanto, y no me lo quieren dar; y yo lo necesito para dárselos a los médicos que ahora me atienden”.

José Ricardo Viveros denuncia los abusos sufridos en Adelanto. (Cortesía)

Viveros tiene 64 años, de los cuales 22 años ha vivido en Estados Unidos. Está casado y tiene 3 hijos adultos. Actualmente vive en la comunidad de Selma en el Valle Central de California.

Cuando estaba en proceso de obtener la residencia, fue detenido por la policía cuando detuvo su carro en un estacionamiento de la ciudad de Laguna Hills en el condado de Orange.

“La verdad yo había tomado en una reunión a la que fui. Y como no me sentía bien, decidí estacionar el carro y quedarme ahí hasta que me sintiera mejor. Me quedé dormido, los policías me tocaron la ventanilla y me llevaron detenido”.

Cuenta que le dieron un cargo por manejar en estado de ebriedad y lo mantuvieron detenido varios meses en 2019; y cuando ya se creía libre, lo entregaron al Servicio de Migración y Aduanas (ICE).

“Me llevaron esposado a Adelanto en plena pandemia. Y ahí estuve como seis meses hasta que recuperé mi libertad en 2020”.

Pero ese tiempo durante lo más álgido del coronavirus, dice que los rociaban continuamente con el químico HDQ neutral, supuestamente para prevenir contagios. El HDQ neutral es un desinfectante que se promueve como destructor de virus.

“Para mi edad, eso era muy delicado. Además todos mis males se me acrecentaron. Sufro de alta presión, colesterol, diabetes, gastritis y de la próstata”.

El Centro de Detención de Adelanto fue objeto de varias demandas durante la pandemia. (Photo by John Moore/Getty Images) Crédito: John Moore | Getty Images

El impacto más rápido de los químicos que esparcían por todas las instalaciones, a él y otros de sus compañeros, les causó infinidad de problemas en la vista. 

“Los ojos nos lloraban y ardían. Nos llevaron al oculista, quien nos recetó unas gotas que nunca nos dieron. Pero en general, sufrimos un deterioro de la vista al grado de ver borroso”.

Fue un periodo muy duro porque a los detenidos les tocaba aspirar el químico.

“Nos afectaron los pulmones. La semana pasada fui al hospital porque no podía respirar”.

Sin duda, el trago más amargo sufrido en Adelanto se dio cuando lo llevaron al hospital. “El cerebro se me hinchó, y me faltaba el aire. Me pusieron en un coma inducido por varias semanas”.

Y lo más traumatizante se presentó cuando lo operaron a corazón abierto para ponerle el marcapasos. 

“Todo el tiempo de la recuperación, me mantuvieron encadenado a la camilla y vigilado por guardias del GEO Group que son quienes administran la cárcel de Adelanto”.

José Ricardo Viveros vive con el trauma psicológico de la detención en Adelanto.(Cortesía)

Relata que fue una cosa bastante humillante su proceso de recuperación en el hospital de Victorville. 

“Los vigilantes estaban dentro de mi cuarto y hablaban mucho. Hasta me tocó escuchar pleitos por teléfono con sus esposas. Comían adentro, enfrente de mí; y yo recién operado, sentía náuseas con el olor de la comida. Más aún, cuando sin ningún pudor, soltaban pestilentes y estruendosos gases, y luego se reían”.

Confiesa que psicológicamente todo lo vivido lo afectó mucho. 

“Los agentes de GEO Group se sienten superiores a nosotros. Nos ven como delincuentes”. 

Y dice que gracias a Dios que no le tocó contagiarse de coronavirus, pero vio a muchos de sus compañeros, hervir de fiebre y caer al piso enfermos.

“Fue una época muy estresante, llena de una ansiedad que lo consume a uno”.

Agrega que la comida es nefasta. “En una ocasión nos dieron una pizza tan dura, que a un compañero se le cayó un diente, apenas la mordió”.

José Ricardo dice que quiso hacer esta denuncia del maltrato vivido en Adelanto, aún cuando sabe que no es  el primero, el único ni el último que la vivirá.

“Hago este relato para que una vez más, la gente se dé cuenta de todas las atrocidades que se cometen en Adelanto, y para que luchemos porque se cierre ese lugar porque es mucho el daño que le hacen al inmigrante. Queda uno muy afectado”.

Este inmigrante mexicano está en espera de una audiencia de residencia en la corte de migración de San Francisco.

Y subraya que cuando él fue entregado por la policía local de Laguna Hills al ICE, ya estaba en vigor la Ley Santuario, la cual empezó a aplicarse en California en 2018, y prohíbe la colaboración entre las policías locales y migración.

José Topete González denuncia los abusos que sufrió en el Centro de Detención de Adelanto. (Araceli Martínez/La Opinión) Crédito: Araceli Martinez | Impremedia

José Topete, quien fue compañero de celda en Adelanto de José Ricardo, sostiene que las consecuencias de todo lo que hicieron con ellos adentro, las padecen ahora en libertad.

“Tenemos documentos para comprobar todo lo que sufrimos. Hay vídeos que muestran lo que estamos reportando”.

Añade que desde que salió de Adelanto, se le seca la garganta y la boca muy feo, le han sobrevenido dolores de cabeza, mareos y problemas para respirar.

“Pienso que es consecuencia de los químicos que nos rociaron durante la pandemia”.

La Opinión se encuentra a la espera de un comentario de GEO Group sobre los abusos reportados.

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