Una deportación le hace realidad el sueño de ser madre de la niña que siempre soñó

Cuando los padres de Stephanie fueron deportados, Arcadia Terán se quedó con la custodia de la menor

Arcadia Terán con  Estefany Villanueva, a quien considera su hija. (Cortesía)

Arcadia Terán con Estefany Villanueva, a quien considera su hija. (Cortesía) Crédito: Cortesía

Arcadia Terán, una inmigrante mexicana, siempre soñó con ser madre de una hija mujer, lo que nunca imaginó es que una deportación, le haría realidad su sueño.

“Todos me dicen que Stephanie estaba destinada a ser mi hija. Ya tiene 16 años, y está conmigo desde los 6 años”, cuenta.

A su vez, Stephanie dice que Arcadia es la única madre que ha conocido. “Es muy buena conmigo. Siempre andamos juntas”.

La historia de Arcadia y Stephanie comenzó hace más de 16 años.

“Su mamá y yo trabajábamos en una compañía de limpieza. Yo era su supervisora. Un día que le daba raite a su casa, me confió que había quedado embarazada y no podía tener a su hijo. Me pidió que la llevara a una clínica donde le ayudaran a evitar el embarazo”, relata Arcadia.

La situación de la madre de Stephanie era crítica, porque el padre de su hija se había regresado a México, y ella tenía que arreglárselas por sí misma. 

Arcadia Terán y Stephanie Villanueva, su ahijada a quien considera su hija. (Cortesía)

Un embarazo no estaba en sus planes, y además al emigrar a Estados Unidos, había dejado a otros hijos en México.

“Yo ya tenía un hijo varón, pero deseaba con toda mi alma tener otro hijo, pero no podía ya embarazarme”.

Así que Arcadia le propuso a su amiga, culminar el embarazo, y entregarle a su hijo o hija al nacer. Ella lo adoptaría de manera legal.

“La convencí y la cuidé durante su embrazo, pero fue a dar a luz a un lugar que era muy católico, y se me hizo raro que no me avisara de que ya iba a nacer la niña. Yo había quedado de llevarla al hospital”.

Cuando fue a verla para que le entregaran a la niña, se encontró con que su amiga cambió de parecer y decidió quedarse con ella.

“No sé si le tomó cariño a la niña o  las monjitas la convencieron de que no la regalara”.

Sin embargo, el cambio de planes no hizo que la amistad se perdiera. 

La madre de Stephanie le pidió a Arcadia que fuera su madrina de bautizo.

“Me dijo que si no hubiera sido por mí, no hubiera tenido a su hija, que yo le salvé la vida”.

Cuando Stephanie nació, su padre regresó a Estados Unidos. De manera que los primeros tres años de su vida, la niña creció al lado de sus padres.

Pero el infortunio se presentó, y su madre fue arrestada por migración cuando salía de su trabajo en San Juan Capistrano.

“Se la llevaron detenida a ella y a otra compañera de trabajo; y más tarde, la deportaron. Ella pidió que le mandaran a su hija a México, pero su papá no quiso”.

Stephanie se quedó al cuidado de su padre, pero por desgracia, tres años más tarde, fue arrestado por la policía tras un incidente por manejar bajo los efectos del alcohol (DUI), y también fue deportado.

“La niña fue a vivir con un tío, hermano de su papá. Para mala suerte se metió en líos, y también lo arrestaron y deportaron. Su esposa no podía cuidar a la niña, porque ya tenía otros hijos que atender y era mucha carga”.

Fue entonces cuando le hablaron a Arcadia para ver si se podía quedar con la niña, después de todo era su madrina, y siempre había estado al pendiente de ella.

“Tengo que decir que desde que nació, siempre tuve contacto con mi ahijada Stephanie. La niña se quedaba conmigo por días, cuando yo descansaba del trabajo, y durante las vacaciones, se venía a mi casa. Siempre estuvimos cerca. Yo no era una extraña para ella”.

Arcadia Terán con su hijo Jesús y Stephanie, a quien considera su hija. (Cortesía)

Cuenta que su madre le envió una carta custodia para que tuviera la autoridad para quedarse a su cargo.

“No la pude adoptar, pero está bajo mi cuidado”.

Actualmente Stephanie tiene 16 años; y su hijo Jesús, anda en los 27 años. 

“Mi hijo la quiere como una hermana”.

Arcadia confía que cuando le entregaron a Stephanie en 2012, venía muy dañada con ideas de que su mamá no la quería y la había abandonado. 

“Yo le expliqué que su mamá la quería, pero su situación había sido muy difícil; y le dije que fuera como fuera, era su madre y debía reconocerla como tal”.

La mamá de Stephanie vive en Tijuana.

“Han hablado por teléfono, pero no se han visto desde que la deportaron”.

Arcadia espera que cuando Stephanie cumpla los 18 años pueda sacar el pasaporte, y viajar a ver a su madre.

“Es importante que se reencuentren, porque a veces la veo triste. No hemos podido sacarle el pasaporte, porque solo tengo la carta de custodia de ella”.

Para Arcadia, Stephanie es la hija que siempre quiso tener, y a quien amó desde que su mamá la tenía en su vientre.

“Soy muy celosa y emocionalmente la protejo mucho. La he criado sola al lado de mi hijo, porque yo me divorcié”.

Por eso cada vez se convence más, de lo que todo mundo le dice, que Stephanie estaba destinada a ser su hija.

“Es la niña que siempre soñé tener, y la voy a apoyar hasta donde ella me lo permita”, dice feliz.

Arcadia dice que Stephanie quiere estudiar para ser enfermera.

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