John-Henry Crawford muestra su lado latino en ‘Corazón’
El violonchelista da un viaje por las Américas con su disco "Corazón"
Robert Popper es un médico austriaco que en 1938 escapó de la invasión nazi. Luego de comprar un pasaporte falso en el mercado negro, pudo llegar en tren a Letonia, donde esperó tres meses hasta que consiguió un patrocinador que lo pudiera traer a Estados Unidos, un requisito para inmigrar a este país.
Las restricciones para viajar eran extremas: los nazis no permitían llevar consigo nada de valor; sin embargo, el doctor Popper se las arregló para contrabandear un chelo a través de la frontera con Suiza. Luego de haber escapado, el médico regreso a ese país para recuperar el chelo y traerlo a Estados Unidos.
Ahora ese chelo, que tiene al menos 200 años, está en manos de John-Henry Crawford, nieto del doctor Popper y un destacado músico que en unos días estrenará “Corazón”, un álbum con el que inicia una nueva etapa en su ascendente carrera como violonchelista.
“El objetivo [con este disco] es llevar al oyente a un viaje a través de América Latina”, dijo. “Pero también a través del tiempo porque abarca más de 140 años de música”.
“Corazón” incluye piezas como “Estrellita” y “Por ti mi corazón”, de Manuel M. Ponce (México); “O canto do cisne negro” y “Pequeña Suite: Melodía”, de Heitor Villa-Lobos (Brasil) y “Le Grand Tango”, de Astor Piazzolla (Argentina).
No obstante, el romance de John-Henry con la música de América Latina no es reciente. Conoció a estos y otros compositores cuando hizo una gira por países como Costa Rica, Brasil y México con sus maestros del Curtis Institute of Music de Filadelfia, donde fue aceptado cuando tenía 15 años.
En ese entonces, una parada fue en Morelia, en el estado mexicano de Michoacán. En noviembre de 2019 llegó a esa ciudad para participar en la novena competencia internacional Carlos Prieto. John-Henry se hizo del primer lugar luego de vencer a 24 contendientes.
“Fue súper interesante porque fue en Morelia, [una ciudad] que ya había visitado hace muchos años”, dijo el músico nacido en el pequeño pueblo de Shreveport, en Louisiana. “Después de tener la suerte de ganar decidimos grabar un disco con música de América Latina”.
John-Henry encuentra características en los autores latinoamericanos que no encuentra en los europeos, y es que los latinos “honran la tradición clásica pero a su vez incorporan su propia voz y cultura para que la música tenga el sabor extra y la interpretación que uno no suele escuchar en la música europea”, dijo.
Aunque en su casa todos tocan algún instrumento, John-Henry, el menor de cuatro hermanos, es el único que lo hace profesionalmente. Comenzó a estudiar chelo por “orden” de su madre y desde entonces nació su afecto por este instrumento. Su abuelo todavía vivía.
Su dominio del español fue primero por la influencia de sus hermanos mayores, que vivieron un tiempo en varios países de América Latina, a donde la familia iba a visitarlos. Después fueron los viajes a México, la más reciente en noviembre a León, en el estado mexicano de Guanajuato, para asistir a un festival de violonchelo. Desde entonces y a la fecha John-Henry lo habla sin problema.
A todos esos viajes lo acompaña el violonchelo del abuelo, un instrumento que dice, no tiene comparación.
“He pensado en cambiarlo pero siempre me quedo con mi instrumento porque tiene un sonido especial y muy fuerte”, dijo el músico, quien cursó una maestría en música en la escuela Juilliard. “Siento que que una parte de mi abuelo vive en ese chelo”.