“Nos quedan 30 cm de agua”: la grave sequía que golpea al Rin, uno de los mayores ríos de Europa y del que depende la economía de Alemania
Algunos barcos están dejando de operar y otros están reduciendo su carga para poder navegar por el río
El Rin, uno de los principales ríos de Europa y que, históricamente ha sido una importante ruta de comercio, se seca.
Y esto plantea grandes problemas para las personas y las empresas que dependen de él.
El capitán Andre Kimpel observa con experiencia, pero preocupado, el río y cómo los niveles del agua han disminuido significativamente en los últimos días mientras Europa vive un verano largo y caluroso.
Varios servicios de ferry en Kaub (Alemania) y sus alrededores se han visto obligados a parar, pero Kimpel sigue transportando a personas y sus automóviles a través del agua hasta la orilla opuesta, por ahora.
“Esto es serio”, dice mientras navega por el agua que brilla bajo el sol de verano. “Tenemos 1,5 mde agua y nuestro bote tiene 1,20 m de profundidad. Así que nos quedan 30 centímetros de agua debajo de nosotros”.
No es inusual que los niveles de agua bajen aquí pero, dice el Capitán Kimpel, está sucediendo ahora con más frecuencia. “Solíamos tener muchas inundaciones. Ahora tenemos muchos momentos de aguas bajas”.
En la orilla del río hay una vieja estación de medición. Cualquier patrón del nivel oficial del agua del Alto Rin queda registrado aquí.
Los niveles se toman siempre desde el mismo punto de referencia dentro del agua.
El nivel actual no ha caído aún por debajo de la cifra más baja jamás registrada en esta estación, que fue de 25 cm en octubre de 2018.
Actualmente mide 42 cm, pero se prevé que disminuya aún más en los próximos días.
Sin transporte de carbón
Viajar algo más río arriba muestra que el desafío es obvio.
En la ciudad de Bingen, también en Alemania, se ven grandes extensiones del lecho del río expuestas, con las piedras blanqueadas secándose como polvo bajo el sol abrasador.
La gente del pueblo cercano se abre paso entre las rocas, toma fotografías. En tiempos normales esas rocas estarían bajo el agua.
Un hombre me dijo que nunca lo había visto así.
Algunas embarcaciones comerciales navegan lentamente por el leve canal de agua que queda en esta parte.
Es uno de los grandes ríos activos de Europa y la industria en esta zona en Alemania depende de barcazas para buscar y transportar materias primas y productos terminados hacia y desde las centrales eléctricas y fábricas que bordean la orilla del río.
El nivel del agua ya es demasiado bajo para permitir el paso de algunas de las embarcaciones más grandes. Otros se han visto obligados a reducir su carga para no hundirse tanto en el agua. Aquí están muy atentos al nivel del río.
Es probable que el Alto Rin esté completamente cerrado al tráfico, dice Martina Becker de HGK Shipping. Que el nivel del agua baje es algo que ocurre todos los años, nos dice, pero no es tan extremo como está pasando ahora.
“Es bastante extraordinario, particularmente para esta época del año. Julio y agosto suelen ser meses bastante húmedos con mucha lluvia y buenos niveles de agua”, sostiene.
Es en octubre cuando suelen darse niveles más bajos, explica.
“Esta es una situación inusual para nosotros y la pregunta es qué va a suceder en octubre, cuando llegan los meses generalmente secos. Ya nos estamos acercando al nivel mínimo histórico que tuvimos en 2018. Podríamos alcanzar ese nivel la próxima semana”.
Los expertos han advertido que el nivel bajo del agua podría dañar significativamente la economía de Alemania.
Hay una preocupación adicional para el gobierno. Dado que Rusia redujo su suministro de gas a Alemania, ahora dependen más de las centrales eléctricas de carbón. Y, aunque una parte de la carga de carbón se traslada por la red ferroviaria, la mayoría del carbón se desplaza a través del río.
Pero la preocupación es mucho mayor entre aquellos que viven o trabajan en el río.
La agencia gubernamental que monitorea el agua dice que el bajo nivel actual puede estar dentro de los patrones normales. Pero sí que advierte que tales eventos se están volviendo más intensos como resultado del cambio climático y que la situación empeorará en la segunda mitad de este siglo.
En Bingen, el agua ha bajado lo suficiente como para exponer un viejo puente de piedra que conduce a una pequeña isla.
La gente se ríe mientras avanza entre las rocas, disfrutando de la novedad de poder llegar a pie. Pero, para muchos, este nuevo paisaje, es una advertencia.
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