La muerte del sucesor de Hitler: Hermann Göring

Hermann Göring decidió terminar con su vida al tomar una pastilla de cianuro cuando la Alemania nazi cayó y fue capturado por Estados Unidos.

De izquierda a derecha, el Ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, Joachim von Ribbentrop, el Ministro de Relaciones Exteriores de Italia, el Conde Ciano, el Canciller alemán Adolf Hitler (1889 - 1945) y el Mariscal de campo Hermann Goering saludan a la multitud desde el balcón de la nueva Cancillería del Reich en Berlín, Alemania, después de firmar el pacto militar italo-alemán, 23 de mayo de 1939.

De izquierda a derecha, el Ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, Joachim von Ribbentrop, el Ministro de Relaciones Exteriores de Italia, el Conde Ciano, el Canciller alemán Adolf Hitler (1889 - 1945) y el Mariscal de campo Hermann Goering saludan a la multitud desde el balcón de la nueva Cancillería del Reich en Berlín, Alemania, después de firmar el pacto militar italo-alemán, 23 de mayo de 1939. Crédito: Central Press/Hulton Archive | Getty Images

El 15 de octubre de 1946, Hermann Göring, quien fue: comandante en jefe de la Luftwaffe, presidente del Reichstag, jefe de la Gestapo, primer ministro de Prusia, guardabosques jefe del Reich, liquidador jefe de propiedades secuestradas, jefe supremo de la Oficina Meteorológica Nacional, y el sucesor designado de Hitler murió por su propia mano.

Göring fue uno de los primeros miembros del Partido Nazi y resultó herido en el fallido Putsch de la cervecería de Múnich en 1923; la herida de este suceso tendría efectos a largo plazo, ya que este se volvió cada vez más adicto a los analgésicos

No mucho después de la llegada de Hitler al poder, Göring jugó un papel decisivo en la creación de campos de concentración para los enemigos políticos. Ostentoso y autocomplaciente, se cambiaba el uniforme cinco veces al día y era conocido por hacer alarde de sus condecoraciones, joyas y obras de arte robadas. 

Fue Göring quien ordenó la purga de los judíos alemanes de la economía luego del pogromo de la Kristallnacht en 1938, iniciando una política de “arianización” que confiscó propiedades y negocios judíos.

El fracaso de Göring en ganar la Batalla de Gran Bretaña y evitar el bombardeo aliado de Alemania llevó a su pérdida de estatura dentro del Partido, agravada por la baja estima con la que siempre fue tenido por sus compañeros debido a su egocentrismo y posición como la mano derecha de Hitler. A medida que avanzaba la guerra, cayó en depresión y continuó luchando contra la adicción a las drogas.

Cuando Göring cayó en manos de Estados Unidos después de la rendición de Alemania, tenía en su poder un rico alijo de pastillas de paracodina, un derivado de la morfina. 

Fue juzgado en Nuremberg y acusado de varios crímenes contra la humanidad. A pesar de un vigoroso intento de auto absolución, fue declarado culpable y condenado a la horca, pero antes de que pudiera ser ejecutado, se suicidó al tragar una tableta de cianuro que había escondido de sus guardias.

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