¿Qué se sabe de la ayuda humanitaria de EE.UU. a Cuba tras el paso del huracán Ian?
EE. UU. ofrece dos millones de dólares para la "ayuda humanitaria crítica" a damnificados por el huracán Ian en Cuba. ¿Cómo funcionará esta inusual pero no inédita oferta de ayuda?
La asistencia que ofrece “al pueblo cubano” el Gobierno de EE. UU., a través de su agencia de cooperación internacional USAID, se traducirá en “provisiones y suministros”, detalló una alta funcionaria gubernamental a la agencia AP. Y se canalizará a través de “organizaciones independientes de confianza”, entre las que se menciona especialmente a la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja (IFCR, por sus siglas en inglés).
Hasta ahora, los daños provocados por el huracán Ian en la isla solo han sido cuantificados paulatina y parcialmente. Pero la IFRC ya lanzó un Llamamiento de Emergencia que —basado en reportes de la Oficina del Sistema de las Naciones Unidas en Cuba— evalúa en 9 millones de dólares los fondos requeridos para asistir a unas 25.000 personas (5.000 familias), cuyas viviendas sufrieron “daños significativos” en la provincia de Pinar del Río.
Una ayuda condicionada
“Es la primera vez que el Gobierno cubano acepta ayuda de EE. UU. ante un desastre natural“, señala a DW el economista isleño Ricardo Torres, de la American University, en Washington D.C. Pero el medio independiente El Toque precisa que la oferta de socorro no es inédita.
El Gobierno de la isla rechazó antes ofrecimientos del Ejecutivo de George W. Bush, tras huracanes como Michelle (2001), Charley (2004), Dennis, Wilma (2005) y Gustav (2008). Pero, en 2001, pidió que se le permitiera, en cambio, realizar una compra única de alimentos, que derivó en una relación comercial, por la que Cuba continúa adquiriendo cientos de millones de dólares en alimentos estadounidenses (pagando al contado, pues el embargo prohíbe ofrecerle créditos financieros).
Otras ayudas ofrecidas, tras desastres naturales, por los sucesivos Gobiernos de Barack Obama y Donald Trump también fueron declinadas. Y la razón siempre fue la misma: EE. UU. exigía, como ahora, entregar la ayuda a ONG independientes que la hicieran llegar directamente a los afectados, sin intervención de las instituciones oficiales.
¿Cómo funcionaría esta “ayuda humanitaria crítica”?
Tras el paso de Ian por Cuba, las autoridades estadounidenses se comunicaron con las cubanas para identificar las principales necesidades: restauración de viviendas y alimentación, precisó la fuente de AP. Pero las condiciones de la ayuda que ofrece EE. UU. y que Cuba ahora ha aceptado son las mismas: no entregarla al Gobierno de la isla.
El Llamamiento de la IFRC busca “que Estados, individuos y corporaciones puedan aportar a un plan de respuesta” a implementarse en 15 meses, explica a DW Susana Arroyo, su directora de comunicación para las Américas. Esta asistencia “incluye refugios de emergencia, servicios de salud y asistencia, agua potable, suministros de higiene y servicios de protección”, detalla el documento.
Y será coordinada en el terreno por las sedes municipales y provinciales de la Cruz Roja Cubana (CRC), junto a Gobiernos y consejos de defensa locales, así como organizaciones de la sociedad civil.
¿Cómo garantizará efectivamente la IFRC que las ayudas lleguen a todos los afectados, y no solo, por ejemplo, a los más fieles simpatizantes del Gobierno-Estado-Partido único, en un país donde las organizaciones de la sociedad civil reconocidas están supeditadas al aparato estatal? Ese podría ser un tema por aclarar entre USAID y la IFRC.
¿Oxigenar a la dictadura?
Otros países y organizaciones internacionales han enviado o anunciado otras ayudas para los afectados por Ian en la isla: la ONU presentó un plan de acción de 42 millones de dólares, la UE donó un millón de euros y Gobiernos como el de de México, Bolivia, Venezuela, Argentina, Japón y Canadá han enviado donaciones.
¿Hasta qué punto estas ayudas llegan también a “oxigenar a la dictadura”, que sigue reprimiendo con violencia y cárcel el ejercicio de la protesta y otras libertades políticas y civiles, en medio de una aguda crisis económica y política, como advierte una parte de la oposición, especialmente en el exilio?
“No soy de la opinión de que las ayudas humanitarias ‘oxigenen’ al Gobierno. Considero que es un tema humanitario y de elemental solidaridad humana todo lo que pueda contribuir a aliviar las penurias de la población”, responde el economista cubano Mauricio De Miranda, de la Universidad Javeriana de Cali.
USAID y la propaganda oficial
De hecho, el Gobierno cubano acusa de “mercenarios” a ciudadanos y organizaciones que reciben financiamiento de la USAID en el país, pero no es la primera vez que recurre a los servicios de esta agencia, recuerda El Toque. Y ejemplifica con los equipos de protección para bomberos donados tras el reciente incendio de depósitos de combustibles en Matanzas.
“El problema lo tendrá ahora la propaganda oficial para explicar que USAID puede hacer ‘cosas buenas’ como ayudar ante una tragedia o ‘cosas malas’ como apoyar a grupos opositores”, apunta De Miranda. Aunque la Cancillería isleña se ha cuidado de agradecer la ayuda que EE. UU. ofrece a través de la IFRC, sin mencionar a la USAID.
“Hay un clima caldeado, por razones obvias”, coincide su colega Torres: “Pero creo que debemos tener cuidado con los extremos. En Cuba hay mucha gente golpeada, desesperada, que ha perdido lo poco que tiene, en medio de una crisis económica profunda. Con las garantías correspondientes, lo correcto es apoyar a esas personas, familias, comunidades”.
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