México, discusiones de amor y odio por el reguetón

Las recientes presentaciones del puertorriqueño Bad Bunny en México reactivó el debate en varios sectores de la sociedad mexicana sobre el fenómeno del género reguetón

México, discusiones de amor y odio por el reguetón

El puertorriqueño Bad Bunny en concierto. Crédito: Roy Rochlin | Getty Images

MEXICO.- En una reunión de trabajo de fin de año saltó a la mesa un tema inesperado: Bad Bunny. El reguetonero puertorriqueño no tenía nada que ver en el convivio, pero estaba en boca de todos tras el concierto masivo en el Estadio Azteca, donde hubo fraude con los boletos, y porque la plataforma de música en streaming Spotify anunció que fue el más vendido a nivel mundial.

“Si quieren ponerme de mal humor pónganse a hablar del tema”, dijo José Téllez, melómano y difusor de música académica. “No te azotes”, respondieron los más jóvenes.

De ese modo arrancó una velada que se volvió monotemática hasta la madrugada con altibajos pasionales. México se debate entre el amor y el odio por el género que puso a “perrear” al mundo en un momento ávido de fiesta tras los años más duros de la pandemia.

“Un verano sin ií” de Bad Bunny fue nominado a mejor álbum en los Grammy en 2022  y el artista fue el más escuchado del año en Spotify. Además saltó Rosalía como representante femenino del género con “Motomami” al competir Beyoncé, The Weeknd y Taylor Swift.

“¿Cómo les puede gustar alguien que ni siquiera canta, sino que habla como idiota?”, contraatacó Tapia.

Y siguió, palabras más, palabras menos, con  sus argumentos: que el reguetón autoriza la desafinación e impone las voces mal timbradas; que estimula la existencia de cantantes y compositores sin educación musical, mecánicos, que propagan el tartamudeo, la gangosidad, las elocuciones circulares y repetitivas, las limitaciones de vocabulario y de “ideas” musicales, temáticas, coreográficas…

“Pero es el más vendido del mundo, la gente se vuelve loca por él  y más en México, ¿no viste lo que pasó en el Estadio Azteca? Lo llenó dos veces (tiene capacidad de hasta 90,000 asistentes)” reviró Santino Cortés, becario y estudiante de comunicación en la Ciudad de México.

En un pricipio, Bad Bunny se iba a presentar en una sola fecha pero fue tal la demanda que abrieron dos. Los seguidores se peleaban por ellos y hasta López Obrador lo invitó al Zócalo por eso de la clonación de boletos en Ticket Master y muchos pagaron hasta 20,000 pesos (unos 900 dólares).

“…Y salió de un paisito así de chiquito y pobre y cantando en español”, agregó Cortés.

Desde el inicio de su carrera en 2016, Benito Antonio Martínez Ocasio “Bad Bunny”  únicamente canta en su idioma natal, se niega a hacerlo en inglés. “Hay que romper eso de que los gringos son dioses… No, papi. Quizá era necesario y abrieron puertas a este boom latino, pero ese momento para mí acabó. Me enorgullece mucho llegar al nivel en el que estamos hablando en español, y no solo en español, sino en el español que hablamos en Puerto Rico. Sin cambiar el acento”.

“¿Y eso qué?”, reviró José Téllez. “Musicalmente los reguetoneros no tienen nada importante, ni siquiera tocan, no tienen músicos: todo lo hacen en la computadora, así, ¿qué chiste?”

Algunos músicos mexicanos han criticado al género como muchos otros en el mundo, como lo hicieron en su momento el difunto Pablo Milanés o el pianista Jame Rhodes. 

En septiembre pasado, el grupo Molotov, una de las bandas mexicanas más famosas desde los años 90 del siglo pasado, lanzó la canción “Quiten el trap” en la que se burlan los cantantes urbanos, de su vestimenta, joyas, carros, lujos y, sobretodo, del alardeo del dinero.

La respuesta en redes sociales estuvo dividida. Muchos estuvieron de acuerdo; otros le reprocharon la falta de adaptación a los nuevos tiempos. Molotov se hizo famoso por su sencillo “Puto” con el que hicieron saltar a medio México en rebeldía a la censura de palabrotas. Envejecieron mal, escribió un seguidor en Twitter. ¿Por qué ustedes sí podían trasgredir y ahora se quejan?

En otra momento, Aleks Syntec, cantante y compositor, también se lanzó en contra de los reguetoneros y promovió la idea de multar a establecimientos que pongan esta música en horarios inapropiados a su juicio.   “Si los reggaetoneros quieren seguir diciendo culo en todas sus canciones es cosa de ellos, pero no a las 10 de la mañana en los restaurantes donde hay abuelos, papás, niños con perreo intenso a todo volumen”.

En el festejo de fin de año, cuando avanzó la noche la conversación subió de tono. A la tercera piña colada con vodka, salió el tema del reguetón como un fenómeno social y cultural digno de estudio, dijo Llyther Mendez, community manager de la empresa. Todos en la mesa reconocieron que el reguetón toca temas como racismo, clasismo, gentrificación y violencia de género, pero no había acuerdos sobre si defendía o atacaban tales tópicos.

Lo cierto es que, por este tipo de posturas, la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) anunció que ofrecerá en 2023 el diplomado “Reggaeton como resistencia al colonialismo estadounidense y masculinidad suave como capital sexual”.

“Es una aberración”, protestó José Téllez.

Alguien contestó  que quienes “odian” al reggeaton es porque consideran que la música la escuchan los pobres y con bajo nivel intelectual. De lo primero había escrito “el periodista Víctor Lenore en esu libro Indies, Hipsters y gafapastas. Crónica de la dominación cultural. Del segundo tema,  el desarrollador de software Virgil Griffith concluyó en 2014 que, quienes escuchan a grupos como U2 o Led Zeppelin eran más listos que los que pasan el rato disfrutando el reaggaeton.

-Esos estudios como dicen una cosa, dicen otra”, respondió Gabriela Aguilar-. ¿No ves nada positivo en el reggeaton?”

– Me da gusto que hagan que las mujeres se muevan tan rico.

– Eso es machista.

– Al contrario: que ellas sean libres y se expresen.

En meses pasados, el colectivo feminista Las Brujas del Mar criticaron el show de Jowell & Randy en México porque en el escenario dijeron que querían ver “las tetas más hermosas de México”. El debate en la redes sociales se dividió, ya que algunos internautas decían que las asistentes que participaron en el show de los reguetoneros no fueron obligadas a hacerlo: “Su cuerpo, su decisión”.

Al final de la reunión de fin de año, la mesa de los compañeros de trabajo no llegó a un acuerdo. Tampoco hacía falta. De todos modos, el reggaetón siguió sonando Tití me preguntó/ Si tengo muchas novia’, muchas novia/ Hoy tengo a una, mañana otra/
Ey, pero no hay boda Tití me preguntó…

“Es una imposición”, remató José Téllez. “Es diversión”, agregó Cortés.

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