¿Hasta dónde llegan las deficiencias del sistema de titulación académica en México?

El escándalo por las acusaciones de presunto plagio de tesis que hizo la ministra de la SCJN, Yasmín Esquivel, abre el debate sobre la magnitud de la falsificación de documentos que existe en México

¿Hasta dónde llegan las deficiencias del sistema de titulación académica en México?

México padece de casos de plagio de Tesis y documentos universitarios. Crédito: Hector Vivas | Getty Images

MEXICO.- ¿Es fácil plagiar una tesis en las universidades de México? ¿Hacerse de un título académico? El escándalo por las acusaciones de plagio que presuntamente hizo Yasmín Esquivel, candidata a presidir la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), ponen el tema de los falsos profesionistas sobre la mesa. Otra vez.

Desde mucho antes de la época en que la ministra presentó su investigación para titularse como licenciada en derecho, en 1987, y hasta la fecha hay un lugar donde se sabe, como un secreto a voces, que pueden imprimirse  tesis falsas, cédulas profesionales inexistentes, títulos de grados académicos apócrifos, entre otras impresiones como invitaciones de XV Años, libros y hasta enciclopedias: la Plaza de Santo Domingo, en la Ciudad de México.

Si hoy hay trabajos en PDF, será suficiente con llevarlo. El editor no necesariamente tendría que saber que es un trabajo copiado”, precisa Juan Estrella, profesor de sociología en la Universidad Nacional Autónoma de México. 

“Se dice de Santo Domingo (porque es más barato) pero en cualquier otra imprenta puedes pedir la reproducción de cualquier material. Por eso también en algunas calles de la ciudad puedes encontrar best sellers a precios muy bajos, la saga de Harry Potter o el libro que esté de moda”.

El antecedente de las impresiones sin regularizar en México data del siglo XIX, cuando se establecieron los escribanos públicos, personas que ponían en palabras escritas los pensamientos o documentos de otros. Luego dejaron la pluma para pasar a la máquina de escribir, la imprenta, sellos y postales. El trabajo impreso en tinta permitió a los primeros falsificadores de documentos oficiales.

Investigaciones periodísticas de los años 80 y 90 del siglo pasado documentaron que un falsificador de documentos invertía unos 10,000 pesos para tener un pequeño taller de impresión de documentos y pronto recuperaba todo: no había certificados digitales y era muy complicado cotejar si eran reales o no. 

Ya entrados los 2,000, en la Plaza Santo Domingo un título universitario apócrifo podía costar 6,000 pesos (unos 300 dólares al tipo de cambio actual) y hasta 150,000 pesos (7,500 dólares) si era de la UNAM o del Instituto Politécnico Nacional (IPN); un acta de nacimiento alrededor de 400 pesos (alrededor de 20 dólares) e incluso se podía conseguir un pasaporte por 15,000 pesos (750 dólares).

La ministra

Después de que la tesis de la candidata a presidir la Suprema Corte fue señalada por plagio, la UNAM reconoció en un comunicado que había encontrado un “alto nivel de coincidencias” con el trabajo presentado por el alumno Edgar Ulises Báez un año antes, pero no detalló nada más. Del estudiante presuntamente plagiado, solo se sabe que tiene dos denuncias judiciales por abuso sexual en contra de dos menores y que cuenta con dos actas de nacimiento.

Yasmín Esquivel dijo en su comparecencia ante la universidad (que realizó por escrito) que fue a ella a quien copiaron. No quedó claro por qué su tesis se presentó un año después. En la defensa pública, la asesora de la ministra para la licenciatura,  Martha Rodríguez, dijo que el caso es un asunto político y “misógino” porque en México aún no hay una mujer que haya sido presidenta en la Suprema Corte.

La designación de Yasmín Esquivel Mossa se da en medio de una polémica porque está casada con José María Rioboó, uno de los principales asesores del presidente Andrés Manuel López Obrador en temas de infraestructura, por lo que se considera un conflicto de interés y ha generado rechazo en los partidos de oposición. 

Por su parte, el mandatario acusó a intelectuales y periodistas mexicanos como Enrique Krauze, Héctor Aguilar Camín y Carlos Loret de Mola, en cuyo portal Latinus se divulgó la presunta falsificación, de una campaña con propósitos políticos.

“El que esté libre de pecado que tire la primera piedra”, dijo. “Todos esos que están pidiendo que se castigue a la ministra han cometido delitos mayores, y no estoy justificando a la ministra”.

López Obrador instó al Poder Judicial y a la propia Esquivel a resolver el caso y renunció pronunciarse sobre la posibilidad de que la magistrada dimita o deje el cargo mientras todo se aclara.

En 2016, la Universidad Panamericana, una institución privada, reconoció que el presidente Enrique Peña Nieto sí plagió parte de su tesis de licenciatura, pero no retiró el título en Derecho. “Estamos frente a un acto consumado sobre el que es imposible proceder en ningún sentido”. 

La tesis El presidencialismo mexicano y Álvaro Obregón, con 200 páginas, plagió al menos 197 según documentó en su momento el portal Aristegui Noticias.

¿Grados académicos?

Cualquiera que sea el desenlace del caso Esquivel, éste volvió al foco público las deficiencias de la academia mexicana y el sistema de titulación.  

Medios de comunicación locales han encontrado que, al menos desde 1985 hasta el 2010, el nombre de Martha Rodríguez aparece en tesis de la UNAM que aparentemente fueron plagiadas en cadena.  Muchos de estos trabajos de titulación están asociados al derecho laboral y salpican a ex funcionarios de instancias judiciales y procuradurías del gobierno de la Ciudad de México, así como a otra ex ministra de la corte: María Elena Galguera González, fallecida hace dos años, según el diario El País.

Por ejemplo, la tesis de la ministra Esquivel también la presentó en 1993 por Juan Carlos Blanco Silva, quien estuviera adscrito como agente del ministerio público en la Fiscalía para la Investigación de los Delitos Cometidos por Servidores Públicos de la Fiscalía de la Ciudad de México, aunque asesora fue otra abogada de la UNAM: María Estela González Vidal.

El académico Juan Estrella, quien ha sido asesor de 30 tesis y sínodo en al menos 70 trabajos de titulación en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, comenta que actualmente la UNAM tiene un software que permite detectar ese tipo de copias, pero es muy reciente: de hace unos cinco años, anteriormente era  complicado. 

“Tú partías de la buena voluntad del tutor y no anda uno revisando si hay un plagio”, comenta. “Ahora, como asesor sí recordarías si alguien está copiando algo y más aún si son tesis casi idénticas”.

Hasta el momento la UNAM no ha informado si, además de investigar el presunto plagio de la ministra Esquivel, se averigua el papel Martha Rodríguez en la cadena de plagios.

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