Beneficiario de DACA cumple su sueño: abre gimnasio en Azusa

Al tiempo que sigue rezando porque haya un alivio migratorio para los 11 millones de inmigrantes indocumentados que viven en el país

José Núñez, beneficiario de DACA abre su gimnasio en Azusa. (Cortesía)

José Núñez, beneficiario de DACA abre su gimnasio en Azusa. (Cortesía) Crédito: Cortesía

Al iniciar el año, José Núñez, beneficiario del programa de la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), cumplió su sueño de abrir un gimnasio en el corazón de Azusa, la ciudad que lo vio crecer en el condado de Los Ángeles.

“Comenzó a funcionar este mes, pero la inauguración oficial de Athletics for All va a ser este domingo”, dijo José, nacido en Nayarit, México, pero a quien sus padres trajeron a vivir a Los Ángeles a los 5 años. 

Fue en la secundaria, durante la clase de preparación universitaria (AVID), cuando estaba haciendo su solicitud para ir a la universidad que se enteró abruptamente que no era ciudadano de Estados Unidos.

“Me preguntaban en la aplicación (solicitud) cuál era mi seguro social, y yo llamé a mi mamá para que me lo diera. ‘Oh mijo, tú no tienes seguro’, me respondió. Yo no sabía lo que significaba no tener seguro social, pero se lo tuve que decir a la maestra”.

José Núñez abre su gimnasio en el centro de Azusa. (Cortesía)
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Así fue como de un minuto para otro, todo cambió.

“Supe que mi vida no iba a ser igual. Y más lo noté cuando fui a Citrus Community College y la hice muy bien jugando fútbol americano al grado que me convertí en una estrella”.

Fue entonces cuando su entrenador le dijo que sería perfecto para su equipo de fútbol americano, pero cuando le dije que no tenía un seguro social ni licencia de manejo, perdió el interés.

“Así pasó con otras oportunidades que fueron saliendo. Cuando sabían de mi estatus, nunca escuchaba más de ellos”.

José recuerda esos momentos como si su vida e identidad se la hubieran arrebatado. “Paré de jugar. Estaba perdido, confundido. Me daba vergüenza decir que nací en  México”. 

Pero en 2012, cuando se aprobó el programa DACA y se hizo uno de los beneficiarios, su vida comenzó a cambiar. 

“Fui a Cal State Los Ángeles por dos semestres, pero en el tercer semestre cuando se me complicó obtener becas, le dije adiós al estudio, y me concentré en lo que más me gusta, hacer ejercicio”.

José Núñez posa con sus padres. (Cortesía)
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En una conferencia a la que asistió por esos días, uno de los exponentes, mencionó que todos tienen un don. José dice que al caminar por las montañas, reflexionó y encontró que el suyo era ayudar a la gente a través del ejercicio.

“Yo quiero usar ese don para regresarle a nuestra comunidad”.

Todo comenzó hace 5 años cuando José se dedicó a dar clases en los parques donde los estudiantes que asistían a entrenarse le pagaban con donaciones.

“Mi propuesta es hacer ejercicio en grupo porque de esa manera la gente se anima una a otra. A mí no me gusta esa idea de ir al gimnasio, y no hablar con nadie. Lo que yo busco es que la gente al hacer ejercicio también socialice”.

Por ahora en su gimnasio ofrece clases de entrenamiento físico, yoga y bootcamp que él mismo imparte.

“Quiero también tener clases de zumba y ayuda con la nutrición; y más adelante dar oportunidad a otros entrenadores para que ellos también enseñen en mi gimnasio”.

José Núñez, un DACAmentado deportista. (Cortesía)

Comparte que su sueño es inspirar a la comunidad para llevar una vida más activa y saludable a través del ejercicio y comer más sano.

“Gracias a Dios que puedo hablar español ya que mis alumnos son 50% hispanos”.

Justamente dice que los hispanos solo sabemos trabajar duro, pero debemos darle tiempo al ejercicio para tener una larga vida.

Y José reconoce que sin sus padres Verónica y Francisco no habría logrado estar donde se encuentra ahora, abriendo su gimnasio.

“Toda mi vida me han apoyado. Yo hice ahorros para abrir el gimnasio y mi abuelo también me ayudó financieramente”.

Este beneficiario de DACA se siente feliz porque ha abierto su gimnasio en el centro de la ciudad donde sus sueños empezaron.

“Voy a anunciar en la inauguración una beca para los niños de Azusa High School que no va a tener restricciones. Nada de que no puede aplicar por su situación migratoria”.

José Núñez quiere hacer de Azusa una comunidad más activa y saludable. (Cortesía)
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Sin ocultar su felicidad, platica que muchos de sus clientes de los parques se han ido con él a su gimnasio, y de otros gimnasios donde fue entrenador o aquellos que estuvo enseñando por Zoom.

“Realmente estoy orgulloso, feliz y bendecido de ser un niño que vino de México y hoy a los 29 años, he logrado tener mi propio gimnasio”.

Sin duda, reconoce que DACA ha sido una bendición que le ha permitido vivir en libertad y sin miedo, aún cuando es algo temporal y deben pagar por ese beneficio cada dos años.

Sin embargo, dice que la preocupación por no tener un estatus migratorio permanente más allá del temporal DACA no deja de estar ahí presente.

Si bien su deseo es inspirar al ejercicio a la gente de Azusa y que se duplique el gimnasio Athletics for All, también reza – dice – para que se asigne un alivio migratorio para los 11 millones de inmigrantes indocumentados.

“Lo único que podemos hacer mientras tanto es compartir nuestras historias para dar esperanza y no sentir que estamos solos y no podemos cumplir nuestras metas. No es fácil, pero sí es posible”.

Si quieres inscribirte en las clases de José Núñez, búscalo en:

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