La residencia permanente le cae del cielo a inmigrante indocumentado

Luego de que fallece su esposa, con quien estuvo casado por 42 años, hizo la petición para ajustar su estatus migratorio con base en su matrimonio

Ricardo Perales muestra la imagen de su fallecida esposa Simona. (Araceli Martínez/La Opinión)

Ricardo Perales muestra la imagen de su fallecida esposa Simona. (Araceli Martínez/La Opinión) Crédito: Araceli Martínez Ortega | Impremedia

Ricardo Perales nunca imaginó cuando su esposa Simona murió en 2020, el año de la pandemia de covid, que el amor de su vida le echaría la mano desde el cielo para ayudarlo a salir del limbo migratorio en el que vivió 37 años.

El jueves 9 de febrero, acompañado por su nieto Luis de 12 años, Ricardo acarició feliz la tarjeta de residencia permanente de Estados Unidos.

Por increíble que parezca, este abuelo de 70 años estuvo casado con su esposa ciudadana estadounidense por 42 años, pero nunca aceptó que ella, le solicitara la residencia.

Según sus propias palabras por más que la amara, no quería deberle nada, o que un día ella le fuera a echar el cara el favor.

Pero cuando inesperadamente Simona murió en diciembre de 2020, el mundo se le vino encima, sin esposa y sin posibilidad alguna de ajustar su estatus.

Ricardo no imaginaba que su esposa aún fallecida, lo ayudaría a conseguir la residencia permanente.

“Sentí algo que no puedo describir cuando me entregaron la tarjeta de residencia”, dice.

Pero cómo fue que este inmigrante de origen mexicano consiguió su residencia a través de su esposa, Simona.

Casi 4 décadas después de emigrar a EE UU, obtiene su residencia permanente. (Araceli Martínez/ La Opinión)

Ricardo nació en Aguascalientes, México, pero dice que se crió en Culiacán, Sinaloa a donde su familia emigró cuando él era niño. De adulto se hizo militar y conoció a quien más tarde sería su esposa, Simona, que entonces era una mujer viuda con 6 hijos. 

“Nos casamos en Culiacán en 1981 y tuvimos unos gemelos”, dice.

Fue durante unas vacaciones que vinieron a Los Ángeles, cuando un cuñado que vive en esta ciudad, lo invitó a trabajar en su empresa de construcción.

“Trabajé una semana y regresamos a Sinaloa, pero a los tres meses ya estaba aquí de regreso y volví a trabajar con mi cuñado. Así estuve, yendo y viniendo hasta que al año siguiente mi esposa y yo decidimos quedarnos a vivir en Los Ángeles. Eso fue en 1986”.

Ricardo Perales cuando era un joven militar en México. (Cortesía)

Ricardo había entrado al país con una visa de turista que a los seis meses expiró, y ya no pudo regresar a México; y cuenta que se le presentó la oportunidad de arreglar su estatus migratorio por medio de la Amnistía de Reagan, ya que por $50 le vendía una carta que aseguraba que había trabajado en el campo.

“Yo no quise hacer trampa. No me gusta hacer nada deshonesto. Tampoco quise arreglar por medio de mi esposa porque no quería que un día fuera a darse un reclamo, de que por ella tenía los papeles”. 

Y confía que uno de los jefes que tuvo llegó a presentar una petición de residencia para él basado en el empleo, pero como cerraron el negocio y se mudaron a Michigan de la noche a la mañana, la cita para la entrevista nunca la recibió y no se presentó.

“Dentro de mí siempre guardaba la esperanza de que vendría una amnistía. Le tenía mucha fe al presidente Bush, pero con los ataques a las Torres Gemelas todo se vino abajo; luego pensé que Clinton nos daría un alivio, pero tampoco se dio; y con Obama, mis esperanzas renacieron. Nunca nos ayudó. Y cuando llegó el güerito Trump, ahí sí de plano, miré que no existía posibilidad alguna”.

Fue en la época de Trump como presidente y sus agresivas políticas contra los inmigrantes, que por primera vez, Ricardo sintió miedo a una deportación.

“Antes de eso, nunca me preocupe. Ya me sentía de Estados Unidos. Me puse el chip de que era de aquí. Iba para todas partes sin miedo alguno. En 1992 me compré mi casa en Lynwood, que por cierto ya terminé de pagar”, dice.

Fue el 18 de diciembre de 2020 que su esposa Simona falleció víctima de un paro respiratorio durante un viaje que hizo a Culiacán, Sinaloa.

“Desafortunadamente debido a mi estatus no pude viajar para darle el último adiós. Ella fue cremada y sus restos fueron colocados en una urna allá”.

Ricardo Perales con su nieto Luis de 12 años. (Araceli Martínez/La Opinión)

Meses más tarde, en marzo de 2021 supo del abogado en migración Sergio Siderman, y fue a visitarlo para ver si había alguna posibilidad de arreglar su estatus.

“El me dijo que sí se podía a través de mi esposa, aunque estuviera muerta. A los meses me entregaron mi permiso de trabajo; y hoy, la tarjeta de residencia”.

Su nieto Luis de 12 años, quien lo acompañó a recibir la famosa green card, dice que a su abuelo, de puro gusto casi le da un paro cardiaco cuando le entregaron la tarjeta de residencia.

Ricardo siempre se ha dedicado a la construcción; y en la actualidad es supervisor en una compañía constructora, pero ya como residente, su sueño es sacar su licencia como constructor por el estado de California.

Y también quiere hacer lo que más anhelo durante casi 40 años, regresar a México.

“Quiero visitar la urna de mi esposa, y llevar a mis nietos a conocer México”, dijo Ricardo, muy emocionado.

El abogado Sergio Siderman platica con Ricardo Perales y su nieto Luisito al entregarles la residencia permanente al abuelo. (Cortesía)

La Opinión preguntó al abogado Siderman, cómo es posible que una persona viuda pueda arreglar su residencia cuando su esposo o esposa ciudadana ha fallecido,

 “La persona viuda puede realizar un ajuste de su estatus migratorio al comprobar que estuvo casada legalmente con su pareja y que dicho matrimonio fue genuino y de buena fe. El proceso de ajuste de estatus debe hacerse dentro de los primeros dos años de la fecha del fallecimiento del cónyuge.

 ¿Qué proceso se sigue? 

“Los viudos o viudas de ciudadanos estadounidenses pueden solicitar su residencia permanente a través del formulario i-360. Típicamente el proceso puede durar de 18 a 24 meses”. 

¿Qué requisitos debe cumplir? 

–        Acta de matrimonio. 

–        Acta de defunción del cónyuge (esposo o esposa).

–        Evidencia de vida en común, por ejemplo, hijos, propiedades en común, fotos, etc.

–        Solvencia moral.

–        No tener antecedentes penales.

 ¿Qué tan común es obtener la residencia cuando se ha perdido a un cónyuge por fallecimiento? 

“Los viudos o viudas no tienen mucha información sobre este beneficio migratorio, así es que no es tan común que las personas inmigrantes busquen este beneficio que está disponible para todos los que lo soliciten y reúnan los requisitos.

¿Qué tan receptivas son las autoridades de migración ante este tipo de casos? 

“ Es muy buena pregunta porque en estos momentos no hay lista de espera en la fecha de prioridad para viudos que someten una petición de Residencia Permanente con el formulario i-360. La representación de un abogado con un equipo legal hace todo más fácil para que las personas inmigrantes puedan beneficiarse de este tipo de beneficio migratorio.

¿El señor tuvo que solicitar un perdón? 

“ Solo un perdón por la estadía prolongada. No tuvo que salir del país ni tampoco fue necesario una entrevista con USCIS. El expediente del señor Ricardo Perales fue enviado con todos los formularios, evidencias y requisitos para que su caso fuera aprobado sin ningún tipo de complicación. Él podrá hacerse ciudadano de los Estados Unidos en enero del 2028.

 ¿Cuál es el consejo para una persona indocumentada que queda viuda de un esposo o esposa ciudadana o residente?

 “Que actué de inmediato porque el tiempo pasa muy rápido. Hay una ventana de dos años para hacer esa petición después de haber enviudado. Siempre es importante consultar a un abogado honesto y especializado en leyes migratorias para aprovechar todos los beneficios de la Ley de Inmigración. Es importante mencionar que para obtener este beneficio migratorio no importa la edad, el origen o religión”.

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