Muere Gloria Molina, una pionera en la política para las mujeres de Los Ángeles

La comunidad latina reconoce el legado de la primera política latina en la Junta de Supervisores, pero también su polémico voto decisivo al programa 287g para deportar inmigrantes y su implacable ordenanza para castigar a vendedores ambulantes de comida

La exsupervisora Gloria Molina habla durante un evento de la iniciativa Vecindarios y Escuelas Seguras del Departamento de Libertad Condicional del condado de Los Ángeles , en agosto de 2014.

La exsupervisora Gloria Molina habla durante un evento de la iniciativa Vecindarios y Escuelas Seguras del Departamento de Libertad Condicional del condado de Los Ángeles , en agosto de 2014.  Crédito: Jorge Luis Macías | Impremedia

Como una mujer pionera en la política de la ciudad y el condado de Los Ángeles ha sido reconocida la exsupervisora Gloria Molina, quien murió la noche del domingo en su casa de Mount Washington, tras perder la batalla contra el cáncer.

Molina (1948-2023) fue la primera Chicana en servir en la Legislatura de California, en el Ayuntamiento de la ciudad de Los Ángeles y la primera mujer latina en servir en la Junta de Supervisores del condado de Los Ángeles, y, además, fue miembro de la Autoridad Metropolitana de Transportación del condado.

Hija de Leobardo y Concepción Molina, inmigrantes mexicanos de Casa Grandes, Chihuahua, Molina nació en la ciudad de Montebello fue catalogada por la actual alcaldesa, Karen Bass, como “una fuerza para el bien y el cambio transformador en Los Ángeles”.

Bass valoró que, en todas las posiciones que ocupó Molina a lo largo de su carrera política “abogó por aquellos que no tenían voz en el gobierno, a través de su trabajo pionero de justicia ambiental, en su papel como supervisora fiscal y su defensa de la salud pública”.

Al mismo tiempo que expresó su pésame a la familia de la fallecida política chicana, a sus amigos y a la comunidad, argumentó que Molina dio forma a Los Ángeles de una manera duradera, al tiempo que allanó el camino para futuras generaciones de líderes.

El fallecimiento de Gloria Molina fue anunciado en su cuenta de Facebook.

“Es con pesar que nuestra familia anuncia la muerte de Gloria esta noche [Domingo 15 de mayo]. Ella falleció en su casa en Mount Washington, rodeada de nuestra familia”, indica la publicación. “Había estado luchando contra el cáncer terminal durante los últimos tres años. Ella enfrentó esta lucha con el mismo coraje y resistencia que vivió su vida. En las últimas semanas, fue animada por el amor y el apoyo de nuestra familia, comunidad, amigos y colegas. Gloria expresó su profunda gratitud por la vida que vivió y la oportunidad de servir a nuestra comunidad”.

Celebran su legado

Los tributos y reconocimientos a la labor de Molina en el servicio público fueron reconocidos por las actuales supervisoras, Janice Hahn e Hilda Solís.

“Fue una verdadera inspiración verla servir en todos estos cargos públicos que ocupó”, declaró Solís a La Opinión. “Ella fue mi modelo a seguir y por eso fue un placer apoyarla en cada una de sus candidaturas”.

Solís recordó que conoció a Gloria Molina cuando era parte del personal del presidente Jimmy Carter y en los años 90 colaboraron juntas en la Comisión Femenil, una organización dedicada a ayudar a las Latinas en la política.

“Significó mucho para mí que Gloria me apoyara en todas mis campañas desde la Junta Directiva de Rio Hondo College hasta la Asamblea Estatal, el Senado Estatal, el Congreso y la Junta de Supervisores del Condado”, expresó Solís.

Destacó, también, que el liderazgo de Molina llevó a la extensión de la Línea Dorada del Metro hasta el Este de Los Ángeles, La Plaza de Cultura y Artes, y el Wellness Center.

A principios de este año, Solís introdujo una moción para cambiar el nombre del parque Grand Park a Gloria Molina Grand Park “y así celebrar e inmortalizar su gran legado”.
Por su parte, la supervisora Hahn expuso que “se necesita un enorme coraje para ser la primera mujer en la sala y Gloria fue la primera mujer, y la primera latina en casi todas las salas [de gobierno] en que estuvo a lo largo de su carrera”.

“No solo se abrió un espacio para sí misma: nos abrió la puerta al resto de nosotras” agregó. “Las mujeres en la política, particularmente en el condado de Los Ángeles, tienen una gran deuda de gratitud con Gloria Molina”.

Obras que perduran para el movimiento chicano

Carlos Montes, un activista de la Moratoria Chicana en el Este de Los Ángeles, de 75 años, consideró a Gloria Molina como una políticamente moderada, “no liberal ni progresista” que ayudó para la renovación del Hospital General de Los Ángeles y la creación de LA Plaza de Cultura y Artes, un museo de arte chicano, no latino ni mexicano que se localiza en la Placita Olvera.

“Ella nos ayudó a exponer en 1990 el abuso de la pandilla de los alguaciles Vikings en la Estación de Lynwood, pero no pudo hacer nada para acabar con los Banditos en el Este de Los Ángeles, que siguieron asesinando a nuestros jóvenes”.

Montes le criticó, -una vez más- que Molina haya sido “la culpable” de la proliferación de escuelas chárter, desde el bulevar César Chávez y Mednik a la avenida Eastern y los bulevares Atlantic y Whittier.

“Para muchos de nosotros fue un ataque contra la educación pública”, dijo el activista.

La Plaza de Cultura y Artes emitió un obituario para Molina, describiendo a la activista convertida en política como “una campeona de la justicia social” que “dedicó su vida al servicio público, luchando incansablemente por aquellos que estaban subrepresentados”.

En contra los vendedores ambulantes de comida

En abril de 2008, la exsupervisora Gloria Molina presentó una legislación que aumentaría de forma severa las sanciones y castigos a los vendedores de comida en áreas no incorporadas del condado, incluido el Este de Los Ángeles.

Las nuevas reglas castigarían con $1000 a quienes estacionaran un camión de comida por más de una hora en un sitio y hasta seis meses de cárcel.

“No podemos olvidar que [Molina] fue un enemigo formidable para regular el derecho de los trabajadores ambulantes para operar y ganarse la vida honradamente”, dijo Juan José Gutiérrez. “Se equivocó, a sabiendas que eran personas indocumentadas que necesitaban su ayuda”.

No obstante, reconoció que la exsupervisora, quien falleció a los 74 años, representó “una fuente de mucho orgullo para la comunidad latina al ser una política pionera, que ya es un símbolo político importantísimo porque demostró que las mujeres también saben gobernar”.

Entre los claroscuros de su carrera política, Molina y el exsupervisor Zev Yaroslavsky propusieron boicotear la racista ley SB1070 de Arizona, liderada por el “alguacil más rudo de América” del condado Maricopa, Joe Arpaio.

“Todo lo que puedo decir es que creo que la ley de Arizona es inconstitucional”, dijo la exsupervisora Molina.

A Gloria Molina le sobreviven su esposo, Ron, su hija Valentina Martínez, su yerno Brendan Curran, su nieto Santiago y nueve hermanos.

En lugar de flores, la familia Molina pidió que se hagan donaciones a LA Plaza de Cultura y Artes y Casa 0101 “en su memoria para inspirar y empoderar a las generaciones futuras a través de las artes”.

Voces críticas de sus votos

Molina, aunque llegó con credenciales de tendencia izquierdista, debido a su participación en el Movimiento Chicano, demostró ser agresiva en cuestiones fiscales y de justicia penal, a menudo aliándose con los dos republicanos en la junta: Don Knabe y Mike Antonovich.

En 2005, ella votó en contra de implementar el programa 287(g) cuando el condado lo adoptó por primera vez, y a través del cual inmigrantes indocumentados eran deportados, una vez que cumplían sus sentencias en los centros penitenciarios del condado de Los Ángeles.

“A pesar de que la ciudad de Los Ángeles era santuario para los inmigrantes, el condado no y las prácticas del sheriff [Lee Baca] eran que, cuando una persona cumplía un periodo de prisión en centros de detención, si era sospechoso de no tener un estatus regularizado era pasado a manos de la migra”, dijo Salvador Sanabria, director ejecutivo de El Rescate. “Eso fue controversial para la posición de la única mujer latina en la mesa de la Junta de Supervisores del condado”.

Nueve años más tarde, Molina emitió el voto decisivo en octubre de 2014 para extender el contrato del condado con las autoridades federales de ICE en las cárceles, cuando en numerosos estados del país ya habían sido cancelado el programa. No fue sino hasta la llegada del alguacil Alex Villanueva que los agentes de inmigración dejaron de operar en dichas instalaciones.

“Por esos votos la criticamos y la denunciamos”, dijo Carlos Montes. “Esa postura no fue una manera de apoyar al movimiento proinmigrante, ni tampoco quiso apoyar a la gente trabajadora que vendía artículos y comida en la calle, porque tenía el pensamiento en la salud pública, así que nosotros no estábamos de acuerdo con ella”.

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