Los doctores del futuro en LA
Niños latinos reciben educación de alta calidad gracias a Hope Streer donde podrían surgir una nueva camada de trabajadores de salud
En Hope Street Elementary Center, una pequeña escuela de educación preescolar que brinda servicios a infantes y niños, cuyas familias son de bajos ingresos en Los Ángeles, profesionales de la salud enseñaron a no tener miedo a las vacunas y a las visitas al doctor.
Varios médicos residentes organizaron una “clínica de osos de peluche” para los estudiantes de prekínder y jardín de infantes, a fin de crear conciencia sobre la seguridad, la comodidad, la educación para la salud y la importancia de los chequeos de bienestar con un doctor.
“Vienen y les explican la importancia de comer frutas y verduras, o cómo lavarse los dientes correctamente”, dijo. “Estas actividades son parte de la educación para la salud de nuestros niños, de modo que se preparen desde temprano para tener éxito en la vida”.
Alrededor de las mesas donde a diario reciben instrucción académica, al menos 20 niños utilizaron estetoscopios de juguete y jeringas de plástico e hicieron sus propias “revisiones médicas” de la vista, los oídos, el corazón y hasta se animaron a aplicarse a sí mismos “vacunas”.
“Me recuerdan mi infancia cuando jugaba a ser bombero o doctor”, comentó Fernando Valencia, medico de medicina familiar en el Dignity Health – California Hospital Medical Center (CHMC).
Valencia dijo a La Opinión que su carrera la debe al hecho de que casi perdía a su madre, Bertha Antanaramian, quien tenía problemas de salud mental.
“Ella estuvo casi a punto de quitarse la vida, y la medicina la salvo”, informó el doctor, quien tuvo una gran paciencia con los pequeños que jugaron a ser “doctores” por una hora, en las instalaciones de Mercy Housing del hospital.
Además, los médicos enseñaron a los niños a no tener miedo cuando van con sus padres a visitar al doctor, cada uno de ellos bautizaron con los nombres que escogieron a sus osos de peluche, a los que “vacunaron” con una jeringa de plástico.
“Ya no le tengo miedo a las vacunas”, dijo una niña latina, quien “auscultó medicamente” a su osito de peluche bautizado como “Isabel”.
Tres décadas de servicio a la comunidad
Sin embargo, más allá de la actividad recreativa, a pesar de sus condiciones económicas, los niños reciben atención y educación de primera calidad en Hope Street Family Center.
“Comenzamos como una sociedad entre la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA) y el California Hospital Medical Center, poco después de los disturbios civiles en Los Ángeles”, declaró a La Opinión, Vickie Kropenske, quien ha servido como directora de Hope Street Margolis Family Center, desde su creación, en 1992.
Lo hicieron como una forma de abordar algunos de los problemas subyacentes de salud y equidad en zonas geográficas del sur de Los Ángeles.
“Realmente, eso prevalecía en aquellos momentos y fue lo que llevó a ese malestar civil”, recordó la socióloga de Hunter College y enfermera de la Universidad de Cornell. “Miramos cuáles eran algunas de las necesidades básicas de la comunidad, particularmente para las familias jóvenes y niños”.
Hope Street Margolis Family Center
Poco más de tres décadas después, aproximadamente 150,000 niños y familias han sido atendidos por el programa Hope Street, que continúa con su historial de empoderar y fortalecer a las familias, al abordar los determinantes sociales de la salud a través de una atención continua que incluye: educación en la primera infancia, bienestar infantil, salud conductual, educación para padres, alfabetización en inglés como segundo idioma (ESL), salud, y servicios sociales que apoyan a las familias desde el nacimiento de los niños hasta la edad adulta.
“Nuestro enfoque ha estado en las necesidades completas de la familia y de los niños, y las abordamos de manera integral e integrada”, manifestó Kropenske. También brindan servicios a mujeres embarazadas, cuentan con programas de verano para jóvenes, y una clínica de salud mental para niños y padres.
Médicos emocionados con los niños
“Compartir momentos con los niños siempre es agradable y queremos ser su inspiración para cuando crezcan”, comentó Widad Shalabi, médico residente de medicina Familiar en California Hospital Medical Center.
Ella y su compañero de profesión, Jaime Silva se mostraron entusiasmados de jugar con los doctores del futuro.
“Ojalá que estos niños estudien mucho y luego sean ellos los que cuiden nuestra salud”, declaró Silva, quien surgió al mundo de la medicina desde el barrio Pico-Union, en el centro de Los Ángeles.
El trabajo en Dignity Health -California Medical Center y en el Hope Street Elementary Center incluye, además, a trabajadores sociales, enfermeras y maestros, es decir, un equipo multidisciplinario que se enfoca no solo en la salud física, sino realmente en el entorno emocional completo de las familias y sus hijos.
“Estamos llamados para servir a la comunidad”, manifestó Osman Adam, un médico residente nacido en Ghana, graduado de la facultad de medicina en la Universidad de Arizona. A lo largo de los años, Hope Street se ha convertido en un centro de recursos dinámico que atiende a familias que viven en la línea de pobreza o por debajo de ella, en particular aquellas que fueron duramente golpeadas durante la pandemia.
Ayuda a los más necesitados
De hecho, el 40% de los hogares atendidos por Hope Street ganan menos de $25,000 por año, el 45% de los estudiantes de 0 a 5 años viven en la pobreza y aproximadamente el 55 % de los adultos que viven por debajo del umbral de la pobreza nunca completaron la escuela secundaria.
Muchos de los exalumnos de Hope Street se han convertido en los primeros graduados universitarios de sus familias, mientras que otros han seguido carreras en atención médica, medicina y otros campos apreciados.
“Lo que el equipo de Hope Street Margolis Family Center ha logrado en los últimos 30 años ha sido extraordinario”, dijo Alina Moran, presidenta de CHMC. “Las vidas de miles de niños y familias se han moldeado positivamente en ese lapso a través de la pasión y dedicación del personal de Hope Street, lo que permite a los estudiantes lograr mucho más de lo que podrían haber soñado”.
Por su parte, el doctor Anthony Zamudio, psicólogo clínico y director de Conducta Humana en el hospital Dignity Health manifestó su esperanza porque los niños latinos que participaron en la clínica de osos de peluche” lleguen a ser los nuevos médicos de la comunidad
“Tenemos que salir a las casas, a las calles y a las iglesias para reclutar desde temprana edad a los doctores que nos reemplazarán en el futuro”, subrayó el profesional de la salud.