Festejan a quinceañeras en hogares de crianza en LA

Seis jóvenes hispanas que superaron grandes traumas reciben como regalo la fiesta que tanto anhelaron

Las seis hermosas quinceañeras: Ashli, Charleeze, Viola, Rosa, Alyssa y Giana.

Las seis hermosas quinceañeras: Ashli, Charleeze, Viola, Rosa, Alyssa y Giana.  Crédito: FOTOS: JORGE LUIS MACÍAS | Impremedia

El reflejo de la esperanza de una mejor vida se dibujó en el rostro de seis chicas latinas que sufrieron algún tipo de trauma durante su niñez o adolescencia, pero que ahora pasan de ser niñas para convertirse en mujeres, tras haber cumplido sus 15 años.

Como cada año, autoridades del Departamento de Servicios para Niños y Familias (DCFS) organizaron la celebración en el jardín de Pasadena Senior Center, frente a un enorme pastel y un marco de rosas, las seis quinceañeras: Alyssa Díaz Santiago, Ahsli Pos Pisquil, Charleeze Ramírez, Giana Benítez, Rosa Pantoja y Viola Cantoral Orrego posaron para las fotografías; bailaron un vals, recibieron palabras de aliento de sus familiares presentes en la fiesta y fueron premiadas con un oso de peluche.

Recupera su herencia cultural
Con su vestido color lila, -el color favorito de su abuelita, Rosa, que se fue a vivir a Connecticut desde que ella era pequeña-, la señorita Alyssa Díaz Santiago irradiaba felicidad.

“Me puse a brincar de gusto cuando supe que me escogieron para la fiesta”, dijo Alyssa. “Ha sido un sueño hecho realidad y un paso más en la vida”.

Nacida en octubre de 2007, Alyssa fue colocada en el sistema de crianza del condado desde que tenía entre ocho y nueve años.

“La señora Ana es muy linda conmigo y con las otras niñas; nos quiere mucho a todas y nos trata muy bien”, dijo Alyssa, quien reside en la ciudad de Pico Rivera.
Aunque nació en el seno de una familia latina donde se celebra culturalmente la fiesta de los 15 años, al entrar al sistema del DCFS, se distanció de su herencia y tradiciones.

Sin embargo, al final tuvo su fiesta como la celebran tradicionalmente millones de niñas desde México hasta Argentina y España, y que ha cobrado fuerza en Estados Unidos con el influjo de los inmigrantes.

“¡Mi vestido esta hermoso; yo lo escogí!”, dijo la niña “Todo fue perfecto”.
Ella, quien aspira a convertirse en terapista, recibió un oso de peluche de manos de su hermano Gerardo, -tres años mayor que ella- con quien lloró al darse un abrazo, después de algún tiempo que no se veían en persona.

“Extraño a mi hermana; no la veo mucho”, dijo Gerardo a La Opinión. “Hacía un mes que no la miraba, pero antes de eso había pasado un año. Ella tiene un carácter muy bonito; siempre quiere ayudar a todos”.

Gran número de hispanos a cargo del DCFS
A partir del mes de julio, personal del DCFS respondió a 637 casos de emergencia de servicios dentro y fuera del hogar; 6,158 casos de mantenimiento familiar para niños menores de 12 meses y 795 mayores de 12 meses.

Un total de 4,865 casos de menores de un año y medio fueron de reunificación familiar y 764 correspondieron a pequeños mayores de 18 meses.

En el caso de menores de edad colocados en hogares de crianza permanentes fueron 10,059 y 2,089 en transición de apoyo. Estas cifras indican que son 25,367 niños que recibieron atención, cuidado y servicios del DFCS.

El número de casos de servicios de adopción en hogares permanentes fue 7,048, aunque del total de los 25,367, el 60.6%, es decir, 15,385 corresponden a niños, adolescentes y jóvenes adultos hispanos. El resto son: 2,646 blancos; 6,084 afroamericanos y 487 asiáticos.

Sobre las quinceañeras, Teri Badia, directora adjunta del DCFS dijo a La Opinión que “El sistema de atención les ayuda a muchas de ellas para que sean resilientes y para que tengan una gran esperanza y optimismo en la vida.

“Estamos con ellas, con esa esa esperanza y ese optimismo para la transición en su futuro, desde la infancia hasta la edad de jóvenes adultas”, añadió la funcionaria. “Todos los que las rodeamos en la próxima fase de su vida estamos muy orgullosos de ellas”.

Badia consideró que las chicas aplican la resiliencia porque saben que a veces pueden sentir que están perdiendo la vida debido a todos los problemas y los traumas que pasaron, tal vez desde que nacieron o durante los primeros años de sus vidas.

“Realmente, buscamos oportunidades como esta [fiesta de 15 años] para asegurarnos de que estén conectadas con su cultura y su herencia porque les genera un sentimiento de orgullo en términos de quiénes son y quiénes pueden ser”, agregó. “Ellas son nuestras futuras directoras ejecutivas, médicos, abogadas y tal vez, incluso, presidente de los Estados Unidos”.

Un día único en la vida de Rosa
Para Rosa Pantoja, quien tiene 16 años, en 2022 no pudo tener sus “quince” porque fue enviada al sistema de crianza.

Después de ocho meses de alejamiento, ya ha regresado a su casa de Lancaster, con su madre Martha y sus hermanos. A su padre lo ve cada fin de semana.

“Rosa siempre tiene una sonrisa en el rostro, a pesar de una vida tumultuosa y circunstancias desafiantes”, expresaron autoridades del DCFS. “En los meses recientes, ella ha trabajado muy fuerte para lograr cambios positivos en su vida, al enfocarse en su bienestar general, metas educativas y su futuro”.

Una de estas niñas que quiere dar un vuelco radical a su destino es Ahsli Pos Pisquill, de 17 años, quien emigro a Estados Unidos desde su natal Guatemala, junto con su hermano, cuando tenía 13 años.

Ashli buscaba reconectarse con su madre, quien la dejó en el país centroamericano desde los tres años.

A pesar de tener poca educación en su país, Ashli se aplicó en Estados Unidos para ser completamente bilingüe y tener el deseo de acudir al colegio porque quiere convertirse en una mujer policía.

“Sufrí mucho abuso cuando estuve con mi mamá”, recordó la chica, quien halló en July Vergara a una trabajadora social amorosa y a su madre de crianza, Marisol, el apoyo y el consuelo que necesitaba para resurgir como el Ave Fénix de entre cenizas.

“Hoy me siento muy feliz; para mí fue una bendición mi fiesta de quince años, que hasta siento que se me va a salir el corazón”, manifestó la señorita.

Su trabajadora social añadió que a ella le encantan los niños y las jovencitas que no han tenido la oportunidad de progresar con sus familias.

“Yo quiero apoyar siempre a Ashli, y recordarle que tiene una vida por delante, y que sepa que, de algo malo siempre puede surgir algo bueno”, dijo a La Opinión.

La felicidad de las quinceañeras no hubiera sido posible sin el aporte de la duranguense Lucy Luna, propietaria de Luna’s Quinceañeras Expo de Huntington Park, quien por noveno año consecutivo donó los vestidos de las festejadas.

“Siempre quise tener mi fiesta; no se pudo y me quedé con ese sueño”, declaró Lucy Luna. “La vida de estas niñas ha sido tan difícil, y me alegro por los momentos de alegría en sus vidas”.

Y, aunque Alyssa, Ashli, Charleeze, Giana, Rosa y Viola experimentaron situaciones complicadas, en el DCFS, familiares, trabajadores sociales, patrocinadores y gente de buen corazón, ellas encontraron amor, cuidado y compasión.

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