Conserjes de LA denuncian explotación laboral
Trabajadores latinos en propiedades comerciales luchan por mantener beneficios médicos y cobertura familiar con doble carga de trabajo
A la nueva modalidad de presión laboral que están enfrentando miles de conserjes latinos que trabajan en propiedades comerciales privadas, además de la amenaza de ser despedidos se le suma la sobrecarga de trabajo y por ello decidieron salir a protestar esta semana.
Decenas de empleados afiliados al Sindicato Internacional de Empleados de Servicios (SEIU-USWW) lanzaron una serie de protestas a nivel estatal, incluyendo una en Oakland, San Diego, condado de Orange y en Santa Mónica, en Beverly Gardens Park, contra las agencias de bienes raíces, Tishman Speyer y Merchants.
Denunciaron que, gracias a la pandemia de Covid-19 la patronal “está jugando a la política”, a través de los llamados “bucles de fatalidad” o “Doom Loop”, es decir, una espiral económica negativa que resulta del aumento del trabajo remoto, lo que lleva al cierre de empresas urbanas, y al recorte de empleados y servicios.
“El problema acá fue que a los trabajadores con señoría nos recortaron horas, eliminaron a algunos y a los trabajadores temporales, que ganan menos dinero, les dieron ocho horas de trabajo”, dijo Mercedes Sayula. “Recientemente vino el mánager a decirnos que íbamos a empezar a trabajar solo seis horas”.
Fuerza laboral inmigrante
Aparentemente, menos personas acuden a las oficinas en el edificio donde ella hace la limpieza y el administrador general no quería pagar ocho horas de trabajo a las cuatro conserjes, a quienes presuntamente planean recortarles beneficios médicos y crearles cargas de trabajo inseguras.
“Una señora se fue durante la pandemia y todo el trabajo de ella me lo asignaron a mí”, declaró la mujer de 57 años. “Poco a poco han estado quitando gente y a nosotros nos cargan la mano”
El sector inmobiliario comercial se enfrenta a una crisis económica alimentada por altas tasas de desocupación de oficinas, a medida que los trabajadores tardan en regresar después de la pandemia.
El Wall Street Journal describió este fenómeno como el “Real-Estate Doom Loop”, en el que muchos de los mayores propietarios de bienes raíces comerciales y contratistas en California están sobreexplotando a una fuerza laboral conformada principalmente por aproximadamente 40,000 inmigrantes, a fin de tratar de equilibrar sus presupuestos.
Los conserjes de edificios propiedad de Tishman Speyer, que tienen servicios de 165 conserjes contratados por Blackstone y los janitors del Centro Cívico de Beverly Hills, que tienen servicios de personal contratado por Merchants, así como miles más en todo el estado, recibieron avisos recientes de que sus horas estaban siendo reducidas a menos de ocho horas por noche.
Como resultado, esos conserjes ya no serán elegibles para recibir cobertura médica para ellos y sus familias, que es una de las principales razones por las que muchos eligen este trabajo.
“Que no nos traten mal, es lo que pido”, dijo Jesús García Cortez, un salvadoreño nacido en Cojutepeque, quien lleva la mitad de sus 67 años trabajando como conserje. “Que no nos acosen, que nos den un salario justo por nuestro trabajo y no nos quiten nuestros beneficios médicos, ¿De dónde vamos a agarrar dinero si nos enfermamos?”.
García Cortez, quien vive con su pareja al suroeste de las avenidas Normandie y Gage dice que el sueldo de $19.80 no le alcanza para pagar la renta mensual de $2,400 y le están aumentando las responsabilidades diarias.
“Yo tengo mucha experiencia para hacer mi trabajo, pero ahora dicen que se están modernizando y me quieren poner hasta a recoger la basura, como si no fuera un montón de trabajo lo que hago”, dijo a La Opinión.
Presión de supervisores y capataces
En un día normal de trabajo, por cada ocho horas de trabajo -aunque a veces le rebajan a seis- él debe dejar impecables tres urinarios y tres baños, además de los lavamanos en cada uno de los tres edificios que administra Black Stone, una compañía que administra propiedades.
El anciano expresó que, además hacer la limpieza de baños y excusados, tirar la basura y trapear, su trabajo en cada piso lo debe terminar en 15 minutos, tiene que aguantar los gritos de su supervisor salvadoreño y un capataz mexicano.
“Lo que yo sé, es que a un hispano le dan a morder un hueso, y aunque no tenga carne, a fuerzas quiere sacarle carne al hueso”, expresó el conserje salvadoreño. “Nos comemos unos a otros, y como dice el dicho, ‘perro no come perro’…eso pasa con nosotros”.
Antes de la pandemia, en los edificios donde labora Jesús trabajaban unas 20 personas. Hoy solamente son 10 en el turno de noche y siete en el día. El comienza a las 6:00 p.m., y sale a las 2:30 de la madrugada.
Alejandra Valles, tesorera del SEIU-USWW dijo a La Opinión que miles de conserjes “que limpian los edificios de los más ricos”, salieron a protestar por la “falsa narrativa” de las compañías de bienes raíces que, como resultado de las altas tasas de vacantes de oficinas postpandemia, las horas de los conserjes se están reduciendo por debajo del umbral que les permite para conservar los beneficios para la salud.
“Como todo se está viniendo abajo, se está viviendo un ciclo de lo peor en las oficinas de la industria de bienes raíces con el modelo hibrido de que las personas están yendo tres días de la semana a un lugar de trabajo”, dijo. “Pero los microbios, la basura y cocinas donde hay más trastes es igual; lo que están haciendo es lanzar una cortina de humo porque los conserjes tienen una mayor carga de trabajo”.
Duplican la carga de trabajo
Añadió que se trata de una excusa de las compañías para explotar la mano de obra de los conserjes y cometer “todo tipo de abusos” contra ellos y son entre 2,000 y 5,000 a quienes les han duplicado el trabajo, además de que unos 1,500 a 2,000 ya han sido despedidos.
“Ellos están tomando ventaja de que mucha gente se quedó a trabajar desde casa, pero para los conserjes no hay mucha diferencia entre la mugre y las labores de desinfección que tienen que hacer todos los días”, dijo la sindicalista.
Así lo confirma también la señora Mercedes Sayula, quien manifestó a La Opinión que le sorprende que las personas que van vestidas de traje a las oficinas del edificio Fandango “dicen que son gente estudiada y tiran papitas y la basura al piso o derraman el café donde quiera y dejan todo manchado, pero dicen que eso no les importa porque al cabo ellos pagan porque alguien limpie”.
La Opinión contacto vía telefónica y por correo electrónico a personal de Tishman Speyer, con sede en Nueva York, pero al cierre de edición no respondieron con un comentario respecto a las denuncias de acoso laboral y recortes de horas de trabajo a los conserjes que trabajan para sus contratistas en Beverly Hills.