Adolescente latina crea vestido con cinta adhesiva y se gana una beca por $10,000
El dinero le cae de perlas en su ingreso a la universidad para utilizarlos en los gastos de su primer año
A Karla Torres, una joven adolescente de 18 años le llevó varios meses convencer a su madre que la apoyara para entrar a un concurso que consistía en crear un vestido de fiesta de graduación exclusivamente con cinta adhesiva.
El esfuerzo valió la pena, ya que tras semanas del intenso estrés que les generó hacer el vestido y emprender una fuerte campaña de marketing para obtener votos, la estudiante de secundaria ganó el primer lugar.
“Crear el vestido ha sido una experiencia muy bonita, pero además me ayudó a ser más extrovertida porque yo no habló mucho con la gente, más bien soy introvertida”, dice Karla, quien se graduó de Francisco Bravo Medical Magnet High School en el barrio Boyle Heights de Los Ángeles.
Lo mejor de todo fue que con los $10,000 que ganó ha podido hacer frente a algunos de los gastos que se le han presentado en su primer año en la Universidad Estatal de California en Fullerton (Cal State Fullerton) donde estudia marketing empresarial.
“Mi sueño es abrir mi propio negocio de modas para crear ropa”, dice Karla, la ganadora del concurso Duct at Promo Schoolarhip contest 2023 que reta a los estudiantes de secundaria a diseñar vestidos y esmóquines exclusivamente con cinta adhesiva.
Karla nació en Los Ángeles y creció en el barrio de Boyle Heights al lado de sus padres Juan Carlos Torres, originario de Guanajuato, México; y su madre Rocío Tejeda de Jalisco, México.
Rocío, la madre, quien ayudó a la estudiante en la confección del vestido, dijo que el mayor desafío fue precisamente crear el atuendo solo con cinta adhesiva.
“Me gusta mucho hacer manualidades e inventar cosas que luego busco hacer realidad, pero no soy costurera ni sé nada de corte y confección. Yo me gradué en México de abogada, y aquí soy ama de casa”, dice Rocío.
Por eso cuando su hija le platicó a principios de año sobre sus planes de entrar al concurso y le pidió su apoyo, ella rechazó la idea terminantemente.
“¡Estás loca! Yo no me voy a meter en eso”, recuerda que le dijo.
Cuando la hija le respondió que había un premio de $10,000 de por medio, la madre no se conmovió y le dijo que ella se los daba y que se olvidara del asunto.
La muchacha le reviró diciendo que ella se los quería ganar, no que se los dieran.
“Durante la pandemia, Karla había apoyado a una chica que participó en el concurso y ganó con un vestido típico mexicano”, dice Rocío.
Fue tanta la insistencia que al final la madre cedió y accedió a ayudarla en el desafiante reto de crear un vestido con solo cinta adhesiva.
“Cuando me decidí, estábamos a una semana y media de la fecha límite para tener el vestido listo y tomar fotos para mandarlas al concurso”, dice Rocío.
Así que madre e hija tuvieron que trabajar contra reloj. Incluso la hermana más pequeña, Alexandra se puso a ayudarles.
“Trabajamos a base de prueba y error, experimentando con lo que funcionaba mejor. Escogimos hacer un vestido usando colores blanco y rosa. Compramos una crinolina para darle volumen y colocamos el masking tape sobre papel para hornear”.
Quizá el corset fue la parte más complicada.
“Cortamos un brasier y solo dejamos las copas. Íbamos parte por parte. Con una maquina que se llama big shot, que es una especie de prensa y tiene unos troqueles hicimos las flores para decorar el vestido”.
Rocío estima que dedicaron más de 120 horas en la confección del vestido para el que emplearon 14 rollos de cinta adhesiva de color rosa, blanco y dorado.
“Apenas regresaba mi hija de la escuela, nos poníamos a trabajar. Terminábamos con un dolor de espalda tremendo”.
El resultado fue un vestido muy elegante inspirado en el arte francés rococó del siglo XVIII que Karla había visto en el Museo Getty.
“Me cautivó la cantidad de oro y pinturas extravagantes que tenían en exhibición. Fue una época de vestidos lujosos llenos de encajes, estampados florales, cintas y volantes”, dice Karla.
Así que quiso incorporar algunos de estos elementos en su atuendo.
“Utilicé colores rosa pastel, blanco y dorado para el diseño de mi vestido”.
Dice que le fascina la ropa y lo que ha evolucionado a lo largo de la historia.
“Quería mostrar un vestido que reflejara una era glamorosa de la moda”.
Y lo logró porque se llevó el primer lugar, aunque ella y su familia debieron trabajar bajo presión para crearlo; y una vez terminado, se embarcaron en una campaña de difusión porque no solo contaba lo bello de la creación sino la cantidad de votos que pudieran conseguir.
“Fue todo un show. Le hablamos a familiares, maestros, amigos y grupos de intercambio para pedirles sus votos por el vestido de Karla”, platica su madre.
La estudiante aprovechó que era la única latina de California en el concurso y llamó por teléfono a cuanto medio de comunicación le dio acceso.
“Mi hija terminó agotada de dar entrevistas y muy ansiosa”.
Rocío comparte que nunca tuvo dudas de que su hija sería la ganadora.
“Vi en mis sueños que ella iba a ganar. Se lo dije y le pedí que se relajara”, comenta.
Cuando la muchacha recibió una llamada por teléfono de los organizadores del concurso, al colgar la madre la observó muy sonriente.
“Le pregunté qué traía y me contestó: “Soy la ganadora del primer lugar. No cabía de la emoción”.
El vestido creado por Karla con el apoyo de su madre Rocío y su hermana menor Alexandra fue empacado y enviado a la empresa Duck Brand, creadora del concurso para ser parte de una exhibición.
“Ahora mi hija está tratando de animar a una amiga a que se lance el año que entra a este concurso de talento y marketing”.
Rocío dice que hacer el vestido fue un gran trabajo de equipo.
“Fue una experiencia muy estresante, pero muy bella”.
Y se trató de un gran mérito, ya que fueron casi 200 estudiantes de Estados Unidos y Canadá los que participaron en el concurso anual número 23 Stuck at Prom Scholarship Contest.
Karla ganó el primer lugar por el mejor vestido; e Ian Hernández Rojas de Utah obtuvo el premio por el mejor esmoquín.
“Desde volverse viral en las redes sociales hasta realizar entrevistas con los medios, los 10 finalistas principales lo dieron todo”, dijo Ashley Luke, gerente senior de productos de Shurtape Technologies, LLC, la compañía que comercializa la marca Duck®.
“Con tantos adolescentes talentosos participando en el concurso de este año, la competencia fue alta, pero Karla e Ian realmente ejemplificaron cómo un material común, como Duck Tape, se puede transformar en un atuendo ingenioso”.