La cárcel no debe de ser para personas con problemas de salud mental, dicen madres de familia

Se estima que más de cinco mil personas con este problema están encarceladas en las prisiones del condado de LA

Madres latinas abogan por atención de salud mental para sus hijos.

Madres latinas abogan por atención de salud mental para sus hijos. Crédito: Jorge Luis Macías | Impremedia

Olga Guillén, madre de Tommy, alguna vez encarcelado en la prisión del centro de Los Ángeles, alzó una cartulina que decía “La cárcel no es un hospital” (Jail is not a hospital), en nombre de los miles de detenidos con problemas mentales en las celdas de Twin Towers del condado.

Según datos del Departamento del Alguacil del condado de Los Ángeles (LASD), actualmente se encuentran recluidos en las cárceles del condado unas 5,683 personas con enfermedades mentales.

“Mi hijo ya está empezando a volar solo; en este momento está en el Programa Mariposa”, dijo la señora Olga. “Cuando estaba en la cárcel se golpeaba solo en la celda”.

“¿Dónde están los defensores de los Derechos Humanos cuando quiero encontrar a mi hijo?”, se leía en la pancarta de Eva Ramos, cuyo hijo…, sufre de esquizofrenia y desesperadamente busca ayuda para él.

“El viernes pasado se salió de la casa donde estaba; lo reporté perdido, hasta que lo encontré por la noche del sábado… Estaba tirado entre la tierra de un parque de Sherman Oaks; esa es el área que él conoce”.

Alberto Kersh, administrador de casos en Gateways Hospital de Echo Park.
Crédito: Jorge Luis Maacías | Impremedia

Narra que, cuando halló a su hijo, él le decía: ¡Estás viva! ¡Estás viva!”.

“Soy tu madre. Estoy bien”, le decía ella.

El se agarraba de la mano de Eva Ramos y la besaba y acariciaba su rostro.

“Mi hijo necesita asistencia de tratamiento ambulatorio”, dijo la madre. “No me han ayudado; ni en el condado ni en los hospitales”.

Contrario a la señora Olga, Eva Ramos dice que preferiría que su hijo, Andrés Rodríguez,  estuviera “seguro” en la cárcel. Andrés padece esquizofrenia.

Miles de enfermos encarcelados

Sin embargo, miles de esas personas que se encuentran recluidas en el Centro Correccional de las Torres Gemelas, -considerado como la institución de salud mental más grande del país- “no sirve para nada”, declara Ricardo Pulido, coordinador ejecutivo y organizador de la Alianza Nacional sobre Enfermedades Mentales (NAMI).

Las madres también preguntaron por las organizaciones de los derechos humanos.
Crédito: Jorge Luis Macías | Impremedia

“La Junta de Supervisoras quieren mandar a los enfermos a las clínicas, pero dicen que no hay camas”, dijo Pulido. “Y en la cárcel de Twin Towers solamente los duermen y los idiotizan”.

Al 10 de agosto de 2022, al menos 5,683 personas con enfermedades mentales estaban detrás de las rejas del sistema penitenciario de Los Ángeles, y la mayoría eran personas de color.

De esa cifra, se consideraba que unos 4,500 individuos estaban tan enfermos mentalmente y con probabilidades de hacerse daño, que necesitaban ser examinadas al menos cada 30 minutos o menos.

Tanto las señoras Guillén y Ramos, como el señor Pulido participaron en una conferencia de NAMI de Los Ángeles en las instalaciones de The California Endowment.

Allí, ellos y decenas de profesionales de la salud recibieron informes sobre el estado de tratamiento, promoción e innovaciones de la salud mental.

“Hay muchos programas nuevos disponibles ahora para los latinos y para la población en general”, dijo a La Opinión, Traute Winters, directora ejecutiva de NAMI. “Está la Ley de Atención Médica (CARE Act) y tenemos recursos e información al respecto en español”.

La Ley de Asistencia, Recuperación y Capacitación de la Comunidad (SB 1388) o Tribunal CARE de los senadores Thomas Umberg (D/Santa Ana) y Susan Talamantes (D/Stockton) fue promulgada por el gobernador Gavin Newsom en septiembre de 2022.

Se trata de programa exigido por el estado que ofrece tratamiento de salud mental a personas diagnosticadas con determinadas enfermedades mentales especificas con el espectro esquizofrénico no tratado u otros síntomas psicóticos.

A través de un proceso judicial civil la ley CARE está destinada a servir como una intervención previa para las personas que experimentan un deterioro grave de su salud mental, para prevenir hospitalizaciones psiquiátricas, encarcelamientos y tutelas de salud mental Lanterman-Petris-Short (LPS) evitables.

La ley Lanterman-Petris-Short autoriza el tratamiento psiquiátrico involuntario en circunstancias muy limitadas; se promulgó en 1967 y buscaba “poner fin al internamiento inapropiado, indefinido e involuntario de personas con trastornos de salud mental”.

Sin embargo, CARE Court de California fue diseñada para responsabilizar a los condados y gobiernos locales que prestan servicios de salud conductual a las personas.

Según la población, California recibió un total de $15,300 millones en fondos federales de la Ley CARES (Coronavirus Aid, Relief, and Economic Security). Un total de $9,500 millones fueron asignados directamente al estado y $5,800 millones asignados a 15 condados grandes (incluido Los Ángeles ) y cinco ciudades con poblaciones de más de 500,000 habitantes para atacar los problemas de la gente que vive en situación de calle y la crisis de salud mental.

“La cantidad de dinero no tiene precedentes para ofrecer servicios y programas para abordar nuestra crisis de salud mental”, dijo Traute Winters.

Por su parte, el doctor Mark Ghaly, secretario de la Agencia de Salud y Servicios Humanos de California (CalHHS) expresó que a menudo ha hablado de Covid-19 como “la gran masacre de las inequidades y disparidades, pero también como el acelerador del cambio”.

“Si nos fijamos en lo que California ha hecho en el espacio de la salud conductual, debido a la pandemia, no solo porque la COVID lo descubrió todo, sino por las oportunidades que tenemos para invertir, reformar y remodelar para construir realmente este movimiento del que hablamos [sobre la salud mental]”.

El doctor Ghaly agregó que, durante la pandemia, las órdenes de permanecer encerrados en casa y, antes de que las vacunas estuvieran disponibles, el gobernador Newsom designó $4,700 millones en la Iniciativa de Salud Conductual para Niños y Jóvenes.

“El propósito de esto es prestar atención a los datos que sabemos de qué más del 50% de los problemas graves de salud mental y los trastornos por uso de sustancias comienzan en la adolescencia o antes”, afirmó.

Estigma entre los latinos

Winters indicó que, en la comunidad latina aún persisten estigmas sobre la salud mental y en NAMI tiene programas de ayuda que no tienen ningún costo.

“La salud mental debe tratarse igual que la salud física; si tienes diabetes, recibirás tratamiento. Si tiene depresión u otra enfermedad mental, también debes obtener tratamiento”, dijo.

Particularmente después de la pandemia, la crisis de salud mental empeoró, especialmente entre los jóvenes, quienes están mostrando severos síntomas de ansiedad o depresión, mismos que luchan por su salud mental y no están recibiendo tratamiento.

“Hay que tener cuidado; a veces puede acabar en suicidio”, advirtió.

La pregunta del millón de dólares

Alberto Kersh, administrador de casos en Gateways Hospital de Echo Park, dijo que, en dicho lugar al menos atienden a 100 personas con problemas de salud mental y el 40% de ellos son latinos.

“Muchas de nuestras instalaciones pretenden ser una especie de transición hacia la posibilidad de pasar a un internado y que las personas logren un poco más de independencia en sus vidas”, dijo.

En enero, el hospital recibió una subvención de $19,2 millones para ampliar sus servicios de salud mental y conductual para jóvenes

Kimberly Guajardo,  directora principal Desarrollo de Programas en Gateways Hospital, consideró que uno de los grandes desafíos que enfrenta la comunidad latina para acceder a servicios de salud mental es que no sabe cómo navegar en el sistema.

“Por eso es muy valioso que NAMI ayude a educar familias, a los clientes y a los proveedores sobre cómo pueden hacerlo y obtener recursos”, añadió.

¿Y usted cree que los alguaciles del condado de Los Ángeles están plenamente capacitados para lidiar con los presos que tienen problemas de salud mental?, se le preguntó.

“Esa es la pregunta del millón de dólares. Creo que las fuerzas del orden están intentando educarse, obtener más información para comprender la salud mental y a las personas que están en crisis.”, respondió.

“Pero sí,  creo que todavía existe un estigma significativo asociado con las personas que padecen enfermedades mentales o problemas de salud mental. Todavía hay mucho miedo. Todavía falta mucha información. Todavía quedan muchas ideas que la gente necesita saber sobre [la forma de] trabajar con personas que tienen enfermedades mentales”.

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