Migrante secuestrado por el Cártel de Sinaloa relata la pesadilla que vivió mientras estuvo retenido

Aníbal es un migrante hondureño que salió de su país en busca del llamado "sueño americano", pero a su paso por México encontró la maldad y la ambición del crimen organizado

Desierto de Sonora

El Cártel de Sinaloa controla la ruta de migrantes hacia Estados Unidos por el desierto de Sonora. Crédito: Daniel Sánchez | EFE

El dolor de los migrantes es enorme, en ocasiones, al buscar una vida mejor se encuentran con otro infierno, uno desconocido que hace mucho daño a toda la sociedad: el crimen organizado. Algunos logran sobrevivir a esta plaga, como ocurrió con un hondureño que relató su tragedia al ser secuestrado por el Cártel de Sinaloa.

Pobreza y violencia vio en su tierra natal, creció bajo un calor abrasador que creía derretía a la gente, según contó al diario Milenio, huyó de todo aquello, buscaba el sueño americano, pero lo que encontró fue la maldad y la ambición.

Aníbal llegó al desierto de Sonora, allí volvió a sentir el calor, pero de diferente forma, bajó al infierno al caer en las garras del Cártel de Sinaloa. Aunque ahora está en Arizona, ese episodio en su vida no lo deja, lo atormenta en los recuerdos, en sus pesadillas y en las consecuencias físicas con las que vive.

Vivir en Valle no era fácil, él era un obrero que sabía lo que era el trabajo arduo y no tener lo suficiente para vivir, en 2022 decidió que no quería más de eso y se contactó con un “coyote” apodado “Rocky”, quien le dijo conocer todas las rutas libres para llegar a Arizona. Jamás había salido de Honduras, pero escuchaba que la ruta del Golfo estaba ocupada por Los Zetas.

La peligrosidad del grupo armando era enorme, todos la conocían, así es que al saber que iría por la ruta del Pacífico se sintió a salvo, pero no sabía lo equivocado que estaba.

El viaje que atraviesa Oaxaca, Puebla, Estado de México, Ciudad de México Michoacán, Jalisco, Nayarit, Sinaloa y Sonora, es más riesgoso que nunca bajo el mando del Cártel de Sinaloa. Especialmente ahora que el negocio del fentanilo ha caído por las presiones de Estados Unidos contra el gobierno de México, según informa Milenio.

Migrantes por fentanilo

Su travesía comenzó en abril de 2023, meses después de la captura de Ovidio Guzmán, con ella el Cártel de Sinaloa movió sus piezas y dejó el fentanilo de lado, pero apostó por un crimen mucho más cruel: el tráfico de migrantes.

Un negocio redondo con doble “pago”, el que hace el interesado para llegar a EE.UU. y el que da su familia para rescatarlo de un terrible secuestro. Los secuestros masivos dejan una ganancia 13 veces mayor a la del fentanilo, según estimaciones del gobierno estadounidense.

Los cárteles cobran 13,000 dólares por llevarlos a la frontera de EE.UU. y otro tanto por liberarlos en el mismo sitio.

Para saber que se realizaron los pagos se maneja un sistema de “papelitos”, el primer “coyote” se los entrega y los migrantes los van dando en cada parada. “El papelito es tu caseta pagada, como dicen en México. Pero un día ya no importa que tengas papelitos, porque pasando Sinaloa y entrando a Sonora ya es otra cosa”, señaló.

Así le ocurrió a él cuando fue levantado junto con otros migrantes, fueron llevados a una casa que parecía a punto de caerse. Allí le pidieron un número telefónico de sus familiares en EE.UU, y quien no tiene debe dar el de su familia en su país natal.

La peor parte la lleva quien no tiene absolutamente a nadie en la vida, ellos son sacados del sitio y llevados a otro donde probablemente los matan, declaró Anibal.

La tortura para los secuestrados es mucha, mientras están amarrados en una cama en medio del calor del desierto anhelan un vaso de agua, nunca llega, pues sus captores les dicen que beberán hasta que sus familiares paguen su rescate, para asustarlos les dicen que las personas solo viven tres días sin tomar líquidos.

La comida consiste en un pan duro, atún compartido y medio vaso de agua, que a veces es derramado para que el sufrimiento incremente. Así el cuerpo comienza a fallar, los riñones, la presión, hasta que la cercana muerte provoca alucinaciones.

Tras el pago que proporcionó una de sus tías Aníbal salió del desierto, llegó a EE.UU., su sueño está cumplido, pero su alegría y su ser se quedó en aquella casa de Sonora, se la quitó el Cártel de Sinaloa.

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