Una nueva “droga zombi” está causando muertes por sobredosis en EE.UU.
Una nueva droga callejera, la medetomidina, está causando un alarmante aumento de sobredosis en Estados Unidos al mezclarse con opioides como el fentanilo, siendo 200 veces más potente que la xilazina
Una nueva droga callejera, conocida popularmente como la “droga zombi”, está causando un alarmante aumento en las sobredosis en todo Estados Unidos. Se trata de la medetomidina, un potente tranquilizante utilizado en animales, que se ha detectado en suministros de drogas ilícitas en Chicago y en otros ocho estados.
Este potente sedante ha sido señalado como responsable de una serie de muertes por sobredosis en el área de Chicago este mes y su presencia en otras regiones del país ha encendido las alarmas de las autoridades sanitarias y policiales.
La medetomidina, desarrollada por Orion Pharmacy y distribuida por Pfizer, es 200 veces más potente que la xilazina, otro sedante animal que ha sido una preocupación creciente desde su aparición en el mercado ilegal durante la pandemia de COVID-19.
Cinco miligramos de medetomidina cuestan alrededor de 43 dólares, lo que la convierte en una opción atractiva para traficantes que buscan aumentar la potencia de sus productos.
Este tranquilizante se suele mezclar con fentanilo y otras drogas ilegales para crear combinaciones extremadamente peligrosas. Los consumidores y distribuidores de drogas a menudo buscan estos cócteles debido a los potentes efectos sedantes que producen, percibiéndolos como una mejora en la calidad del producto. Sin embargo, esta combinación letal también incluye drogas como heroína y cocaína, lo que agrava aún más el riesgo de sobredosis y efectos adversos severos.
El Centro de Investigación y Educación en Ciencias Forenses ha indicado que la medetomidina ha sido frecuentemente detectada en muestras de drogas que contienen fentanilo y xilazina. Los estudios en animales muestran que la medetomidina reduce inicialmente la presión arterial y ralentiza la frecuencia cardíaca, lo que puede llevar a arritmias cardíacas.
En dosis altas, la droga puede disminuir tanto el ritmo cardíaco que el corazón no puede bombear suficiente sangre, causando insuficiencia cardíaca, paro cardíaco repentino o muerte súbita.
No hay antídoto contra las sobredosis por medetomidina
A diferencia de los opioides, la medetomidina no responde a la naloxona o Narcan, los medicamentos más comunes para revertir sobredosis de opioides. Sin embargo, se recomienda el uso de naloxona si se sospecha una sobredosis, ya que la medetomidina casi siempre se encuentra junto con opioides.
Los efectos secundarios graves de la medetomidina incluyen alucinaciones, sedación extrema, confusión y letargo, además de síntomas típicos de sobredosis de opioides como respiración superficial y pupilas pequeñas.
La droga también ralentiza las funciones neurológicas, provocando un estado de “zombificación” en los usuarios, lo que ha llevado a su apodo popular. Estos efectos pueden durar más que los de la xilazina, aumentando el peligro para los consumidores.
La primera detección de medetomidina en drogas incautadas en Estados Unidos ocurrió en Maryland en julio de 2022, y luego en Toronto en diciembre de 2023. Desde entonces, ha aparecido en ciudades como St. Louis, Missouri; Filadelfia en abril; y Pittsburgh a principios de este mes. Además, se ha encontrado en incautaciones de laboratorios clandestinos en Ohio, Florida y Canadá.
En Chicago, las autoridades de salud reportaron que las muestras de drogas con medetomidina contenían también otros sedantes opioides y no opioides, incluyendo fentanilo, heroína, xilazina, alprazolam y cibernautas. Los efectos de la medetomidina se intensifican peligrosamente cuando se mezcla con otros sedantes, lo que complica aún más el tratamiento de sobredosis.
En marzo de 2023, la Agencia Antidrogas de EE. UU. (DEA) advirtió sobre la xilazina, otro sedante animal utilizado por traficantes para potenciar los efectos del fentanilo y otras drogas ilegales. Conocida como “tranq”, la xilazina ha causado efectos devastadores, incluyendo la formación de llagas dolorosas y necrosis, llevando en casos extremos a la necesidad de amputaciones.
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