Expandir monumentos nacionales en California es motivo de celebración

Después de dos décadas de activismo local, el presidente Biden escuchó y respondió a nuestra preocupación; hoy hacemos un llamado para seguir luchando en nuevas designaciones

Montañas San Gabriel

Las Montañas de San Gabriel ofrecen el 70% de los espacios abiertos de Los Ángeles. Crédito: Michael Gordon | Cortesía

Hace poco participé en una excursión de senderismo en las montañas de San Gabriel con el Consejo de Federaciones Mexicanas (COFEM), donde conocí a un niño de unos 9 años quien me platicó en inglés y español, muy entusiasmado, de haber visto la cascada a la que íbamos en camino a visitar.

A lo lejos, la mamá y la tía del pequeño nos observaban, desafortunadamente más tarde me enteré de que el niño padecía de autismo, pero que sólo se expresaba con esa facilidad cuando estaba al aire libre. Esto me dejó sin aliento y más convencido que nunca, de la alquimia que se da cuando entramos en contacto con la naturaleza, especialmente cuando aparece con la curiosidad y apertura de un niño. 

Experiencias como esta son el motor que me impulsan a seguir luchando después de 30 años como parte de COFEM, porque confirman cuán importante – y necesario– es cultivar y mantener una conexión con la naturaleza.

Esto cobra mayor importancia cuando miramos hacia atrás y vemos el momento en que emigramos a los Estados Unidos. Cuando fundamos COFEM teníamos bien claro el objetivo de trabajar en pro de mejorar las condiciones socioeconómicas, educativas, cívicas y de salud mental de quienes emigran de México.

Lo que descubrimos, sin querer queriendo, fue que la recreación al aire libre, era una pieza clave para apoyar la salud y bienestar integral de los inmigrantes, ya que como seres humanos no estamos hechos para pasar mucho tiempo encerrados en oficinas, fábricas o restaurantes. Gracias a este temprano aprendizaje, integramos la conservación de la naturaleza a nuestra oferta de trabajo para honrar y reconectar con nuestras raíces, esos momentos que nos transportan a nuestra infancia en el campo o en el rancho de nuestro país de origen. 

Desafortunadamente la vida urbana nos aleja de esta necesidad, especialmente en un lugar como Los Ángeles donde la falta de espacios verdes es notoria. Es por eso que nos involucramos en la campaña “Montañas de San Gabriel Para Siempre”, con la meta de proteger permanentemente estas tierras públicas para el disfrute y uso de todos, en particular los 18 millones de personas que viven en los alrededores que no suelen tener acceso constante ni diario a espacios al aire libre. 

En el 2014, el presidente Barack Obama declaró parte de las montañas de San Gabriel como monumento nacional, marcando el primer hito importante de la campaña. Sin embargo, nuestra visión era más grande y comenzamos a pedir por una ampliación para anexar más acres de tierras públicas al monumento nacional. Esta visión avanzaría varios objetivos: lograr más equidad en el acceso a la naturaleza, conservar una fuente de agua potable vital para el condado de Los Ángeles, abordar la crisis climática y de biodiversidad, y honrar la importancia cultural e histórica de este pintoresco paisaje. 

¡Hace poco lo logramos!

Después de dos décadas de activismo local y el apoyo contundente del senador Alex Padilla (D-CA), la senadora Laphonza Butler (D-CA), la representante Judy Chu (CA-28), líderes comunitarios indígenas, oficiales electos y residentes locales de la región de Los Ángeles, el presidente Biden escuchó y respondió al llamado ampliando el monumento nacional. No solo eso sino que también anunció la expansión de otro monumento nacional al norte, en Berryessa Snow Mountain, para incluir unas tierras públicas que son sagradas para la nación Yocha Dele Wintun, llamada Molok Luyuk. 

Esta noticia me llena de gratitud con el presidente Biden por cumplir y ampliar estos monumentos, así como con nuestros líderes y aliados, quienes movieron cielo y tierra para que esto sucediera. También da una gran satisfacción saber que estas proclamaciones presidenciales nos acercan más a la meta estatal y federal de proteger el 30 por ciento de las tierras y aguas en los Estados Unidos para el año 2030.  

Aunado a mi agradecimiento por estas expansiones, siento esperanza por las otras tres campañas en California que proponen proteger aún más tierras públicas para el beneficio de esta y futuras generaciones: el Monumento Nacional Chuckwalla, el Monumento Nacional Kw’tsán y el Monumento Nacional Sáttítla Medicine Lake Highland. 

La creación del Monumento Nacional Chuckwalla, en la región sureste del desierto de California, crearía más equidad en el acceso a la naturaleza y oportunidades económicas para las comunidades aledañas; además de ampliar el adyacente Parque Nacional Joshua Tree, Chuckwalla también es parte de un vasto paisaje cultural que incluye el propuesto Monumento Nacional Kw’tsán – tierras públicas que actualmente son administradas por la Oficina de Administración de Tierras (BLM, por sus siglas en inglés) y son terrenos sagrados para la tribu indígena Fort Yuma Quechan. 

En el norte, a unas 30 millas al este del monte Shasta hay un paisaje volcánico llamado Sáttítla Medicine Lake Highlands que contiene un sinfín de recursos culturales tribales importantes.

No obstante, Sáttítla peligra de ser explotada para la generación de energía geotérmica. Convertirlo en monumento nacional salvaguardaría un paisaje sagrado y protegería una fuente de agua potable y limpia para millones de personas. 

La noticia de las ampliaciones de los Monumentos Nacionales de las Montañas de San Gabriel y Berryessa Snow Mountain es motivo de gran celebración para todos los californianos, especialmente nuestra comunidad. Esto habla del poder colectivo y de resiliencia de los latinos. Ahora solo necesitamos concentrar nuestras energías en las campañas que quedaron pendientes para realizar los sueños y esperanzas de estas comunidades. 

Presidente Biden, ¡gracias por escucharnos y ampliar San Gabriel y Berryessa! Ahora contamos con tu liderazgo para designar a Chuckwalla, Kw’tsán y Sáttítla. 

Francisco J. Moreno-Castillo es líder comunitario y activista. También es co-fundador y actual director ejecutivo del Consejo de Federaciones Mexicanas (COFEM).

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