Riesgo de demencia aumenta con inhalación de humo por incendios forestales
La exposición al humo de incendios forestales aumenta significativamente el riesgo de demencia, según un estudio
La exposición al humo de los incendios forestales presenta un riesgo significativo para la salud cerebral, según un estudio extenso de 10 años que involucró a más de 1,2 millones de personas en el sur de California.
Este estudio, dirigido por el Hospital de la Universidad de Pensilvania y presentado en la Conferencia Internacional de la Asociación de Alzheimer en Filadelfia, sugiere que incluso niveles bajos de exposición al humo de los incendios forestales pueden aumentar considerablemente el riesgo de demencia.
En particular, los investigadores encontraron que por cada incremento de un microgramo por metro cúbico en la exposición promedio al humo de los incendios forestales durante tres años, las probabilidades de ser diagnosticado con demencia aumentan en un 21%.
La Dra. Holly Elser, residente de neurología en el Hospital de la Universidad de Pensilvania y autora principal del estudio, enfatizó que los riesgos asociados con el humo de los incendios forestales son aún más en comparación con otras fuentes de contaminación del aire.
Anteriores investigaciones ya habían vinculado las partículas finas, derivadas de vehículos, fábricas y también incendios forestales, con un aumento en los riesgos de demencia, enfermedades cardíacas, asma y otros problemas de salud. Sin embargo, la nueva investigación subraya que el humo de los incendios forestales es un peligro mayor para la salud cerebral.
Partículas finas en el aire
Elser explicó que en los días de mala calidad del aire en California, el humo de los incendios forestales representa más del 70% del total de partículas finas en el aire. Este tipo de contaminación es especialmente perjudicial debido a que las partículas finas del humo de los incendios forestales se generan a temperaturas más altas, contienen una mayor concentración de sustancias químicas tóxicas y son más pequeñas que las partículas de otras fuentes.
Estas partículas, una mezcla de partículas sólidas y gotitas líquidas, son considerablemente más pequeñas que el ancho promedio de un cabello humano, lo que facilita su inhalación profunda en los pulmones y su posible llegada al cerebro.
El estudio, que utilizó datos de monitoreo de la calidad del aire, imágenes satelitales y técnicas de aprendizaje automático, evaluó la exposición de los participantes a las partículas finas y comparó estos datos con diagnósticos posteriores de demencia.
Los participantes, todos mayores de 60 años y sin diagnóstico de demencia al inicio del estudio en 2009, mostraron una relación clara entre la exposición al humo de los incendios forestales y el desarrollo de la enfermedad.
Elser y sus colegas sugieren que para mitigar la exposición al humo de los incendios forestales, las personas deberían mejorar sus sistemas de filtración de aire domésticos y monitorear el índice de calidad del aire utilizando aplicaciones meteorológicas.
Un índice de calidad del aire superior a 100 indica que el aire no es saludable para respirar, y en esos casos, se recomienda permanecer en interiores con las ventanas cerradas o usar una mascarilla N95 al salir al exterior.
Este hallazgo surge en un contexto donde los incendios forestales se están convirtiendo en una preocupación de salud pública creciente a nivel mundial. Según un estudio de la Oficina Nacional de Investigación Económica, el exceso de muertes debido a las partículas finas del humo de los incendios forestales podría superar las 700,000 en los próximos 30 años. Este mismo estudio advierte que el impacto del humo de los incendios forestales provocado por el cambio climático podría ser una de las consecuencias más graves y costosas de un clima más cálido en los Estados Unidos.
Hasta la fecha, casi 3 millones de acres se han quemado en Estados Unidos en lo que va del año, una cifra superior al promedio de los últimos 10 años, aunque el número total de incendios forestales, cerca de 24,000, se mantiene por debajo del promedio, según el Centro Nacional Interinstitucional de Incendios.
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