Un millar de árboles al rescate del calor inclemente de Pacoima y Sun Valley
A pesar de la resistencia de algunos vecinos, la ampliación de la cubierta verde iniciada en 2022 beneficiará a vecindarios y a cinco escuelas
Pacoima y Sun Valley son barrios vecinos en el Valle de San Fernando, de mayoría de población trabajadora latina, que en el verano sufren consistentemente de temperaturas por encima de los 90 grados -más que otras áreas de Los Ángeles-, debido a la falta de árboles y espacios verdes.
La cubierta arbórea media en Los Ángeles es del 21%, pero en barrios como South Los Angeles y Pacoima esa cubierta es apenas de entre el 5% al 7%. En contraste, zonas de mayor nivel económico como Los Feliz y Brentwood, tienen un 40% de zonas verdes.
De acuerdo a un estudio reciente de UCLA Fielding School of Public Health, Pacoima y Sun Valley se encuentran entre las ciudades menos saludables de California, lo que puede hacer que sus residentes vivan menos años.
Esta situación hizo que varias organizaciones como Pacoima Beautiful y LA Conservation Corps (LACC), miembros de la Green Together Collaborative se unieran para poner en marcha The Street Tree Planting Project, un proyecto que consistió en plantar más de 1,000 árboles para combatir el calor extremo,
ampliando la cobertura de sombra, con el objetivo de refrescar áreas del barrio de San Fernando, entre ellas, Pacoima.
“Inicialmente el plan era plantar 2,000 árboles pero por una combinación de razones, incluyendo las restricciones de la pandemia y otras situaciones con los residentes, pudimos plantar 1,024 árboles en 2022 en Pacoima y una sección de Sun Valley”, dice
Araceli Farias, coordinadora de Los Ángeles Conservation Corps, asegura que no se trataba solo de plantar árboles sino de educar a los residentes de Pacoima y Sun Valley sobre la importancia de tenerlos fuera de sus casas.
“Primero debíamos tener el permiso de las familias a las que proponíamos sembrar árboles fuera de sus casas. Muchos pensaban que podían plantar cualquier árbol, pero no era así, cada árbol plantado implicaba un contrato de mantenimiento por tres años, el tiempo que se ocupa para que sea saludable e independiente”.
Junto a la donación de un árbol, la familia recibía mantenimiento asegurado.
“Eso significa que nosotros, vamos y los regamos, lo podamos y hacemos revisiones para asegurarnos de que tengan un crecimiento con calidad”.
Al principio, los vecinos no podían creer que alguien le diera seguimiento por tres años, y cuando ven que siguen regresando cuatro veces al mes se sorprenden, relata Araceli.
Así que el plan de reforestación, consistió en plantar árboles y educar a la gente sobre su cuidado y beneficios.
“Nuestro programa incluyó también plantar 90 árboles alrededor de cinco escuelas en el espacio público porque es algo que les beneficia, ya que no tenía sombra para el área de recreo”.
Fueron cuatro escuelas donde se plantaron árboles: Pacoima Charter School, Vaughn Next Century Learning Center, Vaughn International Studies Academy y Vaughn Pandaland.
Explica que en las escuelas se tuvo que quebrar el concreto para plantar los árboles, mientras que en las áreas residenciales se sembraron en el espacio entre la calle y la banqueta.
Los árboles se establecieron afuera de casas, escuelas y alrededor de negocios.
Por increíble que parezca, Araceli dice que hubo vecinos que se oponían a la plantación de árboles.
“Aún cuando ocupamos más cobertura verde, por lo caliente que se pone Pacoima en el verano, alguna gente se opuso, por razones variadas como que al crecer el árbol, les dañaría las fundaciones de la casa y la plomería”.
Otras razones para rechazar un árbol afuera de la casa, era que con las hojas secas se iba a crear basura; y no faltaron personas que argumentaban que un frondoso árbol atraería a extraños a sentarse bajo su sombra, y no los quería fuera de su casa.
“Estos últimos solían ser personas mayores que no querían ser molestados en sus casas”.
Algunas barreras con las que se encontraron en su afán por llenar de árboles a la comunidad de Pacoima y parte de Sun Valley, fue encontrar a las personas en su casa para que aceptaran plantar el árbol.
“Tuvimos que usar un poco de creatividad para acercarnos y entrevistarlos. Salíamos los sábados a tocar puertas y hablar con los vecinos para explicarles que no todo tipo de árbol iba en cualquier espacio. Con la información, ellos pudieron entender qué tipo de árboles necesitaban”.
Mucho de este trabajo se hizo durante la pandemia, y si los residentes no estaban en casa, la gente de Pacoima Beautiful solo dejaba la información y las estadísticas sobre el efecto Isla Urbana de Calor que representa a las áreas urbanas más calientes,
“Ellos tenían 30 días para responder”, dice Araceli.
Para decidir qué tipo de árbol se acomodaba con cada casa, debieron ver el espacio entre la banqueta y la calle, la proximidad con otros árboles.
“La gente podía escoger entre un árbol pequeño y grande. Dependiendo de la especie, el más pequeño crece entre 15 y 20 pies, el mediano entre 20 y 30 y el grande entre 30 y 40”.
Con este esfuerzo de reforestación, se buscó plantar árboles que tumban sus hojas de octubre a marzo, y que dieran sombra en los meses cálidos.
“De esta manera, la gente no necesitaría prender el aire acondicionado, ahorraría energía, y en el invierno, cuando los árboles no tuvieran hojas, estaría más calientita con más sol”.
Este proyecto nació de la necesidad de más sombra de hojas de árboles en Pacoima y Sun Valley para prevenir las enfermedades por el calor en las poblaciones vulnerables.
“En días como hoy, cuando el calor está en los 90, los árboles actúan como filtros naturales absorbiendo los contaminantes del aire y liberando oxígeno”, dice Roxy Rivas de Pacoima Beautiful.
“Sin árboles suficientes, la calidad del aire puede ser muy afectada, agravando problemas respiratorios como el asma, y otros que se relacionan con los pulmones”.
Pero además los árboles ayudan a reducir el consumo de energía eléctrica y a bajar el costo de las facturas de la luz durante la temporada de calor que suelen llegar muy altas. Recordemos que un gran número de residentes son de bajos recursos en Pacoima y Sun Valley.
“A veces tenemos apagones porque nuestra red eléctrica no es sostenible para los días de temperaturas extremas; así que la sombra de los árboles es una herramienta que podemos usar estratégicamente contra el calor”.
Desafortunadamente, dice que, por cuestiones del contrato para el mantenimiento de los árboles, ya no van a plantar más.
“Lo que sucedió es que la beca que recibimos para plantar árboles era por cinco años. Los primeros dos años fueron para plantar los árboles y los siguientes tres años para el mantenimiento”, precisa Roxy.
Añade que la meta inicial como parte de este proyecto era plantar 2,000 árboles. “Plantamos más de 1,000 afuera de las casas, y el resto han sido árboles frutales que hemos regalado para que las personas los siembren en los patios de sus casas. A estos últimos no les damos mantenimiento”, aclara. Se estima que han donado alrededor de 530 árboles frutales.
Es por eso que, aunque el programa de plantación de árboles que generan sombra ha terminado, Pacoima Beautiful dispone aún de árboles frutales para donar a los interesados.
“Tenemos un buen número de árboles frutales de aguacates, ciruelas, duraznos, granadas y manzanas que queremos regalar”.
Roxy revela que reciben retroalimentación de los vecinos, cuando van a darle mantenimiento a los árboles en las casas o escuelas.
“Uno de los problemas a los que nos enfrentamos cuando plantamos árboles es el vandalismo, gente que les causa daño, los tumba o los dañan y gracias al contrato de mantenimiento que tenemos, hemos podido reparar y reemplazar”.
Por otra parte, revela que un grupo de UCLA evaluará los resultados de este proyecto de plantación de árboles y comparará el cambio, el antes y el después.
“Los resultados de esa evaluación los vamos a tener para finales de 2025”, dice Roxy.
Los árboles que se plantaron en Pacoima y Sun Valley fueron de las especies: African Sumac, Fern Pine, Aleppo Pine, Crape Myrtle, Australian Willow, Bay Laurel, Golden Medallion, Chitalpa, Chinese Pistache, Chinese Elm, Golden Rain, Chinese Flame y Raywood Ash
Silvia Fajardo, directora de la Pacoima Charter School, una escuela que atiende a estudiantes del prekinder al sexto grado, dice que afuera en la banqueta se plantaron 20 árboles que van creciendo saludablemente.
“Aún no están frondosos, pero ahí van. Se plantaron en un lugar que no había nada de sombra y era puro sol, y es donde los papás esperan a sus hijos después de la escuela”.
Dice que cuando Pacoima Beautiful se acercó a ellos para ofrecerles la plantación de árboles, les pareció excelente, porque antes habían tenido algunos que se les murieron por falta de riego, o porque los niños se colgaban.
“En este caso, Pacoima Beautiful nos ofreció los árboles con un contrato de mantenimiento por tres años para cuidarlos hasta que estuvieran suficientemente fuertes antes de que nosotros nos hiciéramos cargo”.
La directora dice que ahora son los niños del grupo de jardinería quienes se encargan del cuidado de los arbolitos.
“Les encanta hacerlo, y tener estos árboles es muy importante para nosotros porque en esta área de Pacoima hay mucha contaminación. Tenemos el Aeropuerto Whiteman, basureros y fábricas cerca por lo que el aire no es muy bueno”.
Fajardo dice que la plantación de estos árboles es parte del esfuerzo de la escuela por contar con más áreas verdes para hacer frente al calor.
“Tenemos un jardín muy grande con dos fuentes de agua y creamos el jardín de la literatura en donde los niños que quieran estar ahí, tienen que leer libros”.
Pero además los niños tienen sus clases de cocina con los chiles y verduras que plantan en un jardín de la escuela donde aprenden a cocinar comida de diferentes países y aprenden un poco de esas culturas.
Un estudio de abril de 2023 de la UCLA Fielding School of Public Health da cuenta de que al mejorar la cubierta de árboles y el acceso a los parques y espacios verdes en el condado de Los Ángeles, particularmente en las comunidades de color de bajos ingresos.
Esta historia es la última de una serie de tres del EMS/UCLA-LENS LA Fellowship financiada por Bezos Earth Fund.