La urgente necesidad del TPS para los nicaragüenses: un llamado a la acción

Como fundador de NALDEF he sido testigo de la resiliencia y determinación de los nicaragüenses que buscan una vida mejor en Estados Unidos

El TPS es un salvavidas fundamental para muchos nicaragüenses.

El TPS es un salvavidas fundamental para muchos nicaragüenses. Crédito: Jacquelyn Martin | AP

Desde 2018, Nicaragua ha descendido en una profunda crisis humanitaria bajo un régimen cada vez más autoritario. Leyes diseñadas para silenciar la disidencia y aplastar la oposición han llevado a la confiscación de bienes y a la pérdida de la nacionalidad para muchos que se atrevieron a ejercer sus derechos políticos. Miles se encuentran apátridas, incapaces de obtener siquiera documentos de identificación básicos, ya que varios consulados nicaragüenses en Estados Unidos han cerrado sus puertas. Para muchos nicaragüenses que buscan refugio, la incertidumbre sobre su futuro es mayor que nunca, agravada por un sistema de asilo estadounidense abrumado que deja a innumerables personas merecedoras de asilo esperando años por una respuesta o perdiéndose en el sistema.

Como fundador del Fondo Nicaragüense Americano de Defensa Legal y Educación (NALDEF), he sido testigo de la resiliencia y determinación de los nicaragüenses que buscan una vida mejor en Estados Unidos. Desde 2019, mi organización ha apoyado incansablemente a las comunidades inmigrantes, centrándose particularmente en la educación y la defensa de los derechos de las mujeres y de las personas más vulnerables. Sin embargo, al navegar las complejidades de los derechos humanos y la reforma migratoria, nos encontramos en una coyuntura crítica para los nicaragüenses, cada vez más marginados y desprotegidos por su propio gobierno.

Esta crisis, que va en aumento, exige atención urgente. Los nicaragüenses que huyen de la opresión no buscan simplemente asilo en un país más seguro; muchos luchan por su derecho a existir. Estados Unidos debe responder a la demanda abrumadora de asilo, y la comunidad internacional debe ejercer presión para hacerle rendir cuentas al gobierno nicaragüense por sus violaciones de derechos humanos. Las consecuencias de la inacción son demasiado graves para ignorarlas.

El programa de Estatus de Protección Temporal (TPS) es un salvavidas fundamental para muchos nicaragüenses y otros inmigrantes en este país. Con una historia significativa de apoyo a personas que huyen de la violencia y los desastres naturales, una nueva designación de TPS podría proporcionar protecciones cruciales para aquellos que no pueden regresar de manera segura a su tierra natal.

Además, los beneficiarios del TPS tienen el poder de motivar a sus familias, amigos y comunidades a participar en el proceso cívico. Sus contribuciones a la economía son sustanciales: tan solo en 2021, pagaron más de 2,200 millones de dólares en impuestos, con casi mil millones beneficiando a los gobiernos estatales y locales. Proteger el estatus del TPS no solo salvaguarda estas contribuciones vitales, sino que también apoya el bienestar de innumerables familias y economías locales, reforzando la estructura de la sociedad estadounidense.

Nuestra presión continua resalta la importancia de la movilización popular. Estamos lanzando iniciativas para recolectar firmas para contar con cartas dirigidas al presidente, a los secretarios de Seguridad Nacional y de Estado, y a representantes del Congreso, solicitando una nueva designación del TPS para los nicaragüenses. Nuestro objetivo es recolectar 100,000 firmas para demostrar un amplio apoyo a este programa esencial.

A Nicaragua se le otorgó el TPS en 1998, después de que el huracán Mitch dejara una devastación de la que el país aún no se ha recuperado por completo. Hasta la fecha, menos de 3,000 nicaragüenses tienen ese estatus, pero más de 300,000 que han huido como resultado de la crisis actual podrían beneficiarse
de una nueva designación. Además, el anuncio de la administración Biden de que los participantes en un programa de permanencia humanitaria actual no podrán extender su estadía, dejaría a cerca de 100,000 más, que viven y trabajan legalmente en nuestro país, sin poder regresar de manera segura a Nicaragua.

Muchos no pueden solicitar asilo, ya sea porque carecen de un caso meritorio o de pruebas documentadas para demostrarlo. Les estamos pidiendo que no presenten solicitudes de asilo sin fundamento para permanecer aquí, evitando así agregar al enorme volumen de casos pendientes en el DHS y en los tribunales de inmigración. Una nueva designación de estatus de protección temporal es el camino a seguir.

Sin embargo, el panorama político presenta desafíos. Una renuencia dentro de la administración actual ha estancado las medidas necesarias de alivio migratorio, y fallos judiciales recientes siembran dudas sobre el futuro del TPS, generando temores de que designaciones pasadas para nicaragüenses, salvadoreños, nepaleses, haitianos, entre otros, puedan ser rescindidas nuevamente.

Aun así, queda esperanza. Este es el momento adecuado para que los nicaragüenses en Estados Unidos impulsen la acción política, abogando por el TPS y el derecho a participar en la vida cívica. Muchos en las comunidades latinas e inmigrantes se sienten desconectados de los procesos políticos, pero mediante el
contacto directo y la difusión, podemos cambiar esa narrativa. A medida que los voluntarios interactúan con los votantes en estados clave—Arizona, Georgia, Florida, Michigan, Minnesota, Nevada, Carolina del Norte, Pennsylvania, Texas y Wisconsin—ellos se están asegurando de que la protección del TPS sea un
tema central de discusión, al mismo tiempo que educan al público sobre su importancia. Se utilizarán las redes sociales para amplificar los esfuerzos de los voluntarios y brindar a todos la oportunidad de difundir información sobre este tema crucial utilizando el hashtag #TPSJustice.

Estoy aprovechando la divulgación comunitaria, desde mercados de agricultores hasta asambleas locales, para fomentar conversaciones sobre la importancia de la reforma migratoria y el apoyo al TPS. Al conectarnos con vecinos y funcionarios locales, podemos contrarrestar las narrativas negativas predominantes sobre los inmigrantes y resaltar las contribuciones que hacemos a la sociedad.

Conforme nos acercamos a las elecciones, cada nicaragüense y aliado debe participar activamente en esta campaña. Esta es una oportunidad única ya sea mediante donaciones o trabajo voluntario, cada acción amplifica nuestras voces y asegura que los nicaragüenses no se queden en las sombras.

La lucha por la justicia y la igualdad para los nicaragüenses en Estados Unidos continúa. Juntos, podemos marcar la diferencia, no solo para esta generación, sino para las generaciones venideras. Unámonos, elevemos nuestras voces y luchemos por las protecciones y derechos que cada individuo merece.

(*) Harold Rocha, fundador y presidente del Fondo Nicaragüense Americano de Defensa Legal y Educación (NALDEF).

Los textos publicados en esta sección son responsabilidad única de los autores, por lo que La Opinión no asume responsabilidad sobre los mismos.

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