Golpe bajo: un país reorienta presupuesto para eléctricos

Italia ha propuesto redirigir gran parte de sus fondos previstos para apoyar el desarrollo de coches eléctricos a otras áreas económicas

Equinox EV ¿El auto eléctrico más económico y con autonomía

Chevrolet Equinox EV. Crédito: Chevrolet. Crédito: Cortesía

El sector automovilístico de Italia enfrenta una encrucijada. En un movimiento inesperado, el Gobierno ha decidido reducir drásticamente las ayudas planeadas para la transición a los vehículos eléctricos, redistribuyendo 4,600 millones de euros a otros sectores económicos en el presupuesto propuesto para 2025.

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Esta medida, que aún debe ser ratificada en diciembre, tiene al sector automotor y a los principales fabricantes, como Stellantis, en alerta.

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Aunque el gobierno había planteado un ambicioso plan de apoyo a la electrificación hasta 2030, este redireccionamiento presupuestario ha suscitado dudas sobre el compromiso a largo plazo con la industria de vehículos eléctricos.

En 2022, Italia lanzó un proyecto de inversión de 8,700 millones de euros para fomentar la transición hacia los coches eléctricos, con miras a cumplir las regulaciones europeas que exigen una eliminación progresiva de los motores de combustión interna para 2035.

Sin embargo, la reciente propuesta presentada por Giancarlo Giorgetti, Ministro de Economía de Italia, indica que cerca de 4,600 millones de euros de las ayudas previstas se redirigirán a otras áreas, reduciendo considerablemente el respaldo financiero para la electrificación en los próximos cinco años.

De aprobarse, esta medida reduciría las ayudas anuales, que originalmente serían de hasta 1,000 millones de euros, a unos modestos 200 millones anuales a partir de 2025.

Preocupación en la industria automotriz

La respuesta del sector automovilístico italiano no se ha hecho esperar. Esta decisión amenaza con impactar la transición energética, justo cuando la industria se enfrenta a la presión de la Unión Europea para eliminar los vehículos de combustión en 2035.

Stellantis, que tiene una presencia significativa en Italia, ha expresado sus inquietudes sobre la sostenibilidad de las inversiones a largo plazo, y teme que la falta de incentivos afecte las ventas de coches eléctricos y ralentice la adopción generalizada de estos vehículos.

Ante estas preocupaciones, Adolfo Urso, Ministro de Industria de Italia, ha intentado calmar los ánimos asegurando que el gobierno continuará impulsando el sector automotriz a través de inversiones en la cadena de suministro, particularmente en la producción de componentes, una fortaleza clave de la industria italiana.

Sin embargo, la ambigüedad de esta promesa ha hecho que muchos expertos teman que el apoyo directo a los consumidores para la compra de coches eléctricos esté en riesgo.

Impacto potencial en el mercado de coches eléctricos

Si el presupuesto se aprueba tal como se ha planteado, las ayudas directas para la adquisición de vehículos eléctricos podrían desaparecer en gran medida, lo que representaría un golpe significativo en un mercado que todavía depende de estos incentivos para ganar tracción.

La inversión en componentes, aunque positiva para los proveedores locales, no compensaría la reducción en los fondos destinados al apoyo al consumidor, según observadores del sector.

Con el cambio en el enfoque de la inversión, muchos compradores potenciales podrían posponer sus planes de adquisición de un coche eléctrico, ante la falta de estímulos financieros.

En el contexto europeo, donde varios países han intensificado sus apoyos para cumplir con los objetivos de reducción de emisiones, la posición de Italia podría dejarla en una desventaja relativa en la transición hacia una movilidad más sostenible.

Un panorama incierto para el sector eléctrico en Italia

Italia se enfrenta a una paradoja: si bien la transición hacia la electrificación es una necesidad reconocida a nivel mundial, el cambio de dirección en las políticas de inversión podría poner en riesgo los avances logrados hasta ahora.

Aunque el Gobierno insiste en que esta medida es necesaria para priorizar otros sectores, la industria automotriz teme que la falta de incentivos comprometa el crecimiento de los eléctricos en el país.

En paralelo, algunos defensores del medio ambiente y sectores de la oposición han comenzado a cuestionar la coherencia del enfoque gubernamental en relación con los compromisos climáticos europeos.

La reducción de incentivos podría dar lugar a críticas de la Unión Europea, que promueve agresivamente la eliminación de las emisiones en el transporte terrestre y podría presionar al Gobierno italiano para que mantenga los fondos destinados a la electrificación.

Próximos pasos: el presupuesto y el debate parlamentario

El futuro de esta propuesta depende de la aprobación en ambas cámaras legislativas italianas, un proceso que se espera finalice en diciembre.

Mientras tanto, tanto los defensores de los coches eléctricos como las empresas del sector automotriz han comenzado a hacer campaña para que el presupuesto se revise, proponiendo alternativas que permitan mantener parte de los incentivos para los consumidores.

Queda por ver si el gobierno responderá a las presiones del sector o si continuará adelante con su plan de redistribución presupuestaria.

La decisión final tendrá repercusiones a largo plazo, no solo para el mercado de coches eléctricos en Italia, sino también para el objetivo europeo de descarbonizar el sector de transporte en los próximos años.

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