A casi tres años de la guerra en Ucrania, ¿Está Europa al borde de una nueva crisis del gas?
Un noviembre frío, el aumento de los precios del gas y el fin de un contrato clave de gas por gasoducto han hecho temer que Europa esté al borde de otra crisis
La subida de los precios del gas en las últimas semanas ha traído algunos malos recuerdos a los comerciantes europeos de energía, y a los Gobiernos.
Están frescos los recuerdos de los problemas que afectaron a los mercados energéticos tras la invasión rusa de Ucrania en 2022. Cuando el continente se apresuró a poner fin a su dependencia del gas ruso, los precios se dispararon.
Aparte de alimentar una inflación ya galopante, aquella situación provocó inquietud ante la posibilidad de que se produjeran apagones. La persistencia de los precios altos también acarreó problemas a las industrias que consumen mucha energía, lo que provocó algunos cierres y pérdidas de puestos de trabajo.
Al final, Europa superó los dos últimos inviernos, en gran parte gracias a un clima más suave de lo esperado, que le permitió mantener bajo el consumo de energía. Sin embargo, el frío comienzo de noviembre ha contribuido a una nueva subida de los precios del gas natural.
Los precios se dispararon en noviembre, alcanzando casi los $51.6 dólares por megavatio-hora (MWh) el 21 de noviembre, el precio más alto en más de un año.
¿Están justificados los temores?
“Los precios han subido aproximadamente un 40 % desde mediados de septiembre“, declaró a DW Petras Katinas, analista energético del Centro de Investigación sobre Energía y Aire Limpio (CREA). “Así que es un salto bastante grande”.
La perspectiva de un invierno más frío ha hecho temer que los inventarios -totalmente abastecidos hasta hace poco- se agoten y alimenten una subida cíclica de los precios.
Sin embargo, Katinas afirma que el control de Rusia sobre el mercado europeo se ha debilitado mucho desde 2022 y que hablar de “crisis” es exagerado. “Yo no lo llamaría crisis, sobre todo si comparamos lo que ocurrió realmente en 2022 y 2023”, dijo. “La mayoría de los Estados miembros de la UE ya no tienen una gran dependencia del gas ruso”, asegura.
¿Se acaba la dependencia del gas ruso?
Rusia está lejos de ser el gigante que fue en términos de suministro de gas a la UE. La cuota de gas ruso suministrado por gasoducto e importado por los Estados miembros cayó del 40 % del total en 2021 a cerca del 9 % en 2023.
Aún así, según datos recientes del CREA, el aumento del gas natural licuado (GNL) ruso en el bloque significa que sigue representando el 18 % de las importaciones totales de gas de la UE, un aumento de casi el 5 % desde 2023.
Pero la entrada de gas por gasoducto sí parece acercarse a su fin. Austria, uno de los últimos países europeos que aún recibía gas por gasoducto de Rusia, dejó finalmente de recibir el hidrocarburo tras una disputa legal con Gazprom, la empresa estatal rusa de gas.
Aunque Eslovaquia y Hungría siguen recibiendo gas ruso por gasoducto, todo parece indicar que ese acuerdo prácticamente finalizará a finales de 2024.
El acuerdo quinquenal de tránsito de gas entre Gazprom y la empresa estatal ucraniana Naftogaz, para el tránsito del gas ruso por territorio ucraniano, expira a finales de año y Kiev afirma que no lo renovará.
Sorprendentemente, por ahora, a pesar de todo lo ocurrido en los últimos tres años, la UE sigue siendo el mayor cliente de Rusia tanto de gas por gasoducto como de GNL. En octubre, la UE compró el 49 % de todas las exportaciones rusas de GNL y el 40 % de todas sus exportaciones de gas por gasoducto.
¿Podría el GNL resolver el problema?
Desde que el gas ruso por gasoducto a Europa se cortó en gran parte en 2022, el GNL ha cobrado mayor importancia para ambas partes. Los volúmenes de GNL ruso importados por el bloque han aumentado cerca de un 15% en lo que va de año.
Ed Cox, responsable de GNL mundial del proveedor independiente de datos sobre materias primas ICIS, señala que el GNL representa ahora el 34 % de la cuota total de gas de Europa desde la invasión de 2022, el doble que antes. El giro hacia el GNL significa que Europa es ahora más vulnerable a las presiones mundiales sobre los precios.
“Europa está más conectada que nunca a los fundamentos de un mercado global”, declaró a DW. Incluso, después de que la demanda europea de gas haya caído alrededor de un 20% desde antes de la invasión rusa de Ucrania, debido a los altos precios, el clima inesperadamente más cálido y una mayor producción de energías renovables.
Cox cree que, en caso de que el invierno sea frío y se ponga fin al acuerdo de tránsito con Ucrania, Europa aún podrá satisfacer sus necesidades de gas con GNL. Eso sí, correrá el riesgo de que los precios suban aún más para competir con la demanda asiática, ya que el suministro no aumentará drásticamente en el corto plazo.
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